viernes, 9 de noviembre de 2012

EPÍLOGO.

Aquí está, por fin. El epílogo. El final de esta historia que me ha gustado tanto escribir y que leyerais. No lo voy a negar, me ha costado mucho escribirlo, y tampoco creo que haya quedado a la altura de lo que me gustaría, pero no me va a salir algo mejor. Espero que os guste.
Me gustaría dar las gracias, ya que es el final, por muchas cosas. Gracias a todas las que hayáis leído en algún momento algún capítulo de mi novela. Aunque sólo haya sido uno y no hayáis seguido, eso ya significa mucho para mi. Gracias a todas las que estáis desde el principio hasta ahora, que es el final. Gracias a las que os habéis incorporado casi al final. En resumen, gracias a todas las que me habéis leído, no sabéis lo que significa para mi que alguien dedique parte de su tiempo a leer lo que yo he escrito. Significa muchísimo.
Gracias también por todos los comentarios que he recibido, tanto en el blog, como por twitter o como por ask. Todos fueron buenos comentarios y eso sólo me daba más y más ganas de seguir escribiendo. Dudo mucho que hubiera llegado a la mitad de la novela si nadie me hubiera comentado nada.
Y no sé qué más decir... sólo espero que os haya gustado y que hayáis disfrutado leyéndola tanto como yo lo he hecho escribiéndola.
Ya sabéis, como siempre, cualquier cosa que queráis me dejáis un comentario en la entrada, una mención en twitter o una pregunta en ask. Leeré todo.
Twitter: @myhoranwish
Ask: ask.fm/bradfordbadguy

Por cierto, me gustaría avisaros también de que probablemente comience una nueva novela. No, no es la del otro blog que empecé, esa la he abandonado por falta de tiempo e ideas (LO SIENTO), pero tengo ya varias ideas pensadas y tal, y probablemente la suba a twitpic. Por lo tanto, todas las que queráis que os avise cuando empiece a subir capítulos de esa nueva novela, OBLIGATORIO, DEJAD UN COMENTARIO EN ESTA ENTRADA. NO VALDRÁ MENCIÓN EN TWITTER NI PREGUNTA EN ASK, NO. COMENTARIO EN ESTA ENTRADA. Es que si no, luego pierdo las menciones y me hago un lío. Así que comentario aquí, ¿vale?

Y nada más, os dejo leer el epílogo tranquilas. Una vez más, muchísimas gracias por todo. Os quiero.


[Un año más tarde...]

Viernes, 4 de octubre de 2013.
Manchester.

Querido diario:

Cuánto tiempo sin hablar contigo. Desde que tenía doce años, en concreto, que fue la última vez que te escribí. Pido perdón por ello, ya sabes lo despistada que soy y lo mucho que me cuesta cumplir una rutina.

Me imagino que te preguntarás por qué me molesto en escribirte ahora, con mis dieciocho, así, sin venir a cuento. Pues bien, es muy simple: estaba haciendo limpieza en mi cuarto (por increíble que parezca) y te encontré. Leí las pocas páginas que hay escritas y recordé bastantes cosas que me ocurrieron en el pasado y que ya había olvidado. Y pensé "¿Por qué no contarle lo que me ha ocurrido en este último año?". Así quedará grabado para la posteridad y, por mucho que pasen los años y los recuerdos se borren de mi mente, perduraran para siempre entre estas hojas. Y, quién sabe, quizás cuando sea mayor, muy mayor, dentro de veinte o treinta años, pueda leerles todo esto a mis hijos (si es que los llego a tener).

En fin, quién me iba a decir a mi que, con apenas diecisiete años recién cumplidos, mi vida iba a dar semejante vuelco. Quién me iba a decir a mí que aquél simple viaje de amigas se convertiría en algo tan importante, algo que marcaría mi vida posterior. En realidad, nadie se lo había imaginado jamás.

Ha pasado ya un año desde que regresamos a Manchester, después de todo lo vivido en la maravillosa ciudad de Londres, pero todavía me acuerdo de cada momento con todo detalle. Y si no, las chicas se encargan de recordármelo, por eso no hay ningún problema.

Te preguntarás qué fue de nosotras después de todo aquello. Ocurrieron muchas cosas, no te lo voy a negar, quizás demasiadas y todas en un período demasiado corto de tiempo. Cosas buenas, cosas malas. Sonrisas, llantos, alegrías, tristezas, confusiones... de todo. Pero voy a dejar de andarme con rodeos y ser clara.

¿Por quién empiezo? ¿Por Caitlin? Cómo se nota que Niall la adora. Y normal lo veo. 
Pese a que, cuando regresamos de Londres, ella estaba destrozada y no dejaba de llorar ni un segundo por él, eso no duró mucho más de tres días. Se llamaban, se escribían, se mandaban mensajes, hablaban por skype, por facebook, por twitter y por toda red social inventada. Niall venía a verla casi todos los fines de semana, ya que siempre solía tener algún día libre, a no ser que estuviera de viaje en otro país. Incluso Caitlin se fue cuatro días de viaje con él a Irlanda durante las vacaciones de Navidad (viaje del cual volvió muy contenta, no me quiero ni imaginar lo que ocurrió allí, pero supongo que de todo). No lo voy a negar, eran una pareja envidiable. Demostraron que no hacía falta verse todos los días para quererse y que, pese a no vivir demasiado cerca el uno del otro, las relaciones a distancia podían funcionar. Y ahora que Caitlin ha conseguido entrar en la facultad de fotografía de Londres, ambos se han mudado a vivir juntos a un piso allí. La echo mucho de menos, muchísimo, pero también me alegro un montón por ella. Se merecía ser feliz, y qué menos que con el amor de su vida. Al menos, me consuela saber que en poco más de dos meses, cuando sean las vacaciones, vendrá a pasar unos días a Manchester y podré volver a verla (eso si no me escapo yo antes hasta allí).

Con Claire pasó un poco más de lo mismo. Liam hizo exactamente lo que había prometido, pero de una forma un poco... sorprendente. Una semana después de que regresáramos, ni más ni menos, se presentó en casa de Claire sin avisar (bueno, en realidad Caitlin, Lauren y yo lo sabíamos, pero éramos las únicas). ¡Imagínate como fue la cara de su padre cuando vio en la puerta de su casa a un chico que se presentaba como el novio formal de su hija! Yo no estaba presente, pero según me ha contado Lauren, que si que estaba allí, Claire no podía haberse puesto más roja. Al parecer, los cuatro tuvieron una cena en familia, durante la cual se conocieron los unos a los otros y, en cuanto Liam regresó a Londres esa misma noche, los padres de Claire le dieron, por enésima vez, "la charla". Y digo por enésima porque no era la primera vez que se la daban. ¡Pobrecita Claire! Pero, mirándolo por el lado positivo, ella y Liam están genial en estos momentos. Claire sigue viviendo en Manchester, pero ambos están preparando un viaje para hacer durante las vacaciones de Navidad. La India, China o México, esa es la cuestión. No nos podían salir más exóticos, los tíos...

Y ya que he mencionado a Lauren un poco más arriba, voy a hablarte sobre ella... porque lo de Lauren tiene tela. Ya sabes que justo el día que nos íbamos se habían reconciliado, ¿verdad? Pues bien, a partir de ahí todo iba genial. Pareja envidiable, se querían, confiaban el uno en el otro, se gastaban bromas entre ellos, se llamaban a todas horas... y todo eso, pero sólo les duró un par de semanas. ¿Qué ocurrió después? Pues ya sabes cómo le gusta a la prensa inventar mil y una historias sobre Harry. Dio la casualidad de que Lauren leyó una de ellas y le llamó para comentárselo y pedirle que lo aclarara todo (lo admito, esta vez Lauren fue más precavida y no le echó nada en cara, simplemente quiso cerciorarse). ¿El problema? Harry la interpretó mal, o eso quiero pensar, se enfadó, Lauren se le rebotó, comenzaron a gritarse por teléfono y... bueno, la cosa no acabó bien. Al día siguiente, Lauren nos comunicó que habían cortado. Me sorprendió, por otra parte, lo bien que se lo tomó ella. No parecía afectada en absoluto e incluso comenzó a tontear con otros chicos. A uno de ellos, Dan se llamaba, lo trataba de forma especial. Estaba claro que él estaba interesado en ella, pero quería lo que quería. Y lo terminó consiguiendo. O, al menos, estuvo a punto. Te explico por qué.
Ya sabes lo influenciable que puede llegar a ser Lauren a veces. Pues bien, el chico logró convencerla y fue hasta su casa, los dos juntos, solos, una tarde que los padres de Lau no estaban. Lauren se iba arrepintiendo poco a poco, pero no era capaz de decirle a Dan que no. Y entonces, ¿qué ocurrió? Sí, chico, sí, lo que sólo ocurre en las películas. Harry apareció en la puerta de su casa (había viajado directamente desde Londres para ello), disculpándose por todo lo ocurrido y pidiéndole casi de rodillas que volviera con él. Ella, que obviamente seguía enamorada de él (y trataba de ocultarlo con otros chicos) le dijo que sí y esa noche... Harry se quedó a dormir en su casa. No preguntes más. (Por supuesto, voy a omitir el encontronazo entre Harry y Dan en la habitación de Lauren, porque te aseguro que no fue demasiado agradable... por lo menos para Dan). Cabe añadir que esta misma situación se ha dado dos veces más, la primera por otro rumor que había salido sobre Harry y la segunda porque Lauren tuvo una crisis un día, ya que creyó haberse enamorado de otro chico (al final no resultó ser). De hecho, en estos precisos momentos, llevan tres días sin hablarse (no sé qué les ha ocurrido esta vez), pero no te preocupes, les doy dos días más para que se reconcilien.

Y respecto a Louis y a mí... todo sigue igual. Bien, por suerte. En realidad, no nos vemos tanto como me gustaría, ya que está muy ocupado, si no es trabajando, es arreglando los papeles de la nueva casa a la que se va a mudar o viajando hasta Doncaster para ayudar a su madre a cuidar de su abuelo, que está bastante mal. De todas formas, se ha pasado alguna vez por Manchester y todo ha sido tan genial como siempre, porque no hemos perdido relación ninguna. Seguimos hablando por teléfono TODAS las noches, no ha habido ninguna que no hayamos hablado (así están mis padres hasta el moño de las largas facturas que les llegan a fin de mes). 
Y atención, me ha dicho que quiere presentarme a su madre y a sus hermanas durante estas vacaciones de navidad (sí, tiene pensado que me vaya con él una semana a Doncaster). No puedo estar más nerviosa, de verdad que no. ¿Cómo serán? ¿Me aceptarán? ¿Y si no les caigo bien? Al fin y al cabo, su hijo no deja de ser una persona famosa, y quizás no vean aceptable que estemos juntos... yo que sé, cada día surgen mil dudas nuevas. Yo, simplemente, trato de ignorarlas, básicamente porque Louis se enfada conmigo a la mínima que las mencione...

Sí, lo sé, sé que te has dado cuenta. Falta alguien. Amy. He tratado de evitar tocar ese tema durante todo este tiempo que llevo escribiéndote, pero me he dado cuenta de que no tendría sentido contar cómo ha sido este último año sin incluirla a ella. Porque pese a que las cosas hayan dado un giro de 180 grados, ella formó parte de toda esta historia, y eso es algo que no se puede evitar. Pues bien, empezaré por el principio, pero seré breve y clara.

Amy estaba enamorada de Zayn. Zayn no acudió a la estación con los demás chicos para despedirse. Lo que pensó Amy fue que durante todo este tiempo la había tenido engañada, que no la quería de verdad. No dijo ni una sola palabra durante todo el viaje de vuelta, y nada más llegar a Manchester, se fue a su casa sin apenas despedirse de nosotras. No quiso salir en la última semana que teníamos antes de volver a empezar las clases en nuestro último año de instituto. No sabíamos si le ocurría algo más aparte de estar triste por Zayn, no respondía a las llamadas, no contestaba a los mensajes, no nos abría la puerta. Su madre nos daba evasivas, mandándonos de vuelta para casa de la forma más sutil posible, pero en su rostro podíamos observar lo preocupada que se encontraba por su hija.
Llegó el primer día de instituto y Amy no apareció por allí. A la salida volvimos a probar suerte, acercándonos hasta su casa para preguntar por ella. Esta vez, su madre nos dio una respuesta. Amy se había cambiado de instituto por voluntad propia. En resumen, no quería saber nada más de nosotras. Quería olvidarse de todo y empezar de cero. Lo que no entendíamos demasiado bien era el por qué. Nosotras no teníamos la culpa de nada de lo que le había ocurrido con Zayn, ni mucho menos. De hecho, sólo estábamos allí para ayudarla.
Y menos aún entendimos la situación cuando, aproximadamente, dos semanas más tarde, Louis y Niall nos contaron lo que realmente había sucedido: Zayn sí que estaba enamorado de Amy. Zayn sí que la quería. Zayn no quiso verla sufrir por verla triste por su regreso y no fue lo suficientemente fuerte como para afrontar esa situación, por lo que decidió no ir a despedirla. Una estupidez. De todas formas, rectificó a tiempo y apenas un par de días después, se presentó en la puerta de casa de Amy, declarando todo su amor por ella, pidiéndole perdón, rogándole que se olvidara de todo lo pasado y dándole explicaciones para todo. Pero lo más fuerte es lo que hizo Amy después: se encogió de hombros y le cerró la puerta en la cara.

Zayn se mosqueó y volvió a Londres, no sin antes volver a intentarlo dejándole varios mensajes en su buzón de voz. Decidió olvidarse de ella y, aunque en un principio le costó, lo consiguió. Conoció a Perrie, una chica con la que compartía profesión, y al parecer se llevan estupendamente. Y de Amy... no he vuelto a saber nada. Ni ella se ha molestado en saber de mi, un año después de todo lo que ha sucedido. Supongo que todo esto debía de ocurrir, que si pasó, fue por algo. Me da mucha pena haberme distanciado de ella, pero yo ya he hecho todo lo posible por tratar que las cosas volvieran a ser como antes. Y ella ha respondido cambiándose de instituto e ignorando todas nuestras llamadas y mensajes. Así quiso ella que fuera, y así ha tenido que ser, por desgracia.

Y bueno, la historia ya va llegando a su fin. ¿Te ha quedado todo claro? Eso espero, porque me he dejado la mano escribiendo aquí. Lo que pasará a partir de ahora, no lo sé. Pasará lo que tenga que pasar. De momento, sólo quiero centrarme en mis estudios en la universidad y en la visita a la familia de Louis de estas Navidades... sí, sé que soy pesada, pero no puedo sacármelo de la cabeza. Ya me conoces, ya sabes como soy.

En fin, querido diario, ha sido un placer reencontrarte después de tanto tiempo. Creo que mi deber era ponerte al día de lo que está pasando ahora. Y así he hecho. Espero que la próxima vez que te escriba sea tan sólo para contarte cosas buenas.
Y ahora te dejo. Hoy es viernes, a Louis le han dado el día libre y ha cogido un tren hacia aquí para pasar el fin de semana conmigo. Ya debe de estar a punto de llegar a la estación y me gustaría estar allí para recibirlo, hace dos semanas que no le veo.

Gracias por haberme escuchado, ya que esta ha sido la única forma de desahogarme en condiciones desde hace bastante tiempo. Gracias, de verdad.

Buenas noches.

Katie.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Capítulo 42 - ÚLTIMO.

Hola, como ya sabéis este es el último capítulo, pero todavía falta el epílogo, que lo subiré en cuanto pueda. Espero que os guste y cualquier cosa, me decís por comentario en la entrada, mención en twitter o pregunta en ask.
Twitter: @myhoranwish
Ask: ask.fm/bradfordbadguy
OS QUIERO Y GRACIAS POR LEER <3

[Dos días después...]

{Narra Lauren}

Hay un dicho que dice que todo lo bueno se acaba. Sí, todo, absolutamente todo. Y, por desgracia, aquel maravilloso viaje que había cambiado nuestras vidas por completo también había llegado a su fin.

Las chicas y yo nos despertamos temprano, a las siete y media de la mañana, ya que a las ocho y media un taxi nos recogería en el hotel para llevarnos hasta la estación de tren. Nuestro tren salía a las nueve y cuarto de la mañana.
Un silencio deprimente reinaba en la habitación del hotel mientras terminábamos de prepararnos y de guardar las últimas cosas en nuestro equipaje. Después de dos meses intensos, llenos de alegrías, sorpresas y alguna que otra tristeza, el verano estaba llegando a su fin y en apenas un par de semanas empezaríamos nuestro último año de instituto. Me frustraba con sólo pensarlo.

- Chicas, ¿estáis listas ya? - preguntó Claire, con el semblante serio. Apenas quedaban cinco minutos para que dieran las ocho y media, y el taxista ya debería estar esperando por nosotras en la puerta.
- Sí, por desgracia - murmuró Katie, terminando de guardar el ipod y la cartera en el bolso - ¿Bajamos?

Todas asentimos con la cabeza, cogimos la maleta y la arrastramos hasta recepción. Allí, Katie y Claire se ocuparon de hacer los últimos trámites con las recepcionistas, tales como entregar las llaves y pagar las últimas cosas, mientras las demás íbamos metiendo las maletas en el coche.

El viaje hasta la estación, que duró sobre unos veinte minutos, fue de lo más deprimente. Un silencio incómodo y triste reinaba entre todas nosotras, y la tensión podía sentirse en el ambiente.
Pagamos al taxista nada más llegar y, con las caras largas, nos bajamos del coche, llevando las pesadas maletas con nosotras.

Amy y Katie se alejaron del resto y se acercaron a las taquillas para asegurarse de la hora a la que salía nuestro tren. Mientras tanto, las demás fuimos hacia los bancos y nos sentamos allí, dispuestas a esperar, con gesto triste y en silencio.

- Eh, eh, eh, chicas, ¿qué caras son esas? - exclamó una voz conocida a nuestras espaldas. Demasiado conocida, diría yo. Me dí la vuelta y lo vi. Era Harry. Había venido.

[Flashback]

Me alejé por las calles oscuras, arrastrando los pies y maldiciéndome a mi misma por semejante tontería que acababa de cometer. "Eres estúpida, Lauren, estúpida." me decía a mí misma. "El hombre de tu vida acaba de declarar su amor por ti, acaba de sincerarse como jamás nadie lo ha hecho contigo... ¿y tú qué contestas? ¿Que necesitas pensar? Eres idiota. Ahora sí que no querrá saber nunca nada más de ti." Me frené en la mitad de la acera y, llena de rabia, le di una patada a una farola que me encontré en mi camino. Rompí a llorar. Sí, me había hecho daño, pero eso no era nada comparable a lo idiota que me sentía por haber tratado a Harry de aquella forma.

[Fin del flashbak]

- Quiero veros sonreír, eh. Que aquí no se acaba el mundo, que volveremos a vernos - Harry hablaba para todas, pero la mayor parte del tiempo, su mirada se dirigía a mi. Y yo no pude aguantar más y, tras romper a llorar, me levanté de un salto del banco y me eché a sus brazos, haciéndole perder un poco el equilibrio y provocando que diera unos pasos hacia atrás.
Me enganché a su cuello, mientras él rodeaba mi cintura con sus fuertes brazos.

- Lo siento, lo siento, lo siento muchísimo, Harry. De verdad, soy idiota, perdóname, por favor - sollozaba, escondiendo la cara en el hueco de su cuello - Te quiero, Harry. Perdóname. Por favor...
- Shh, no llores, Lau - susurró en mi oído, con esa voz grave que me mataba. Frotaba mi espalda suavemente con sus cálidas manos - No llores, por favor. No tengo nada que perdonarte. Tú eres la que tiene que perdonarme a mí por no haber sido sincero contigo.
- No seas tonto, aquí la que estropeó las cosas fui yo, y lo sabes - me separé de él, limpiándome las lágrimas y mirándolo a los ojos.
- Cállate. Te quiero y punto, no le des más vueltas a las cosas - y dicho esto, impidió que replicara acortando las distancias entre nosotros y posando sus labios sobre los míos.

{Narra Caitlin}

- Y, ¿cómo es que os ha dado por venir hasta aquí a despediros? No me lo esperaba - sonreí levemente, mirando a Niall. Estábamos sentados en la esquina del banco, algo alejados del resto.
- ¿Qué os creíais? ¿Que íbamos a dejar que os fuerais sin despedirnos ni nada? - Niall exageró su gesto de indignación, lo que me hizo reír.
- No, tonto, es que como ya nos hicisteis la fiesta el otro día...
- Eso fue por tu cumple, boba. Y al final tampoco salió tan bien como yo quería, así que...
- Eh - le interrumpí - La fiesta fue perfecta y no te atrevas a decir lo contrario - dije muy seriamente.
- ¿O qué? - me retó, con una sonrisa divertida.
- O si no... no volveré a visitarte nunca más - bromeé. Sabíamos perfectamente, yo la primera, que no aguantaría demasiado tiempo sin ver al irlandés. Niall enmudeció de pronto.
- No te atrevas, por favor... - musitó, con un hilo de voz.
- Sabes que no sería capaz - me reí - Eh, tonto, pero no llores - ¿en serio? ¿Era una lágrima eso que se estaba deslizando por la mejilla de Niall?

Me levanté y tiré de su mano para que él hiciera lo mismo. Y le abracé, con todas mis fuerzas, escondiendo mi cabeza en su pecho.

- No quiero que te vayas, Caitlin - murmuró, entre sollozos.
- Amor, tengo que irme, dentro de nada empiezo las clases - me separé de él y lo miré a los ojos, tratando de no llorar a su vez - Eh, pero escúchame. Vivimos a apenas tres horas en coche. Dos horas si vas en tren. Tú tienes muchos días libres, podrás venir siempre que quieras. Hablaremos por skype todas las noches, si así quieres. Y si no es por skype, por teléfono. Tendrás un whatsapp mío todos y cada uno de los días que pasen hasta que volvamos a vernos. Ya verás como el año se te pasará muy rápido y el verano llegará en seguida. Y después del verano... Londres - sonreí, esperando a ver su reacción.
- ¿Londres? - preguntó, secándose las lágrimas con el dorso de su mano derecha - ¿Cómo que después del verano, Londres?
- No te lo conté antes, porque tampoco estoy demasiado segura de ello, pero... - hice una pequeña pausa - hay una universidad en Londres que está especializada en la carrera que quiero estudiar y... ya hablé con mis padres y... bueno, ellos no han puesto ningún inconveniente en que pida plaza allí para el próximo año - sonreí.

Niall se quedó parado, mirándome. Durante unos segundos no dijo una palabra.

- ¿Qué? - murmuró entonces, con gesto confundido.
- Nialler, por favor, no me hagas volver a repetirlo todo... - bromeé, soltando una carcajada - Que hay posibilidades de que me vaya a vivir a Londres el próximo año. Estaremos muy cerquita - sonreí, acariciándole la mano y sin apartar mi mirada de sus ojos.
- ¿Me lo estás diciendo en serio?
- Que sí, sabes que no bromearía con algo as... - no me dio tiempo a terminar la frase, ya que, literalmente, Niall me calló con un beso. Sus labios se encontraban sobre los míos y sus fuertes brazos rodearon mi cintura.

- En cada día libre que tenga me tendrás allí, Caitlin, en la puerta de tu casa. Va a ser como si nunca nos hubiésemos separado. Vas a acabar aburrida de tanto verme, te lo prometo - susurró sobre mis labios, separándose apenas unos milímetros de mí.
- Nunca podría cansarme de ti, Niall - entrelacé mis manos alrededor de su cuello y esta vez fui yo la encargada de acortar las distancias, atrayéndolo hacia mi y besándolo con ganas, como si no hubiera un mañana. Y es que, quién sabe, quizás ese "mañana" todavía tardara en llegar.

{Narra Claire}

- Sigo sin creerme que hayáis venido hasta aquí para despediros de nosotras - murmuré, de forma que sólo Liam pudiese escucharme.
- ¿Por qué? Es lo mínimo que podríamos hacer, ¿no?
- Ya, pero creí que lo de ayer sería el final... ya sabes - me sonrojé levemente al recordar lo ocurrido el día anterior. Tras terminar de hacer la maleta, Liam se pasó por el hotel y los dos nos fuimos a un parque cercano a dar una vuelta. Digamos que nos pusimos un poco sentimentales. Sobre todo yo. Llegué a llorar, incluso. Es muy duro darte cuenta de que estás enamorada de una persona a la que difícilmente volverás a ver otra vez en tu vida. Lo quería demasiado y no quería separarme de él, ya que tendríamos que despedirnos. Despedirnos significaría decir adiós, y decir adiós, significa olvidar. Y eso era justamente lo que me daba más miedo, que Liam encontrara a otra mejor que yo y me olvidara.
- Claire, lo de ayer no ha sido el final ni lo de hoy lo será. Eso que te quede claro. Vamos a hablar todas las noches por skype, quieras o no. Te regalaré un ordenador con cámara web si hace falta, sólo para que no pongas excusas. Todos los fines de semana que esté en Londres iré hasta tu casa, ya sea en tren, en avión, en coche o andando, mismo. Me vas a presentar formalmente a tus padres, porque quiero decirles lo enamorado que estoy de su maravillosa hija. Esto no se va a terminar, Claire, mientras tú no quieras. Y digo "tú" porque, si por mi fuera, yo me quedaría a tu lado para siempre - Liam, como siempre, había conseguido que rompiera a llorar. Otra vez. Últimamente, no hacía otra cosa que llorar.
- Te quiero, Liam, no me dejes nunca - me lancé a sus brazos, empapando su camiseta con mis lágrimas mientras escondía la cara en su pecho.
- No lo haré, pequeña, no te preocupes.

{Narra Katie}

No había terminado de guardar los billetes del tren dentro de mi bolso cuando alguien me rodeó desde atrás, y puso las manos sobre mis ojos, impidiéndome ver nada.

- Amy, para, tengo que guardar los billetes o los perderé - me imaginé que era Amy la que estaba gastándome la broma, simplemente por amenizar un poco la situación. Pero fue una voz totalmente distinta a la suya la que me respondió.
- ¿Amy? Bonito nombre para referirte a mi - Louis se rió y retiró las manos de mis ojos. Yo, sorprendida, guardé por fin la cartera en mi bolso y me di la vuelta.
- ¿Louis? ¿Qué haces aquí? - giré mi cabeza hacia la derecha y vi a todos los demás, que se habían acercado a saludar a las chicas. Bueno, todos menos Zayn - ¿Qué hacéis aquí?
- ¿Qué pasa, no ha sido una grata sorpresa para la señorita? Hemos venido para despedirnos, ¿y nos lo agradeces así? Muy bonito, eh - Louis fingió enfadarse y se cruzó de hombros, lo que me hizo reír.
- No seas tonto, simplemente no se me ocurrió que fuerais a venir - me reí.
- Está claro que no destacas por tu inteligencia - Louis contuvo una carcajada mientras negaba repetidamente con la cabeza.
- ¡Oye! Fue a hablar aquí el listo, ¿no? - repliqué con una sonrisa.
- Creía que ya lo sabías - Louis se rió y yo con él. Después, ambos nos quedamos en silencio - Voy a echarte de menos, fea - murmuró.
- Sí, respecto a eso... - hice una pequeña pausa, durante la cual traté de contener la risa - Louis, tengo que hablar contigo.
- Dispara.
- Es serio.
- Katie, me estás asustando... - murmuró él, bajando su tono de voz.
- Es que... verás. Lo he estado pensando, apenas he podido dormir esta noche por culpa de ello. Yo... sabes que te quiero muchísimo, ¿verdad? Ya te lo he dicho alguna vez y no temo volver a decírtelo, estoy enamorada de ti. Y estar enamorada, para mí, es algo serio. Pero... sin embargo, pese a estarlo, todavía sigo conservando algo de sentido común. Louis, las relaciones a distancia no funcionan. Nunca. No importa que nos veamos cada fin de semana, o qué, no funcionará. Tú eres una persona famosa y yo no. Tendrás que irte a cientos de giras por todo el mundo y conocerás a cientos de personas cada día. No va a funcionar y te tengo demasiado cariño como para perderte. Y... - volví a parar. El rostro de Louis era indescifrable, no podías saber si por dentro estaba enfadado, triste o feliz - prefiero tenerte como amigo a no tenerte.

Louis no contestó, sino que me miraba fijamente a los ojos, sin inmutarse.

- Katie, te conozco y sé que cuando mientes no miras a los ojos de la otra persona, si no que miras a todo lo posible que haya a tu alrededor. Justo como acabas de hacer ahora - la voz de Louis sonaba como la de un robot y me asusté - Te tengo calada - una sonrisa pícara comenzó a esbozarse en su rostro, lo que me provocó reírme.
- Eso no vale, Louis, así no hay quién te pille - me reí a carcajadas - Eres malo.
- ¿Perdona? Yo no soy el que va intentando asustar a la gente diciendo que quiere dejarlo, aunque sea mentira - Louis abrió mucho los ojos y luego se echó a reír.
- O sea, que te has asustado - levanté una ceja, con gesto divertido.
- No me he asustado, simplemente, no me lo creía.
- Pero te habrías asustado en caso de habértelo creído.
- No creas...
- Vamos, Louis, admítelo.
- Eres una creída.
- ¿Perdona? Sólo estoy diciendo verdades - me reí.
- Sí, sí, creída, eso es lo que eres - él se rió también.
- Pues ahí te quedas, guapo - conteniendo una sonrisa comencé a alejarme de Louis, pero me agarró de un brazo y me atrajo de nuevo hacia él.
- ¿A dónde te crees que vas? - preguntó.
- Ya he dicho lo que tenía que decir - sonreí.
- Ya, pero yo no he terminado contigo aún - respondió.
- Ah, ¿no?
- No - y dicho esto, me cogió de la cintura y acortó la distancia que había entre nosotros, besándome suavemente.
- Voy a echarte de menos, feo - murmuré, prácticamente pegada a él.
- Ya lo sé, porque estás enamorada de mi - Louis se echó a reír.
- No, eh, no te flipes.
- Venga, si tú misma lo has dicho.
- ¿Cuándo?
- Antes, cuando tratabas de jugármela.
- Bah, era una mentira, como todo lo demás.
- Estoy seguro de que esa fue la única verdad que dijiste de todo tu discurso - me paré durante un par de segundos para responderle, pero no sabía qué decir, así que opté por echarme a reír.
- Cállate ya, idiota - y, agarrándolo del cuello, lo atraje de nuevo hacia mi y lo besé.

- Chicos, siento interrumpir - la voz de Amy resonó a nuestras espaldas. Me había olvidado de ella por completo. Incómoda, me separé de Louis y me giré hacia ella con una sonrisa - ¿Dónde está Zayn?
- Eh, Zayn... - Louis se rascó la nuca, nervioso. Parecía no saber dónde meterse - Zayn no ha venido, Amy.

{Narra Amy}

- ¿Qué? - aquello no podía ser cierto. ¿Cómo que Zayn no había venido? ¿Por qué? No podía entenderlo. Todo entre nosotros iba bien, sin problema alguno. Yo le quería y se lo había demostrado. Y él me había dicho que también me quería, ¿o acaso era mentira?
- No ha venido. No me preguntes el por qué, porque no lo sé - Louis me miró apenado. Yo sabía perfectamente que me estaba ocultando la verdadera razón por la que Zayn no estaba, no era tonta y podía darme cuenta de ello. Pero, de pronto, me sentí cansada y no tuve fuerzas ni para insistir. Simplemente, cogí mi mochila y me acerqué a un lado de la estación.

Entre unas cosas y otras ya habían dado las nueve y cinco. Sólo faltaban diez minutos para que el tren partiera. Y eso quería decir que en cero coma, nos llamarían por el altavoz.

"Atención, pasajeros del tren con destino Manchester, embarquen en el tren estacionado en el andén número cinco."

Sin ni siquiera molestarme en ver si las chicas se habían enterado o no, cogí mi maleta y mi mochila y me subí al tren, sentándome en el primer asiento junto a la ventana que encontré. Y me quedé mirando un punto fijo, pensando en nada, y a la vez en todo.

Las chicas subieron al tren cinco minutos después. Caitlin y Claire lloraban desconsoladamente. Katie sólo tenía los ojos un poco rojos, mientras que Lauren sonreía. Las cuatro se sentaron junto a mi.

El tren comenzó a moverse lentamente. Las cuatro se pegaron a la ventana, ondeando las manos y diciéndoles adiós a los chicos y dándose los últimos mensajes a través del grueso cristal de la ventana. Poco a poco, el tren comenzaba a coger velocidad, y los cuatro chicos en la estación se veían cada vez más y más pequeños, a medida que nos alejábamos de la misma.
Cuando al fin los perdimos de vista, las chicas se sentaron. No volvieron a hablar en todo el viaje. Algunas durmieron, otras escucharon música y otras, simplemente, se quedaron pensativas mirando a la nada.

Ya volvíamos a Manchester, a nuestra ciudad natal. Estábamos regresando a la vida real. A la cruda y dura realidad.

viernes, 26 de octubre de 2012

Capítulo 41.

HOLAAAAA AMORES :') Aquí os dejo el PENÚLTIMO capítulo de la novela. Os dije que acabaría pronto... y ya estoy preparando el último, así que no creo que tarde en subirlo (pero nunca se sabe, porque con los exámenes y todo eso...).
Quería daros las gracias porque estoy a puntito de llegar a las 20.000 visitas en el blog... y eso es una pasada. En serio, mil gracias a todas los que me leen, que aunque no sean muchos, al menos lo hacéis. Y gracias también por todos los comentarios que me dejáis, los leo todos y me encantan, de verdad.
Personalmente, a mi este capítulo me gusta mucho y espero que a vosotras también :) Y nada más, os dejo leerlo tranquilas. Ya sabéis, para cualquier cosa, pregunta en ask, mención en twitter o comentario en blog, ¿vale? Os quieroooooo <3.
Twitter: @myhoranwish
Ask: http://ask.fm/bradfordbadguy

{Narra Harry}

Nada más abrir la puerta, una enorme ráfaga de aire frío me golpeó el rostro. No parecía, ni por asomo, que estuviéramos en agosto, pero bueno, ya se sabe cómo de extraño es el clima en Reino Unido. El caso es que la fuerte brisa me estaba revolviendo el pelo por completo, además de congelarme todas las partes de mi cuerpo que estaban al descubierto. Y contando con que llevaba una camiseta de manga corta...

Mi primer pensamiento fue Lauren. Con aquel vestidito tan corto y fino debía de estar congelándose por completo.
Moví mi cabeza de un lado al otro, mirando en todas las direcciones, tratando de avistar su delgada figura en aquella calle oscura, tan sólo iluminada por un par de farolas.
Y allí estaba, a tan sólo un par de metros de mí, apoyada contra la pared del edificio contiguo, hecho de grandes bloques de ladrillo.
Corrí, literalmente, hasta dónde ella se encontraba.

- Lauren, por favor... - comencé a decir.
- Harry, vete - ella me interrumpió tajantemente.
- Espera, sólo quiero decirte que...
- Que no, Harry, quiero estar sola. Vete.
- ¡Que no, joder, que no me voy a ir hasta que me hayas escuchado! - elevé ligeramente la voz.
- ¡QUE TE ESTOY DICIENDO QUE TE VAYAS! - Lauren se volvió hacia mi y comenzó a gritarme.
- Joder, Lauren, no entiendo por qué te pones así.
- ¿QUE NO QUÉ? Me parece que no te he entendido bien, ¿puedes repetirlo? - Lauren elevó una ceja, cruzándose de brazos.
- Ah, ahora quieres escucharme, ¿no? - contesté, con un leve deje triunfante. Ella levantó aún más la ceja, si cabe.
- ¡VETE A LA MIERDA, HARRY! ¡OLVÍDAME, ¿VALE?! - Lauren se dio la vuelta y comenzó a alejarse por la calle oscura a paso apresurado.
- No... ¡Lauren! - mierda, joder, ya la había vuelto a estropear. Eres imbécil, Styles, un completo imbécil - Lauren, por favor, no te vayas.
- Que me olvides, te he dicho. Desde que has entrado en mi vida no has hecho más que estropearla - me frené en seco al escuchar esa última frase, que me había dolido mucho más que cualquier otra cosa. Mucho más que una bala en el pecho, mucho más que un puñal clavado en la espalda. Ella continuaba andando y yo, veía, paralizado, como se marchaba.
- No puedo olvidarte, Lauren - murmuré, con un hilo de voz, aunque lo suficientemente alto como para que ella me escuchara. Eso no la hizo detenerse - Ya es tarde. Estoy enamorado de ti.

Entonces sí que dejó de andar. Durante uno, dos, tres minutos se mantuvo de espaldas a mi, con su larga melena ondulada ondeando al viento. Finalmente, pasado ese tiempo, se dio la vuelta, con expresión seria.

- No me lo creo.
- Estoy enamorado de ti, Lauren - repetí, obviando su última frase.
- No... - su voz se quebró, como si fuera a romper a llorar, aunque no pude precisarlo debido a la distancia a la que nos encontrábamos.
- Estoy enamorado de ti - volví a decir, por tercera vez. Lauren bajó la cabeza, apuntando con su mirada al suelo. Se mantuvo en silencio durante algunos segundos.
- Si estás enamorado de mi, ¿por qué me has hecho esto? - preguntó, con el mismo tono enfadado del principio.
- Es que no te he hecho nada, Lauren, ese es el problema. Si me dejaras darte una puta explicación lo entenderías todo, joder... - comencé a perder la paciencia, más que nada, porque sentía que la estaba perdiendo por una estupidez como aquella.
- Adelante - una única palabra que me dejó descolocado. No creí que fuera a ceder tan fácilmente, por lo que no había preparado exactamente lo que le iba a decir...

Tomé aire un par de veces y carraspeé, preparado para hablar.

- Desde el primer momento en que te vi, cuando, por accidente, tiré tus bolsas al suelo, hace ya casi dos meses, llamaste mi atención. Sabes eso que todos dicen de que soy un mujeriego, utilizo a las chicas para acostarme con ellas y luego las dejo tiradas, y cosas por el estilo, ¿verdad? Sí, si eres fan nuestra tienes que saberlo. Pues bien, también deberías saber que todo eso es una auténtica mentira. Cosas que la prensa se inventan. Intentan hundirme, porque saben que con la presión que ejerce sobre uno el ser famoso, es fácil, y daría mucho que hablar. Muchas exclusivas, muchas noticias. Pero todo eso, repito, es mentira. Soy un chico normal y corriente, que está cumpliendo su sueño y que tiene sus sentimientos. Yo también tengo un corazón. Yo también me enamoro. Y eso me pasó desde el puto primer instante en que te vi, Lauren. No sé qué fue, si las amables palabras que me gritaste - ironicé, haciéndola sonreír - o esa sonrisa permanente en tu rostro. O quizás tu optimismo, o tu interés por hacer feliz siempre a la gente. Algo hay en ti, Lauren, que me enganchó, algo que no tienen las demás chicas. Y hacía tiempo que no me sentía de esta manera...

Hice una pequeña pausa, tratando de elegir correctamente las palabras que quería usar.

- En realidad, todo parece fácil, ¿verdad? Alguien normal, en mi caso, hubiera intentado conocerte, gustarte y, por último, pedirte salir. Y todo arreglado. Pero, ¿sabes cuál es el problema? Que yo no soy alguien normal. Yo soy Harry, el de One Direction. Todos me conocen así. Por desgracia, nadie me quiere por mi verdadero yo. Harry Edward Styles, nacido en Holmes Chapel, el uno de febrero de mil novecientos noventa y cuatro. Por desgracia, sólo un pequeñísimo puñado de personas se interesaban por ese Harry. Tú fuiste una de ellas, lo sé. Y... - hice una pausa de un par de segundos - Caroline también lo fue. O eso creía yo. Era una mujer adulta, madura... atractiva - intenté reprimir una sonrisa ante la mueca de asco que apareció en el rostro de Lauren - En fin, que me gustó mucho. Y me hizo creer que yo a ella también. Salimos juntos, ya sabes, pese a que todos decían que la diferencia de edad era demasiado grande y que ella me estaba utilizando. Yo lo ignoré, sólo quería ser alguien normal. Pero la prensa ganó. De nuevo. Consiguieron hundirme, hacerme creer todo lo que decían sobre nosotros y, finalmente, terminé cortando con Caroline. Le propuse continuar siendo amigos, pero ella no se lo tomó bien. Nunca llegó a superarlo. Y desde entonces, se ha inventado cientos de historias, de mentiras, o, simplemente, ha tratado de joder cualquier intento de relación que llevaba a cabo. Estaba haciéndome la vida imposible, pero yo la ignoraba. Pensaba que en algún momento se cansaría y me dejaría en paz. Y entonces apareciste tú, y me di cuenta de que la cosa continuaba. Caroline no se había cansado, no se había rendido todavía. Traté de alejarla de ti, porque sabía que tú merecías la pena. Quise poner algo de mi parte por intentarlo. Fue algo parecido a un reto y... no salió bien. Caroline acabó ganando, metiéndote ideas falsas en la cabeza. Y a mí, consiguió hundirme de nuevo - dejé de hablar. Creí que lo que había dicho había sido lo suficiente para explicarme y, con suerte, para que me perdonara.

Miré a Lauren, que seguía en la misma posición que antes, si bien había dejado de observarme y ahora mantenía la mirada fija en el suelo. Era una situación extraña. Nos encontrábamos a casi tres metros el uno del otro, pero parecía que la tenía a mi lado. Sabía como se sentía. Confundida. Extraña. Tal y como me sentía yo.

- Me voy, Harry - murmuró, esta vez con un tono de voz más dulce. Clavé mi mirada en la suya, pese a la distancia que nos separaba. Sentí que el alma se me caía a los pies.
- ¿Qué? - dije en un susurro, inaudible. Sin embargo, ella lo escuchó.
- Necesito pensar - dijo - Lo siento - añadió. Mi cara debía ser un poema en aquellos momentos - Hablamos, ¿vale? - y, lentamente, se dio la vuelta y se alejó por la calle oscura. La vi irse, con miles de lágrimas brotando de mis ojos y deslizándose por mis mejillas silenciosamente.

¿Soy sincero? Creí que me iba a perdonar. Creí que todo volvería a ser como antes. Creí que, la primera persona con la que estaba siendo sincero de verdad, me entendería. Pero, como con todo, me equivocaba.

domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo 40.

Aquí el capítulo 40, cada vez falta menos para que llegue el final. Cualquier cosa que queráis decirme, podéis hacerlo por comentario aquí, mención en twitter o pregunta en ask. Una vez más, gracias a todos los que me leéis y gracias por todas las cosas que me decís. Son las que me dan ganas de seguir escribiendo capítulo tras capítulo. Sin más, espero que disfrutéis del capítulo :)
Twitter: @myhoranwish
Ask: http://ask.fm/bradfordbadguy

{Narra Katie}

Era ella. Tenía que serlo. Su pelo rubio anaranjado era inconfundible, al igual que sus marcadas curvas. Esas curvas que volvían locos al 99% de los chicos y que me habían hundido más de una vez.

[Flashback. Hace, aproximadamente, seis meses...]

El teléfono estaba sonando.

- ¡Katie, cielo, es para ti! - mi madre, con tono preocupado, me llamó desde el piso de abajo, después de descolgar el teléfono.
- ¡Que llamen más tarde! ¡No pienso bajar ahora! - enfadada, me tiré en la cama y tapé mi cabeza con la almohada.

Escuché un murmullo de voces que apenas duró unos segundos y, después, unos cuantos pasos que subían hacia el piso de arriba. Acto seguido, dos débiles golpes sonaron en la puerta de mi habitación, para después abrirse, dejando ver el rostro de mi madre.

- Katie, cariño, es Audrey. Quiere hablar contigo, está muy preocupada por ti.
- ¿¡Esa puta!? ¿¡Preocupada por mi!? ¡No te creas nada de lo que te diga!
- ¡Katie! ¿Qué estás diciendo?
- ¡Lo que oyes, mamá!
- Es tu mejor amiga, no puedes hablar así de ella.
- ¿Mi mejor amiga? ¡PUES ACABA DE JODERME LA VIDA Y ESO NO ES LO QUE HACEN LAS MEJORES AMIGAS!
- Katie, que sepas que no te permito que hables así de Audrey ni que me grites a mí de esa forma. Ahora mismo vas a bajar y a disculparte con tu amiga. Y, después, vamos a tener una seria charla las dos para decidir qué castigo ponerte.
- Pero mam...
- ¡Nada de peros! Empezaré por prohibirte que quedes con tu novio, el Josh ese. Nunca ha sido una buena influencia para ti... - tuvo que nombrarlo. Tuvo que tocar ese tema. El de Josh. Ella no tenía ni idea...
- Para tu información, mamá, ya no salimos juntos - dije con un hilo de voz y al borde de las lágrimas.

Dicho esto, salí de mi cuarto y bajé las escaleras. Cogí el teléfono que reposaba sobre la mesa.

- ¿Katie? - preguntó una voz al otro lado de la línea.
- ¿Me puedes explicar por qué me llamas? ¿Por qué no me dejas en paz? ¿No te llega con haberme humillado delante de todo el colegio? - pregunté, lo más calmada posible.
- Cielo, no te he humillado para nada, sacas las cosas de contexto...
- ¿QUE NO QUÉ? - estallé - DESPUÉS DE HABERTE ACOSTADO CON MI NOVIO, TENIÉNDOME ENGAÑADA DURANTE DOS PUTOS MESES Y HABERTE DESCUBIERTO, FINALMENTE, A TI MISMA DELANTE DE TODO EL INSTITUTO... ¿ME DICES QUE NO ME HAS HUMILLADO?
- Katie, yo...
- ¡NO! - la interrumpí - Cállate, Audrey. No es la primera vez que lo haces. Siempre me tratas como a tu inferior, mirándome por encima del hombro. Estoy harta de llegar a casa y echarme a llorar, pensando que mi vida es una mierda, que yo soy una mierda. Estoy harta de que me infravalores. HARTA. Te crees el centro del mundo, que puedes hacer lo que te de la gana, cuando te de la gana y con quién te de la gana. ¿Pues sabes qué? Conmigo no. Creí que éramos amigas. Creí que eras mi mejor amiga, que me comprendías, que me apoyabas, que me querías. Pero sólo era uno de tus trucos, como todo lo que haces. Tratas igual a todo el mundo y yo debería haberme dado cuenta de que conmigo sería igual. Me das asco.
- No me puedo creer que me estés diciendo esto... ¡yo te di una vida! ¡Yo te saqué del grupo de los frikis y empollones y te introduje en la élite! ¡Nunca serías lo que eres ahora si no llega a ser por mi. Nunca habrías salido con Josh si no fuera por mi. Ahora estarías babeando por él, como una auténtica estúpida... ¿y así me lo pagas
- ¿Para qué haber empezado a salir con Josh si al final los dos me habéis hecho la putada? Preferiría ser como antes... preferiría eso mil veces a haberme convertido en alguien como tú.
- Que te den, Katie. Ya volverás rogando que...

No quise escucharla más, así que colgué el teléfono.

[Fin del flashback]

Llevaba casi ocho meses saliendo con Josh cuando todo ocurrió. También llevaba dos meses enteros siendo engañada. Tanto por él como por ella. No podía sentirme peor en aquellos momentos. Todos los amigos que tenía hasta el momento, amigos que había hecho gracias a Audrey, que era, por así decirlo, la popular del instituto, se esfumaron. Me quedé completamente sola, salvo por el hecho de que Caitlin y Claire se preocuparon por mi. Conocía a Caitlin desde pequeña y se podría decir que éramos buenas amigas. No podía decir lo mismo de Claire. Era tímida y, por lo tanto, víctima de muchas de las putadas que Audrey llevaba a cabo, así que no me relacionaba mucho con ella.

Aunque me costó, terminé por superar lo de Josh. No quise volver a enamorarme durante mucho tiempo. Evitaba a cualquier chico que se me acercaba, todo por miedo a que me engañaran de nuevo.

Cuando, a principios de verano, las chicas y yo decidimos venir a pasar los dos meses a Londres, tuve una seria charla conmigo misma. Olvida el pasado. Vive el presente. Y eso hice. Así conocí a Louis, mi amor platónico desde hacía bastante tiempo. Amor platónico que poco a poco se convirtió en realidad. Algo impensable por mi parte. ¿Y qué ocurrió? Que volvió Audrey. Yo sabía que algo así iba a ocurrir, lo presentía. Y hizo exactamente lo mismo que había hecho seis meses atrás, dejándome destrozada, otra vez.

¿Qué hacía aquí, ahora, otra vez? ¿No me había dicho Louis que todo se había acabado?

Audrey se acercó a él después de lanzarme una mirada de auténtica suficiencia que me hizo quedarme clavada en un punto fijo, a poco más de un par de metros de ellos. Pude escuchar perfectamente lo que hablaban, me encontraba lo suficientemente cerca como para ello.

- Hola, Louis. Ya te echaba de menos... - sonrió, parpadeando lentamente con sus ojos de gata.
- Audrey, ¿qué haces aquí? - Louis se volvió hacia ella con el rostro serio.
- Me enteré de que había fiesta y de que tú ibas a ir. Eso fue lo que me convenció - Audrey alargó su mano derecha hacia él, acariciándole suavemente la mejilla.
- Tú no estás invitada - inquirió él, apartando la mano de la chica de su rostro. Ella abrió mucho los ojos, confundida.
- ¿No estoy invitada? Creí que por ser tu novia lo estaría... - fingió hacer pucheros. Louis rodó los ojos.
- Pero si no eres mi novia. Deja de inventar ya, ¿no? - levantó una ceja, incrédulo, después de hablar. Zayn y Liam observaban atentos la situación.
- No estoy inventando nada, Lou... - murmuró ella, en un susurro roto, apenas inaudible.
- Creo que te lo dejé claro hace ya tiempo. No quiero nada contigo. Nada. Na-da. ¿vale? - Louis le dedicó una sonrisa fingida - Venga, hasta luego - la dejó allí, de pie, incrédula. Estaba segura de que nunca le había ocurrido nada así, de ahí su reacción. Probablemente, igual a la mía.

Nunca había visto a Audrey derrotada. Esa chica segura de si misma, valiente y que con sólo chiscar los dedos tenía a todos los hombres posibles a sus pies. Ahora sabía cómo era en realidad y que hasta la persona, en apariencia, más fuerte, tiene sus puntos débiles.

- ¿Querías algo? - Louis se encontraba ahora frente a mí, dedicándome una de sus encantadoras sonrisas. Una sonrisa sincera, que me hizo sonreír a mí nada más verla.
- Eh... sí, esto... - no me salían las palabras. Timidez, nervios, confusión... era una mezcla de todo.
- Yo también quiero decirte algo. Empezaré yo primero, ya que veo que tú no lo llevas tan bien preparado como yo - se echó a reír, para después añadir - Sí, llevo preparando este discursito durante al menos dos semanas - cerró los ojos, tratando de aparentar seriedad, y se sacó un papel del bolsillo del pantalón. Lo desdobló y se aclaró la garganta, fingiendo que iba a empezar a leer.

Yo comencé a reír y todos mis nervios se disiparon de golpe. Él se rió a su vez y volvió a guardar el papel en el bolsillo del pantalón.

- Eres tonto, Louis - sonreí, mirándolo a los ojos.
- Lo sé. Es más, no soy tonto. Soy un idiota. Soy un completo imbécil. Me merezco lo peor... - hizo una pequeña pausa - Pégame, anda - alargó su brazo hacia mí y giró la cara, con un gesto dramático. Yo comencé a reír de nuevo.
- No seas exagerado. No te mereces lo peor. Sólo he dicho que eres tonto.
- Lo soy, por haberme arriesgado a perderte - un nudo se me formó en la garganta.
- No... no me has perdido.
- Te besé y después me fui con Audrey. Te hice lo mismo que ella te hizo a ti no hace demasiado tiempo - ¿qué? ¿Acaso Louis conocía la historia de Josh?
- ¿Cómo... - hice una pausa, durante la cual le miré fijamente, con expresión incrédula - cómo lo sabes? ¿Quién te lo ha contado?
- Eso no importa. Me siento la peor persona que puede existir sobre la faz de la Tierra.
- Tú no lo sabías, Louis, no es tu culpa...
- ¿Y qué? Eso no se hace. No se le hace a nadie, le hayan engañado anteriormente o no. Y sé que no merezco que me perdones, pero soy demasiado egoísta como para no pedírtelo...
- Cállate ya, Louis, todo este rollo sentimental no te pega nada - le interrumpí, soltando una carcajada, para después pasar los brazos alrededor de su cuello y hacer lo que estaba deseando hacer desde hacía bastante tiempo.

{Narra Liam}

Sonreí después de haber estado presenciando toda la reconciliación entre Louis y Katie. Zayn, que estaba junto a mi, se reía en bajito o hacía pequeños comentarios sobre ambos.

- Ya era hora de que todo se arreglara, ¿verdad? - comentó, después de darle un pequeño trago a su copa.
- Sí, ya era hora - yo no estaba bebiendo nada, ya que recientemente había recuperado mi otro riñón y no quería arriesgarme - Pues a mi todo esto me ha puesto sentimental, yo me voy con Claire.
- Tío, eres un moñas, no me dejes aquí sólo - protestó Zayn.
- No te quejes y vete a darle duro con Amy, ¿no presumías tanto de ello? - le reproché, con tono divertido.
- No tío, lo decía de broma, yo no veo a mi novia como un objeto sexual...  - se defendió. No pude evitar echarme a reír - Además, ahora está en la pista bailando, y ya sabes que yo odio bailar.
- Lo siento en el alma, pero yo me voy - volví a reírme y lo dejé allí, debatiendo entre irse a la pista con Amy o quedarse allí sólo.

A Claire tampoco le hacía mucha gracia bailar, me lo repetía siempre, poniendo la excusa de que lo hacía mal. Yo la había visto bailar más de una vez y tampoco me parecía que lo hacía tan mal, pero prefería no discutir con ella. La dejaba ganar, sólo por ver su tímida sonrisa.
Estaba sentada en un taburete junto a la barra, concentrada en observar la pantalla de su móvil.
Me acerqué por detrás y le tapé los ojos con ambas manos.

- Hola preciosa, ¿vienes a bailar? - traté de poner una voz distinta a la mía, para ver cual era su reacción.
- No, Liam, ya sabes que odio bailar - y se echó a reír.
- No hay manera de pillarte, eh - dije divertido mientras me sentaba frente a ella.
- Te conozco demasiado bien, ese es el problema - guardó su móvil en el bolso y me cogió la mano, acariciándola suavemente. Sonreí de forma inconsciente.
- Te quiero, ¿sabes?
- ¿Cómo es que estás tan sentimental? - Claire se echó a reír.
- Jo, no me quieres nada. Niall me llamó de todo por haberos gastado esa broma y ahora tú no me consuelas...
- No será para tanto, ¿no? - sonrió divertida.
- Sí que lo es - hice pucheritos, aguantando la risa.
- Oh, pobrecito él, ven aquí - Claire se puso en pie y me rodeo con sus brazos. Yo la correspondí, atrayéndola lo máximo posible hacia mi - Te quiero, eh - susurró en mi oído. Yo sonreí levemente.

- Claire - murmuré, todavía pegado a ella, unos pocos segundos después - ¿Recuerdas aquello que me habías contado hace tiempo sobre Audrey, Katie y su ex novio Josh?
- ¿Eso que te dije que no podrías contar a nadie?
- Sí, eso que no podía contar a nadie... - murmuré, ligeramente asustado. Claire se separó de mí, alarmada.
- ¿A quién se lo has contado, Liam? Cómo se entere Katie me mata, dios... - se llevó una mano a la frente, preocupada.

Yo, simplemente, señalé un punto a mi derecha. Ella giró la cabeza y observó a Louis y Katie, que se encontraban sentados en unas pequeñas butacas de una esquina del local, hablando, con las manos entrelazadas. Sonreían. Claire sonrió a su vez.

- Bueno, te perdono, pero sólo porque se han reconciliado, eh - sonrió levemente, volviendo a sentarse en el taburete.
- ¿Que habrías hecho si no se hubieran reconciliado? - me aventuré a preguntar.
- No quieras saberlo - trató de ponerse seria, pero no lo consiguió. Se acercó a mi y volvió a abrazarme. Yo le correspondí y acorté la distancia que había entre nosotros todavía más, posando mis labios sobre los suyos.

domingo, 7 de octubre de 2012

Capítulo 39.

Hola, lo siento mucho por tardar tanto en subir, pero ahora que ha empezado el curso y tengo que estudiar, apenas tengo tiempo de escribir.
Sin más, espero que os guste el capítulo y que comentéis mucho tanto por aquí como por mención en twitter (aunque a veces no conteste a los comentarios, los leo todos y me hacen muy muy feliz, os lo aseguro :3).
Twitter: @myhoranwish
Ask: ask.fm/bradfordbadguy

GRACIAS, OS QUIERO.

{Narra Niall}

Todavía temblaba de los nervios cuando me acerqué a Liam. No me podía creer que nos había gastado una broma a todos, sabiendo lo nervioso que yo me encontraba.

- Liam, tío, eres un cabrón - dije. Él comenzó a reírse, achinando los ojos.
- Lo siento, Nialler, me lo dejasteis a huevo. Ha sido tan gracioso... - continuó riéndose a carcajadas. No pude evitar que me contagiara la risa.
- Joder, pues menudo susto me has dad... - no me dio tiempo a terminar la frase, ya que una voz a mis espaldas me interrumpió hablando con un tono bastante elevado.
- ¿¡Hola!? ¿Qué hacéis todos aquí? - era la voz de Caitlin, acompañada de un ápice de diversión. Me volteé y la vi en la puerta de entrada del bar, sonriendo aunque con una expresión de confusión en su rostro.

Me quedé paralizado. Todo se había ido a la mierda... joder. Para una cosa que quiero que salga bien...

- ¡SORPRESA! - gritó entonces Louis, haciendo reír a todos los presentes.
- ¿Esto es una fiesta sorpresa? ¿Para mí? - la expresión de Caitlin se tornó en un gesto de sorpresa. Todos asintieron, sonrientes y se acercaron a darle un abrazo. Ella empezó a reír, con los ojos anegados en lágrimas de la emoción. Yo, por mi parte, me di la vuelta.
- Liam, yo te mato... - susurré al pasar por su lado, dirigiéndome hacia la barra del local. Me senté en una de las banquetas y le pedí un cubata al camarero. Cuando me lo trajo, me lo bebí casi todo de un trago. Me quedaba apenas un cuarto del vaso cuando una voz, su voz, resonó a mis espaldas.

- Has sido tú, ¿verdad? - preguntó, temblorosa. Me giré lentamente y la vi frente a mí. Sus preciosos ojos castaños estaban brillantes debido a las lágrimas y su sedoso pelo rubio caía ondulado sobre sus hombros. Llevaba puesta un vestido informal, de color coral, que resaltaba su claro tono de piel. Estaba simple, pero preciosa. Por poco no me salen las palabras al verla.
- Caitlin, lo siento muchísimo, en serio, yo quería que todo saliera bien, darte una sorpresa y al final todo se estrop... - comencé a decir, pero fui interrumpido por ella casi al instante.
- Niall, nunca podré agradecer todo lo que has hecho por mí.
- ¿Agradecer el qué? Si todo ha salido mal, Cait... - bajé la mirada.
- No, Nialler. Ha sido perfecto. Es perfecto. - levanté la mirada y la observé. Una lágrima surcaba su mejilla y terminaba su recorrido en esa preciosa sonrisa que tan loco me volvía - Gracias - y, de pronto, ocurrió lo que llevaba deseando desde hacía varias semanas. Algo que, en un momento dado, llegué a pensar que no se volvería a repetir.
Caitlin se acercó a mí, posó sus pequeñas manos sobre mis hombros y acortó la distancia restante, dándome un largo pero tímido beso sobre los labios. Después se separó y me miró a los ojos durante un largo rato, probablemente apenas un par de segundos, pero que a mi me parecieron horas.
Yo fui el siguiente en acortar las distancias. Me puse en pie y agarré su rostro suavemente con ambas manos, para después juntar mis labios con los suyos y descargar todo lo que sentía por ella en un beso.
Me separé poco después para tomar aire, juntando mi frente con la suya y sin apartar ni un momento la mirada de sus ojos.

- Las gracias te las tengo que dar yo a ti, Cait. Gracias por haber aparecido en mi vida - y volví a besarla.

{Narra Harry}

No había otra para mis ojos. Varias chicas bailaban al ritmo de la música en el centro de la pista, pero Lauren tenía algo especial, algo que me impedía apartar la mirada de ella. Se reía por cualquier tontería, achinando los ojos y provocándome una sonrisa de tonto enamorado.
Sacudí la cabeza y volví a la cruda realidad. Estaba solo, sentado en una esquina del local, mientras todos los demás bailaban en el centro de la pista o hablaban en pequeños grupos de, como mínimo tres personas. Yo, siendo sinceros, daba pena. Me lo repetía a mi mismo repetidas veces, junto a eso de "esto no lo puedo permitir".
Soy Harry Styles y no pienso permitir perder a la mujer de mi vida por una tontería como la de Caroline. Puedo recuperarla. Y pienso hacerlo.

Sin pensármelo dos veces, me puse en pie, me abrí paso entre la multitud y llegué al centro de la pista, donde se encontraban Amy, Claire y Lauren junto a algunas chicas más dándolo todo mientras sonaba una canción de la cual no recuerdo el nombre.
Toqué dos veces el hombro de Lauren para llamar su atención y ésta se dio la vuelta. La sonrisa que ocupaba su rostro segundos atrás desapareció en el instante en el que me reconoció.

- Lauren, ¿puedes venir un segundo? Tengo que decirte algo - me apresuré a hablar antes de que se negara rotundamente a intercambiar palabras conmigo. Por desgracia, eso no me valió de nada.
- Lo siento, Harry, creo que ya te lo he dejado todo muy claro. No quiero saber nada más de ti. Déjame en paz, ¿vale? - y dicho esto, se dio la vuelta y desapareció entre el gentío.

Me quedé parado durante unos largos segundos, pensando en una alternativa. Pues bien, parecía que debía recurrir al plan B.
Continué abriéndome paso entre la gente y llegué hasta el escenario, donde una banda llamada "Gentleman", de la que jamás había oído antes, cantaba covers de diferentes artistas. Me acerqué al batería y le susurré unas palabras en el oído. Este, después de comprender lo que le pedí, le hizo una seña al cantante principal para que terminara la canción. Diez segundos después, el local estaba en silencio, y todos los presentes miraban hacia el escenario. Se supone que debería estar acostumbrado a tener muchos ojos clavados en mí, pero, en realidad, estaba temblando. Me acerqué al extremo del escenario y cogí el micrófono que me ofrecía el cantante, con una sonrisa.

- Gracias - murmuré, con una leve sonrisa. Acto seguido me giré hacia los demás. Todos me miraban, algunos con curiosidad, mis amigos más cercanos se reían a carcajadas y después estaba ella, que me miraba con cara de mal humor y una ceja levantada - Hola - solté una leve carcajada nerviosa, que hizo que Niall y Louis por poco se cayeran al suelo de la risa - Bueno, siento haber interrumpido vuestra fiesta y todo eso, pero lo que quiero decir no me llevará mucho tiempo. Es más, puedo decirlo en apenas un par de palabras - me giré entonces hacia ella, que me observaba fijamente. Si las palabras matasen, yo ya me encontraría muerto desde hace tiempo - Lauren, dame una oportunidad. Déjame explicártelo todo. Cinco minutos, dame sólo cinco minutos y volverás a ser mía. Lo prometo - la miré. Ella negó de forma repetida con la cabeza.
- ¡Ni lo sueñes, Harry, yo no soy un objeto que puedas ganar, perder o recuperar cuando te de la gana! - sus gritos resonaron por todo el local. Aquello parecía, realmente, un culebrón.
- No cariño, no quería decir eso...
- ¡QUE NO ME LLAMES CARIÑO! ¡DÉJAME EN PAZ DE UNA VEZ, HARRY! - Lauren se dio la vuelta y salió corriendo del bar.
Yo, todavía en el escenario, me quedé a cuadros. Había quedado como un completo imbécil delante de todos. ¿La había perdido para siempre? Sí, eso era lo más seguro. Había puesto demasiada confianza en que Lauren me daría una oportunidad si se lo pedía delante de todo el mundo, demostrándole que nada más me importaba a parte de ella, y que quería que el resto del mundo se enterara de ello.

Una voz femenina me sacó entonces de mis pensamientos.

- Harry - Claire me miró desde la pista, haciéndome una seña para que fuera hasta ella. Bajé de un salto del escenario y la miré. Después me agaché un poco para quedar a su altura y poder escucharla bien - Ve detrás de ella. Todavía te quiere, si no, no habría reaccionado de esa forma. Ve con ella, entiéndela, quiérela. Y, sobre todo, no le mientas. Sé sincero, ¿vale? - Claire me miró con sus enormes ojos castaños. Yo asimilé poco a poco lo que me dijo, a la vez que una sonrisa se iba formando en mi rostro.
- Gracias Claire, eres la mejor - la abracé, le di un sonoro beso en la mejilla y volví, una vez más, a abrirme paso entre la gente. Salí corriendo del local, dispuesto a arreglarlo todo de una vez por todas.

{Narra Katie}

- Tía, qué fuerte lo de Harry - me dijo Amy mientras las dos nos acercábamos, junto a Claire, a por algo de beber a la barra.
- Ya, pobre Lauren, debió de morirse de vergüenza cuando empezó a decir todo eso - me reí a carcajadas. Porque sí, yo había sido una de las que se había reído junto a Niall y Louis cuando Harry se subió al escenario.
- Sí, pero, ¿os fijásteis en su reacción? Se puso como a la defensiva - murmuró Claire. Ambas la miramos - Todavía le quiere, de eso estoy segura.
- Tampoco hay que tener un máster para darse cuenta de eso, Claire - dijo Amy, y yo volví a reír.
- Ja-ja, qué graciosa... - se picó Claire. Yo me reí aún más - Por cierto, ¿habéis visto a Caitlin y Niall?
- Siiiiiiiiiiiiiii, no se han despegado en ningún momento de la noche - contestó Amy - Estaba claro que volverían juntos.
- Son adorables, qué envidia me dan - suspiré mientras los observaba. Niall rodeaba a Caitlin por la cintura y le decía algo al oído, lo que provocaba que ella se riera. Sonreí inconscientemente ante ello.
- Envidia te dan porque tú quieres - respondió Amy, aguantando la risa.
- Exacto - agregó Claire.

Ambas me miraron, sonriendo. Yo me sentía intimidada. Me quedé pensando durante unos cuantos segundos, pero finalmente me decidí.

- Vale, vale, ya voy... - dije divertida - ¡Qué pesadas sois! - y sin esperar una respuesta por su parte, me encaminé hacia dónde estaban Niall y Caitlin ya que, junto a ellos, hablaban animadamente Liam, Zayn y Louis. No lo voy a negar, estaba temblando. Las cosas podrían ir bien o podrían ir mal. Louis podría haberse tomado bien o mal lo del tema de Tom. Yo le quería, eso era obvio. Nunca había dejado de quererle... y quién no arriesga, no gana, así que, decidida, continué mi camino.

Todo ocurrió después a cámara lenta. Zayn me vio y le susurró algo a Louis. Este se volvió hacia mí, mirándome fijamente con sus profundos ojos azules, esos en los cuales podría perderme en cualquier momento. No sé si vi un atisbo de una sonrisa en su rostro, no puedo precisarlo, porque en ese momento, algo hizo que me parara en seco y, sin apartar la mirada de ellos, que observara la escena temiéndome lo peor.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 38.

Aquí tenéis el nuevo capítulo, siento haber tardado tanto en subir, pero a partir de ahora será así. También aviso de que está llegando al final. No sé cuantos capítulos más habrá, pero no creo que demasiados.
Espero que os guste y, cualquier cosa, comentario en la entrada, mención en twitter o pregunta en ask. Una vez más, gracias a todos los que me leéis <3.
Twitter: @myhoranwish
Ask: http://ask.fm/bradfordbadguy

[1 semana después...]

{Narra Caitlin}

Pagué la cantidad indicada al taxista, bajé del coche y me encaminé hacia el hospital, cruzando la puerta de entrada. Saludé con una sonrisa a la amable recepcionista, a la que llevaba viendo día sí y día también durante aquella última semana.
Me monté en el ascensor y subí hasta la tercera planta. Torcí a la derecha. Habitación número 374.

- ¿Se puede? - pregunté, después de dar dos toques en la puerta con mis nudillos y entreabrirla. Holly me esperaba sentada en la cama, con una sonrisa más que saludable.
- Claro, te estaba esperando - entré en la habitación y cerré la puerta detrás de mí. Después de una semana de cuidados intensivos en el hospital, mi prima ya estaba casi recuperada por completo. Todavía tenía algunos pequeños cortes en las mejillas y en la frente, pero apenas se notaban.

Dejé el bolso apoyado en la silla y me senté al final de la cama, mirando hacia ella, con una enorme sonrisa de oreja a oreja. Hoy me sentía feliz. Y sí, Holly lo notó.

- ¿Qué te ocurre hoy que estás tan contenta? - soltó una pequeña carcajada.
- No lo sé, la verdad. Supongo que será que estoy feliz porque ya estás recuperada. Y, además, últimamente las cosas me van muchísimo mejor - suspiré. Para mi extrañeza, el rostro de Niall vino a mis pensamientos. ¿El por qué? No lo sé. Lo eliminé rápidamente, con una sacudida de cabeza.
- ¿Has arreglado las cosas con Álex? - preguntó.
- No. No he vuelto a hablar con él y tampoco tengo interés ninguno en hacerlo. Álex me ha fallado, ya es historia - bajé la mirada.
- Ah, entonces te refieres a Niall, vale - levanté la cabeza como un resorte al escuchar el nombre de Niall. Miré a mi prima.
- ¿Qué? ¡No! No, Holly no es por Niall - me reí con nerviosismo - Qué va...
- Y qué viene. Venga, mírate, si hasta te has puesto roja - Holly comenzó a reírse a carcajadas.
- ¡Cállate, Holly, que no es por él! - exclamé, pero no pude evitar reírme yo también. ¿Qué me pasaba? No hacía ni una semana que tenía olvidado a Niall. Por completo. Lo había superado.
- Lo es y lo sabes. Caitlin, date cuenta de una vez, estás enamorada hasta las trancas y no puedes evitarlo - me quedé en silencio durante unos cuantos segundos, reflexionando sobre lo que me acababa de decir. ¿Tendría razón? ¿Estaría enamorada de él?
- ¿Tú... tú crees? - pregunté, cautelosa.
- Estoy segura al cien por cien - afirmó ella.
- Hoy he quedado con él... - comencé a decir.
- ¿QUÉ? ¿EN SERIO? ¡APROVÉCHALO, CAITLIN, NO SEAS TONTA! - me interrumpió, elevando la voz y haciéndome reír a mí.
- ¡Shh, Holly, no grites! - continué riéndome - No sé que voy a hacer aún...

Miré la hora que marcaba mi reloj. Las doce menos cuarto de la mañana. Tenía tres cuartos de hora antes de que llegara la hora en la que había quedado con Niall.

- Holly, mejor me voy yendo ya. No quiero que se me haga tarde - me acerqué y le di un beso en la mejilla.
- Vale, estupendo. A mi me dan hoy en alta, esta tarde vienen mis padres a recogerme para volver a Manchester. Suerte y llámame para contármelo todo, ¿vale? - asentí con una sonrisa y salí de la habitación, cerrando la puerta.

Bajé a la planta principal y volví a atravesar las puertas, saliendo a la calle. Me puse a pensar en todo lo que había hablado con Holly. Sí, Niall me había fallado. Me había dado falsas esperanzas, besándome, para después irse con otra chica, que casualmente resultó ser una de mis peores enemigas. Pero, por otro lado, no podía olvidar aquél maravilloso día en el lago con él y, sobretodo, lo bien que se portó conmigo cuando Álex no quiso saber nada de mí. Me encontraba sola, preocupada por mi prima, y él fue quién me acompañó todos y cada uno de los días de la semana a visitarla, hablaba con los médicos, trataba de hacerme sonreír, me cuidaba... y eso era algo que nunca iba a poder olvidar.

Justo en ese momento, mi móvil sonó en el interior de mi bolso. Lo saqué, era Niall.

[Conversación telefónica]

- ¡Hola Cait! - sonreí inconscientemente al escuchar su voz.
- Hola Nialler - escuché una pequeña carcajada procedente del otro lado de la línea.
- Vale, escúchame atentamente. Hay un cambio de planes.
- ¿Un cambio de planes? - pregunté confundida.
- Así es. Recuerdas que habíamos quedado en media hora en el bar-café que hay al final de la calle donde se encuentra vuestro hotel, ¿no? - como para olvidarlo, pensaba yo - Bien, quedamos en ese mismo sitio esta noche, ¿sí? A las diez.
- ¿A las diez?
- Sí. Me han surgido varias entrevistas con los chicos y me va a ser imposible poder quedar antes. ¡Lo siento muchísimo, de verdad!
- No te preocupes, tonto - reí - Quedamos a las diez, entonces.
- Perfecto. ¡Eres la mejor, Cait! - y dicho esto, colgó.

[Fin de la conversación]

Me quedé como una tonta con el teléfono en la mano. Segundos después, reaccioné y corrí de vuelta al hotel, pensando en lo que me pondría esa noche.

[Horas más tarde, a las 21:30 pm...]

{Narra Louis}

Ya estábamos todos en el bar, esperando a que llegaran las diez. Habíamos decidido hacerle una fiesta sorpresa a Caitlin, ya que al día siguiente era su cumpleaños, y sólo dos días más tarde, las chicas volverían a Manchester, por lo que también era algo así como "una fiesta de despedida". Bueno, en realidad todo había sido idea de Niall, el cual andaba de un lado para el otro comprobando que todo estuviera en orden, estresado como ninguno.

- Eh, Lou, ¿falta alguien? Por dios, dime que estamos todos ya... - comenzó a decir, pero coloqué una mano en su hombro, haciéndolo callar y tratando de tranquilizarlo.
- Niall, tío, relájate. Estamos todos ya. Tienes media hora para relajarte, porque aquí ya no hay más que hacer. Has hecho un buen trabajo - conseguí sacarle una sonrisa. Se rascó la nuca, poniéndose un poco nervioso.
- Gracias... - murmuró - Voy al baño, enseguida vengo - se excusó y desapareció de mi vista.

Miré a mi alrededor. La verdad, no éramos demasiados, pero sí los suficientes. Estaban los chicos, Amy, Lauren, Claire, la prima de Caitlin a la que le habían dado el alta hoy, un par de amigas que habían hecho las chicas durante su estancia en Londres y poco más. Sin embargo, me daba la sensación de que faltaba alguien.

Y, en efecto, en ese momento la puerta se abrió. Era Katie, que venía acompañada por Tom y por otro chico no mucho mayor que ellos, veinticinco, como mucho. Entraban riéndose a carcajadas. Katie saludó a los presentes, intercambiando alguna palabra con algunos de ellos. Y entonces me vio a mí. Se le iluminó la cara y se acercó corriendo a dónde yo me encontraba.

- ¡Louis! - me dio un beso en la mejilla. Se le veía muy feliz... algo no me daba buena espina.
- Hola Kat - sonreí, ligeramente nervioso. "Relájate, Louis", me decía a mí mismo.
- Tenía ganas de verte, tengo que presentarte a alguien - se giró y le hizo una seña a Tom y al otro chico que venía con él. Ambos se acercaron, sonriendo.
- Hola - saludé, amablemente.
- Hola Lou - Tom me sonrió.
- ¡Hola! ¿Eres Louis? Oh, Katie me ha hablado mucho de ti - me saludó el otro chico, muy efusivamente. Quizás demasiado... Un momento. "Katie me ha hablado mucho de ti". ¿Le había hablado de mí? ¿En serio?
- Espero que fueran todo cosas buenas... - solté una carcajada nerviosa - Pero... ¿tú quién eres?
- Me llamo Richard, pero puedes llamarme Ricky. Soy el novio de Tom - ¿¡El qué!? ¿El novio de Tom? ¿El NOVIO?
- ¿Qué? - pregunté confundido.
- Sí, es lo que estás pensando, somos gays - dijo Ricky, con un tono que daba a entender que estaba aburrido de dar explicaciones. Tom se rió levemente, compartiendo una mirada cómplice con Katie, para después pasar un brazo alrededor de los hombros de su novio.
- Katie, ¿podemos hablar un momento? - pregunté. Todavía seguía en estado de shock por lo que acababa de descubrir.
- Claro - esbozó una sonrisa de oreja a oreja y, tras guiñarle un ojo a Tom, me cogió de la mano.

Me arrastró hasta un lado del local, apoyando su espalda contra la pared y mirándome con expresión risueña.

- ¿Que está pasando aquí? - pregunté, después de tomarme mi tiempo meditando en lo que acababa de ocurrir.
- ¿Cómo que qué pasa? Te acabo de presentar a Ricky, el novio de Tom. No es nada malo - Katie giró la cabeza, mirándome, sin borrar la sonrisa de su cara.
- Pero... ¡yo no sabía que Tom era gay! - exclamé, tratando de no ser oído.
- ¿Y? - fue su única respuesta.
- ¡Que os besasteis! ¡Creí que estabais juntos!
- ¡No seas exagerado, Louis, no nos besamos! - rió levemente - Fue un piquito de nada.
- ¿Un piquito de nada?
- Sí, de esos que te das con tus amigos. Pero, de todas formas, ¿qué mas da? No estamos juntos, ¿no? - y después de dedicarme una enorme sonrisa se alejó de mí y se reunió con las demás chicas.

A punto estaba de ir tras ella para sincerarme de una vez por todas cuando la puerta de entrada se abrió, dejando aparecer a Liam.

- ¡QUE VIENE, QUE VIENE, QUE VIENE, ESCONDEROS TODOS, VENGA, RÁPIDO! - exclamó, asustándonos a todos, que corrimos en todas direcciones en busca de nuestro escondite. Pasaron unos diez segundos durante los que nadie dijo nada. Y, entonces, volvimos a escuchar la voz de Liam - Era broma, un simulacro. ¡Bien, chicos, lo habéis hecho bien! - y comenzó a reírse a carcajadas. Todos empezamos a protestar, yendo hacia Liam y dándole pequeños puñetazos en el brazo en plan broma.

Y en ese momento de confusión, la puerta de entrada volvió a abrirse sin que nadie se diera cuenta...

domingo, 2 de septiembre de 2012

Capítulo 37.

Aclaración: Antes de nada, quiero avisar que no tengo NADA en contra de Caroline. No la odio, ni mucho menos, simplemente es un papel que le estoy dando en mi novela.
Gracias por leer, y espero que os guste el capítulo.
Twitter: @myhoranwish
PD: Os agradecería que votarais en la encuesta que hay a la derecha de la página. Gracias :)

{Narra Niall}

Salí de la cafetería después de recibir la llamada de Caitlin. Se le notaba muy afectada a través del teléfono, puesto que rompió a llorar nada más escuchar mi voz. Traté de tranquilizarla, haciéndole saber que la ayudaría en todo lo necesario, para después cortar la comunicación y salir corriendo, literalmente, del café. No sabía lo que ocurría, pero como alguien le hubiera hecho daño no respondería de mis actos.

Corrí hasta la calle que me nombró durante la conversación telefónica y por fin, la vi. La vería en cualquier sitio, haya una o mil personas más. Ella destacaba entre la multitud. Aminoré el paso, pero me acerqué a ella con rapidez de todas formas. Se encontraba con la espalda pegada a la pared de un edificio, de pie, agarrando fuertemente su móvil con la mano derecha y con la mirada perdida en algún punto del suelo.

- Caitlin - la llamé lo suficientemente alto como para que me escuchara ella y lo suficientemente bajo para que nadie más pudiera oírlo. Ella se volvió hacia mí, como saliendo de un trance y me observó mientras terminaba de recorrer el último y pequeño tramo que nos separaba. Y después, sin decir nada, me abrazó y empezó a llorar. Yo la rodeé con mis brazos mientras con mi mano derecha acariciaba suavemente su espalda y, de vez en cuando, depositaba pequeños y cariñosos besos sobre su pelo - Eh, venga, no llores - susurré en su oído, pasado un rato. Ella enterró la cara en mi cuello. Ya no lloraba - Vamos a sentarnos allí - señalé un banco - y me vas a explicar con calma qué es lo que ha pasado, ¿vale?

Caitlin se separó lentamente de mí, dejándome ver su rostro colorado y bañado en lágrimas, para después asentir y caminar a mi lado hasta llegar al banco. Ambos nos dejamos caer casi a la vez en él.

- Tengo que pedirte un favor - comenzó a decir las mismas palabras con las que había empezado durante la conversación telefónica.
- Ya sabes que te ayudaré con lo que sea - aseguré. Ella asintió y se tomó un par de segundos antes de empezar.
- Cuando iba de camino a la cafetería donde habíamos quedado mi madre me llamó. Mi prima Holly ha tenido un accidente de tráfico y... - más lágrimas amenazaban con deslizarse por sus mejillas, pero Caitlin las reprimió - está gravemente herida en un hospital, en Londres. Holly es como mi hermana, es dos años mayor que yo, pero si le pasara algo, y-yo... yo no sé que haría, hemos vivido siempre muy unidas, y...
- Vale, vale, no sigas, ya está - la hice callar, de una forma muy suave, intentando que no rompiera a llorar de nuevo. Acaricié dulcemente su mejilla con un dedo - Ahora vamos a ir a ver a tu prima al hospital y ya verás como los médicos nos dicen que se recuperará. Yo estaré a tu lado, todo va a ir bien. Pero eso sí, prométeme que no vas a llorar - la miré a los ojos - Prométemelo.

Ella hizo una pausa de unos largos segundos, segundos durante los que subió su mirada para fijarla en mis ojos y segundos durante los cuales me perdí en ellos. No tardó mucho más en romper el silencio.

- Te lo prometo.

[Un poco antes...]

{Narra Harry}

El sonido insistente de alguien tocando el timbre de mi casa comenzaba a perforarme los oídos, así que opté por levantarme. Con un ojo todavía medio cerrado, observé el reloj-despertador que descansaba sobre la mesilla de noche. Todavía eran las nueve y cinco, pero con Paul no había quedado hasta las diez. ¿Quién sería y qué narices querría de mi a estas horas de la mañana?

Bajé las escaleras dando tumbos, tratando de no caerme y llegué hasta la puerta principal. La abrí de golpe, con los ojos medio cerrados, así que no pude ver quién era.

- ¿Qué ocurre? - pregunté al aire, en medio de un bostezo.
- Harry, soy yo - abrí los ojos de golpe al escuchar la voz de Lauren. Pero no era su tono habitual, no. Parecía enfadada.
- ¡Lauren! ¿Qué haces aquí a estas horas? - pregunté. Ella no respondió, si no que me miró de arriba a abajo, enarcando una ceja después. La imité y bajé la mirada para observar mi cuerpo. No llevaba nada encima, a excepción de los bóxers. Gracias a dios que anoche no me había dado por dormir desnudo...
- Venía a pedirte perdón por cómo me había marchado de aquí ayer y tenía pensado que desayunáramos los dos juntos - sonreí levemente. Aquella jovencita me tenía loco. No se podía ser más adorable. Iba a contestarle pero ni siquiera me dio tiempo a eso - Pero cuando fui a comprar el desayuno me he encontrado con esto - y me plantó una revista delante de la cara.

La cogí y me puse a ojear la portada, que decía, en letras bien grandes:

"STYLES Y FLACK, ¿NUEVO ROMANCE A LA VISTA?"

Y una foto de Caroline y mía. ¿Qué? No me podía creer lo que estaba leyendo. Como pillara al cabrón que había escrito eso sobre mí...

- Lauren, esto es mentira... - comencé a decir, apartando la mirada de la revista.
- ¡Para, Harry, no sigas! - me interrumpió - ¡No quiero que sigas mintiéndome! Ahora que lo pienso, todo encaja. La llamada de ayer, la supuesta "Carly", tu reunión con Paul... y ahora esto, que sólo sirve para confirmar lo evidente. Sigues enamorado de Caroline, ¿verdad? Yo sólo fui una distracción para ti. Si es que no se puede ser más tonta, tendría que habérmelo imaginado... ella es ya toda una mujer, pero yo... ¿yo que soy? Una chica más, una del montón, de sólo diecisiete años. Tendría que haber imaginado que tarde o temprano pasaría algo así...
- Lauren, para. No sigas diciendo cosas que no tienen ningún sentido. ¡Esto, - señalé la portada de la revista - no son más que mentiras! Tú bien sabes lo que a la prensa les gusta inventar. ¡Tú lo sabes! Yo te quiero a ti, Lauren, te quiero desde el primer momento en el que te vi. Créeme, por favor.
- ¡Cállate! No quiero escucharte. No quiero volver a tener nada que ver contigo, ¿me oyes? ¡Nada! - Lauren se dio la vuelta y se marchó corriendo por la calle. No hizo caso a mis gritos ni a mis súplicas, no me hizo caso. 

Me di la vuelta y volví a entrar en casa. Le di una patada a la puerta, que sirvió para cerrarla con un sonoro portazo y para romperme, al menos, tres dedos del pie. Grité. Rompí la revista, la tiré al suelo. Ya está, la había perdido. La había perdido por los putos rumores de siempre, esos que ya me tenían harto... y luego estaba ella, confundiéndome.

[Flashback]

Observé con impotencia como Lauren se alejaba al final de la calle. Eres estúpido, Harry, un completo imbécil. Deberías haberla acompañado. Eso es lo que habría hecho un buen novio. Pero está claro que no dejas de ser un niño...

Cerré la puerta de casa y cogí mi teléfono móvil, que había guardado minutos atrás en el bolsillo de mi pantalón, justo durante mi discusión con Lauren. Abrí la agenda de contactos. Buscar. Caroline. Llamar.

- Hola - respondió una voz seductora al otro lado de la línea.
- Te tengo dicho que no me vuelvas a llamar. Que me olvides. Búscate a otro, Caroline - dije secamente.
- Oh, parece que alguien está de mal humor. ¿Qué pasa, que tu querida novia a descubierto que en realidad sigues enamorado de mí? ¿Que en cuanto te sientas necesitado vendrás a acostarte conmigo? Tarde o temprano ocurriría, Harry, y yo te avisé - menuda zorra. ¿En serio había estado enamorado de ella?
- Ninguna de esas cosas que dices son ciertas y lo sabes. Estuve mucho tiempo enamorado de ti, lo reconozco y tú lo sabes. Pero también sabes que lo nuestro terminó y yo ahora quiero a Lauren. La quiero más que a nada en el mundo, más de lo que nunca había querido a nadie. Nunca se me pasaría por la cabeza engañarla y mucho menos contigo. Y eso también lo sabes. ¿Por qué te empeñas en intentar estropear nuestra relación? ¿Por qué no te buscas a alguien que te quiera por lo que eres, pese a que eso sea difícil, y terminas de satisfacerte con él? Déjame en paz. Deja de meterte en mi vida y, sobre todo, deja de intentar joder la de Lauren - y dicho esto, colgué.

Pensé que no se cansaría, que ya que había empezado, ahora estaría toda la noche llamándome pero, para mi sorpresa, no volvió a molestar. Me dejó solo, pensando en Lauren.

[Fin del flashback]

jueves, 30 de agosto de 2012

Capítulo 36.

Aquí os dejo el capítulo 36, algo más largo que los anteriores. Espero que os guste y que comentéis, tanto por aquí como por una mención en twitter.
Por cierto, he puesto una nueva encuesta en el lado derecho de la página. Os agradecería un montón que votarais :3
Os quiero <3.
Twitter: @myhoranwish

{Narra Caitlin}

Eran ya las tres y media de la madrugada y yo seguía sin poder dormir. Llevaba sin saber de Álex desde que el concierto de anoche había terminado. Después, se había esfumado. No contestaba a los WhatsApps, no respondía a las llamadas... le había dejado hasta dos mensajes en su buzón de voz.
¿Dónde podría estar? Verdaderamente, estaba preocupada por él. Dí la enésima vuelta en la cama, tratando de imaginarme adonde se podría haber ido.

Llevaba ya alrededor de veinte minutos con los ojos abiertos de par en par, contemplando la oscuridad de la habitación del hotel, abriéndome paso a la imaginación, cuando un pitido procedente de mi teléfono me sobresaltó. Me avisaba de la llegada de un nuevo SMS a mi buzón de entrada.
Me levanté como un resorte y corrí hacia el teléfono, que estaba, cómo no, enchufado al cargador, con un único nombre resonando en mi cabeza: Álex.

Pulsé las teclas de mi blackberry con soltura y rapidez, pese a que mantenía mi ojo izquierdo cerrado debido a la luminosidad de la pantalla. Abrí el mensaje. No era de Álex. Era de Niall.

¿Te apetece quedar un rato mañana por la mañana? Sólo para desayunar juntos. Lo pasaremos bien. Como en los viejos tiempos... x.

Esbocé una mueca de disgusto. Estaba enamorada de Álex, pero Niall siempre había sido importante para mí... y temía volver a caer en sus redes de la misma forma que anteriormente. Pero seguía sin saber nada del primero, por lo que llegué a la conclusión de que un simple desayuno no me haría mal.

[A la mañana siguiente...]

{Narra Lauren}

Me incorporé cuando el sol todavía no había salido totalmente aquella mañana. Llevaba horas despierta, malamente había dormido algo por la noche, sumándole a eso que había olvidado bajar las persianas antes de acostarme.
Principalmente, había dedicado mis supuestas horas de sueño a pensar. Pensé en Harry, en su supuesta prima Carly y en su bebé. Pesé en One Direction. Pensé en las chicas. Pensé en mí. Y, finalmente, llegué a la conclusión de que si estaba saliendo con Harry debía confiar en él. Al fin y al cabo, sólo se vive una vez, ¿no?

Me levanté de un salto de la cama y abrí el armario. Escogí un conjunto de ropa al azar, que consistía en unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta básica blanca y mis vans rosas. Después cogí mi móvil y algo de dinero, lo guardé en el bolsillo trasero de mis pantalones y salí a la calle.
Tenía pensado darle una sorpresa a Harry, llevándole un improvisado desayuno a la cama. Todavía eran las ocho y media, y, por regla general, Harry no solía levantarse hasta las nueve, así que supuse que todavía seguiría en casa.

Caminé por las calles y paré en un puesto ambulante de crepes que había en la esquina de la calle, dónde compré una enorme tortita con nutella para él y una pequeña cajita de plástico con frutas en su interior, ya que yo era alérgica a la leche. Después, me puse en marcha hacia casa de Harry.
Por el camino pasé por delante de un quiosco que estaba abarrotado de gente. Pensé que quizás le gustaría leer el periódico de la mañana, así que entré. Tenía todavía algo de tiempo hasta que dieran las nueve.

Cogí el primer periódico que vi en la estantería, ya que no estaba demasiado puesta en esos temas, y resultó venir con una pequeña revista de regalo. Mientras hacía cola para pagar, ojeé la portada. Y lo que vi en ella hizo que se me cayera nuestro desayuno al suelo, dejándolo todo perdido.

[Más tarde...]

{Narra Caitlin}

Apunto estaba de dar las diez en punto, hora en la que había quedado con Niall en el Starbucks más cercano al hotel. Estaba nerviosa, no iba a negarlo. Seguía sin saber nada de Álex desde la noche anterior, pese a que le había dejado muchos más mensajes en su buzón de voz. Por otra parte, mis sentimientos por el irlandés nunca habían desaparecido del todo, es más, en mi interior le seguía queriendo, estaba segura. Así que sí, estaba nerviosa, doblemente nerviosa, si cabe.

Salí del hotel cuando faltaban dos minutos para las diez. Sabía que Niall era puntual, pero no estaría mal hacerle esperar. Iba con los cascos colocados en mis oídos, escuchando música de mi ipod, del cual jamás me separaba. De pronto, el móvil que llevaba en el bolsillo trasero de mis pantalones comenzó a vibrar, avisándome de una llamada entrante. Miré la pantalla. Era mi madre.

- ¡Hola mamá! ¡Cuánto tiempo sin hablar contigo!
- ...
- Todo por aquí genial, ya sabes. Y desde que Álex se vino con nosotras mucho mejor.
- ...
- Ya, me imagino... pero no te preocupes, en apenas una semana me tienes allí de vuelta.
- ...
- Y bueno, ¿a qué se debe esta llamada? Porque desde que descubriste el WhatsApp no haces llamadas por cualquier cosa... - me reí.
- ...
- ¿Qué? Mamá, ¿qué dices? - dejé de reírme mientras mi rostro se ensombrecía poco a poco.
- ...
- No...
- ...
- Mamá, es una broma, ¿verdad?
- ...
- Pero, ¿Holly? ¿A qué Holly te refieres? ¿Mi prima Holly?
- ...
- No, mamá, por dios, dime que no es cierto... - mi voz comenzó a temblar a la vez que unas lágrimas querían asomarse por mis ojos. Intenté reprimirlas.
- ...
- ¿Está en Londres? ¿En qué hospital?
- ...
- Voy ahora mismo a verla - una lágrima atrevida resbaló por mi mejilla, una lágrima que fui incapaz de frenar.
- ...
- ¿Se pondrá bien?
- ...
- No, mamá, por dios, no me digas eso... - y detrás de aquella primera lágrima atrevida, vinieron muchas más. Me pegué contra la pared del edificio que tenía a mi derecha y dejé que mi vista se nublara. Escuchaba la voz de mi madre lejana, apenas prestaba atención a lo que decía.
- ...
- Claro... llámame si te enteras de cualquier cosa. Te quiero.

Y colgué. ¿Por qué Holly? ¿Por qué ella precisamente? Me sacaba dos años pero habíamos estado unidas desde muy pequeñas. Más que primas parecíamos hermanas. Y la llamada de mi madre para contármelo no había hecho otra cosa que comenzar a estropear un día que sería muy raro para mí.

Me mantuve pegada a la pared de mi edificio durante al menos cinco minutos más, dejando que mi rostro se anegara en lágrimas. Finalmente, tras esos cinco minutos de desahogo, dejé de llorar. Me sequé las mejillas y me deshice en pensamientos positivos. Estaba en el hospital. Estaba grave. Pero no había muerto, y las posibilidades de que empeorara eran lo suficientemente bajas como para darme fuerzas.

Me agaché y me senté en el suelo, ignorando a la gente que pasaba por mi lado y me miraba con cara extraña. Desbloqueé mi blackberry y volví a marcar el número de Álex. Lo necesitaba más que nunca y tenía una pequeña corazonada de que ahora me contestaría. Y así fue, a los veinte segundos, respondió.

[Conversación telefónica]

- ¿Sí? - respondió Álex con la voz seca, pese a que tenía mi número guardado en su teléfono y sabía perfectamente quién llamaba.
- Álex, soy yo - dije en un susurro.
- Lo sé.
- ¿Dónde estabas? ¿Por qué no me respondiste a las llamadas? - elevé algo la voz.
- Estuve ocupado.
- ¿Ocupado? ¿Tan ocupado como para no ser capaz de mandarme un mísero mensaje diciendo que estabas bien? Estaba preocupada por ti, ¿sabes? - le reproché con enfado.
- ¿Preocupada? - se rió entonces de una forma muy sarcástica - Cada día me sorprendes más, Caitlin.
- ¿Por qué? No te entiendo, Álex, estás muy raro...
- No, cariño, yo soy el de siempre... - dijo con unas palabras cargadas de ironía. A saber por qué se había enfadado esta vez...
- No sé que te pasa, pero podremos solucionarlo más tarde... - hice una breve pausa durante la cual respiré profundamente - Álex, te necesito.
- ¿Me necesitas?
- Sí, te necesito a mi lado. Ha pasado algo horrible y necesito que me ayudes.
- Ah, ¿me necesitas? ¿Y por qué no le vas a pedir ayuda a tu amiguito el irlandés?
- ¿Qué? ¿A Niall? - pregunté confundida - ¿Y por qué a Niall?
- No disimules, Caitlin, se te nota a la legua que estás coladita por él. No sé como no me había dado cuenta antes... parezco idiota.
- Álex, ¿te estás escuchando? No estoy coladita por Niall. Él fue un episodio en mi vida, fue parte de mi pasado. Ahora es simplemente un amigo. Mi presente eres tú.
- No me mientas, Caitlin, porque ya sabes que no soporto que me mientan.
- ¡No te miento, Álex! ¡Yo te quiero! - elevé algo la voz, a la vez que me puse en pie. No hubo respuesta por parte de Álex - ¿No vas a contestarme? Te necesito, estoy pasando por un mal momento, te llamo a ti porque te quiero... ¿y no vas a ayudarme?
- Ya te he dicho antes que sea lo que sea, llames a tu irlandesito. Seguro que él se muere por ayudarte en cualquier tontería.
- VALE, ÁLEX, MUCHAS GRACIAS. YA ME HE DADO CUENTA DE LA CLASE DE PERSONA QUE ERES. ¡ERES UN COMPLETO IMBÉCIL! - sin darme cuenta, me puse a gritar al teléfono en medio de la calle - Y AHORA MISMO VOY A LLAMAR A MI "IRLANDESITO" PARA PEDIRLE QUE ME ACOMPAÑE AL HOSPITAL A VISITAR A MI PRIMA, QUE ESTÁ INGRESADA DE GRAVEDAD. Y ESO, "CARIÑO", QUE TE VAYAS UN RATITO A LA MIERDA, ¿SÍ? - y colgué.

[Fin de la conversación]

En un ataque de rabia, lancé mi teléfono contra el suelo con toda la fuerza que pude y empecé a llorar de nuevo, pero ya se sabe que las blackberries son casi indestructibles, por lo que continuaba intacta.

Con la vista nublada por las lágrimas que anegaban mis ojos me agaché y recogí el móvil del suelo, para después marcar otro número de teléfono. Dicha persona me saludó al otro lado de la línea y aproveché una pequeña pausa para tragarme las lágrimas antes de comenzar a hablar.

- Niall, necesito pedirte un favor.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Capítulo 35.

Sé que el capítulo de hoy no es demasiado largo, pero prometo subir mañana también, y haré todo lo posible por subir los siguientes días. Gracias a todos los que me leéis y a los que me dejáis comentarios tanto por aquí como por twitter. Os quiero.
Twitter: @myhoranwish.

{Narra Lauren}

Observé el nombre que aparecía en la pantalla. Número desconocido. ¿Quién querría llamar a Harry a estas horas y desde un número oculto?
Levanté la vista una vez más para ver si Harry volvía del baño, pero como temía que la llamada se cortara, pulsé el botón verde de su teléfono móvil y me lo acerqué a la oreja.

[Conversación telefónica]

Mantuve el aparato pegado a mi oreja, pero no pronuncié palabra.

- ¿Hola? - una voz de mujer me saludó - Harry, puedo escuchar tu respiración - soltó una leve carcajada. No sabía de qué, pero esa voz me sonaba, me sonaba mucho. Me mantuve sin decir una sola palabra. Una misma pregunta rondaba por mi cabeza, la misma cada vez, ¿por qué esa mujer estaba llamando a Harry a estas horas? - ¿Harry? ¿No piensas hablar? Dijiste que me llamarías si me necesitabas, pero pensé que quizás no te atrevías a hacerlo…
- ¿Necesitar el qué? - hablé entonces, interrumpiendo esa conocida voz femenina - ¿Quién eres? - se escuchó un silencio al otro lado del aparato. Está claro que esa mujer, fuese quien fuese, no se esperaba que yo fuera a contestar la llamada.
- ¿Quién eres tú? ¿Y por qué tienes el teléfono de…?
- Yo he preguntado primero, ¿quién eres? - la interrumpí de nuevo.
- Soy Car… - antes de que la chica terminara de hablar escuché el “pi, pi, pi” que indicaba el final de la llamada.

[Fin de la conversación]

Una de las dos había colgado. O ninguna. Porque en este caso, fue Harry el que lo hizo, después de arrebatarme el teléfono de las manos.
Me miré las manos por inercia, para después levantar la cabeza y observar el rostro de Harry, que me miraba fijamente con el semblante serio. Di dos pasos hacia atrás de forma inconsciente.

- ¿Por qué has contestado? - su voz era grave y monótona, sin emoción alguna.
- Pu-pues… es que estabas en el baño y… bueno, y-yo te llamé y no… no venías, y… - había algo, un pequeñísimo matiz en su tono de voz que me imponía, que me daba… miedo.
- ¿Y POR QUÉ NO DEJASTE QUE SONARA? Estoy seguro de que se cansarían y llamarían más tarde - se había enfadado, eso estaba claro.
- Bueno, lo siento, pensé que podría ser algo importante… - me defendí. No me gustaba nada el tono con el que se estaba dirigiendo a mí.
- ¿Cómo iba a querer un número desconocido algo importante?
- ¿Y tú como sabes que llamaban desde número oculto? - Harry abrió mucho los ojos, con aspecto sorprendido. Ajá, le había pillado. ¿Qué me estaba ocultando Harry?
- Bueno, me imaginé que sería un número oculto, escuché desde arriba que preguntabas quién era la que llamaba…
- ¿”La”? Das por hecho que era una chica - me crucé de brazos, levanté una ceja y observé fijamente a Harry, esperando a que contestara.
- Llevo unos días esperando una llamada - contestó con rapidez. No sé por qué, pero tenía la sensación de que me estaba mintiendo, y eso no me gustaba nada.
- Esa mujer se llamaba Car… - cambié de tema, pero no continué, porque tampoco sabía su nombre, ya que la llamada se había cortado. Era Car, ¿verdad? Car… ¿de qué me sonaba a mí Car? ¿A quién conocía yo cuyo nombre empezaba así? Oh, no… ya lo recordaba. Ella no, por dios, cualquiera menos ella… ¡Caroline! - Harry, dime la verdad… ¿era Caroline? - mi rostro se ensombreció de golpe, temiéndome lo peor.
- No, no era Caroline - un sentimiento de alivio recorrió mi cuerpo de arriba abajo, olvidándome por un momento el pequeño enfado que tenía - ¡Carly! Sí, eso, era Carly. Mi prima, Carly. Llevo unos días esperando a que me llame para saber… como va su embarazo. Está embarazada, ¿sabes? Embarazada de ocho meses. Eso significa que dentro de poco seré tío, bueno, tío segundo. O lo que sea, pero estoy muy…
- Harry, para - le interrumpí antes de que aumentara más la velocidad de sus palabras, algo muy raro en él, que solía hablar de forma muy lenta - Si la que llamaba era tu prima, ¿a qué se debe tanto escándalo? - las cosas seguían sin cuadrar. Harry hizo una pausa de unos cuantos segundos, durante los que parecía estar escaneándome descaradamente con la mirada.
- No te enfades, Lauren, no ha sido por nada en especial. Simplemente me asusté un poco, Carly no sabe que tengo novia y…
- Bueno, déjalo. No me apetece discutir más, ¿vale? - respiré profundamente, rascándome un picor inexistente en mi cuello - ¿Me dejas algo de ropa para dormir?
- Eh, sí, respecto a eso… acabo de recordar que mañana he quedado con Paul para hablar de unas cosas y he de levantarme temprano. Lo de dormir juntos vamos a tener que dejarlo para otro día... - no dejé que continuara hablando, sino que me di la vuelta y cogí mi abrigo y mi bolso del colgador.
- Vale, ya lo pillo. Me voy y no te molesto, no te preocupes. Puedes llamar a Carly sin tener que preocuparte de que yo esté delante escuchándote - terminé de ponerme los tacones, me puse en pie y me dirigí a la puerta. La abrí de golpe y una ráfaga de aire helado me golpeó todo el rostro.
- ¿Qué? No digas tonterías, Lauren - Harry no sabía que decir, se le notaba.
- Buenas noches, Harry - comencé a caminar, alejándome de la casa, sin ni siquiera girarme para despedirme de él.
- Espera, deja que te lleve de vuelta al hotel, al menos…
- No te preocupes, son solo dos manzanas - y sin decir una palabra más, me alejé de la casa y de Harry, sumida en mis pensamientos y en la llamada de Carly que, en apariencia, lo había estropeado todo. Ahora era otra la pregunta que no salía de mi cabeza: ¿Qué me estaba ocultando Harry?