jueves, 30 de agosto de 2012

Capítulo 36.

Aquí os dejo el capítulo 36, algo más largo que los anteriores. Espero que os guste y que comentéis, tanto por aquí como por una mención en twitter.
Por cierto, he puesto una nueva encuesta en el lado derecho de la página. Os agradecería un montón que votarais :3
Os quiero <3.
Twitter: @myhoranwish

{Narra Caitlin}

Eran ya las tres y media de la madrugada y yo seguía sin poder dormir. Llevaba sin saber de Álex desde que el concierto de anoche había terminado. Después, se había esfumado. No contestaba a los WhatsApps, no respondía a las llamadas... le había dejado hasta dos mensajes en su buzón de voz.
¿Dónde podría estar? Verdaderamente, estaba preocupada por él. Dí la enésima vuelta en la cama, tratando de imaginarme adonde se podría haber ido.

Llevaba ya alrededor de veinte minutos con los ojos abiertos de par en par, contemplando la oscuridad de la habitación del hotel, abriéndome paso a la imaginación, cuando un pitido procedente de mi teléfono me sobresaltó. Me avisaba de la llegada de un nuevo SMS a mi buzón de entrada.
Me levanté como un resorte y corrí hacia el teléfono, que estaba, cómo no, enchufado al cargador, con un único nombre resonando en mi cabeza: Álex.

Pulsé las teclas de mi blackberry con soltura y rapidez, pese a que mantenía mi ojo izquierdo cerrado debido a la luminosidad de la pantalla. Abrí el mensaje. No era de Álex. Era de Niall.

¿Te apetece quedar un rato mañana por la mañana? Sólo para desayunar juntos. Lo pasaremos bien. Como en los viejos tiempos... x.

Esbocé una mueca de disgusto. Estaba enamorada de Álex, pero Niall siempre había sido importante para mí... y temía volver a caer en sus redes de la misma forma que anteriormente. Pero seguía sin saber nada del primero, por lo que llegué a la conclusión de que un simple desayuno no me haría mal.

[A la mañana siguiente...]

{Narra Lauren}

Me incorporé cuando el sol todavía no había salido totalmente aquella mañana. Llevaba horas despierta, malamente había dormido algo por la noche, sumándole a eso que había olvidado bajar las persianas antes de acostarme.
Principalmente, había dedicado mis supuestas horas de sueño a pensar. Pensé en Harry, en su supuesta prima Carly y en su bebé. Pesé en One Direction. Pensé en las chicas. Pensé en mí. Y, finalmente, llegué a la conclusión de que si estaba saliendo con Harry debía confiar en él. Al fin y al cabo, sólo se vive una vez, ¿no?

Me levanté de un salto de la cama y abrí el armario. Escogí un conjunto de ropa al azar, que consistía en unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta básica blanca y mis vans rosas. Después cogí mi móvil y algo de dinero, lo guardé en el bolsillo trasero de mis pantalones y salí a la calle.
Tenía pensado darle una sorpresa a Harry, llevándole un improvisado desayuno a la cama. Todavía eran las ocho y media, y, por regla general, Harry no solía levantarse hasta las nueve, así que supuse que todavía seguiría en casa.

Caminé por las calles y paré en un puesto ambulante de crepes que había en la esquina de la calle, dónde compré una enorme tortita con nutella para él y una pequeña cajita de plástico con frutas en su interior, ya que yo era alérgica a la leche. Después, me puse en marcha hacia casa de Harry.
Por el camino pasé por delante de un quiosco que estaba abarrotado de gente. Pensé que quizás le gustaría leer el periódico de la mañana, así que entré. Tenía todavía algo de tiempo hasta que dieran las nueve.

Cogí el primer periódico que vi en la estantería, ya que no estaba demasiado puesta en esos temas, y resultó venir con una pequeña revista de regalo. Mientras hacía cola para pagar, ojeé la portada. Y lo que vi en ella hizo que se me cayera nuestro desayuno al suelo, dejándolo todo perdido.

[Más tarde...]

{Narra Caitlin}

Apunto estaba de dar las diez en punto, hora en la que había quedado con Niall en el Starbucks más cercano al hotel. Estaba nerviosa, no iba a negarlo. Seguía sin saber nada de Álex desde la noche anterior, pese a que le había dejado muchos más mensajes en su buzón de voz. Por otra parte, mis sentimientos por el irlandés nunca habían desaparecido del todo, es más, en mi interior le seguía queriendo, estaba segura. Así que sí, estaba nerviosa, doblemente nerviosa, si cabe.

Salí del hotel cuando faltaban dos minutos para las diez. Sabía que Niall era puntual, pero no estaría mal hacerle esperar. Iba con los cascos colocados en mis oídos, escuchando música de mi ipod, del cual jamás me separaba. De pronto, el móvil que llevaba en el bolsillo trasero de mis pantalones comenzó a vibrar, avisándome de una llamada entrante. Miré la pantalla. Era mi madre.

- ¡Hola mamá! ¡Cuánto tiempo sin hablar contigo!
- ...
- Todo por aquí genial, ya sabes. Y desde que Álex se vino con nosotras mucho mejor.
- ...
- Ya, me imagino... pero no te preocupes, en apenas una semana me tienes allí de vuelta.
- ...
- Y bueno, ¿a qué se debe esta llamada? Porque desde que descubriste el WhatsApp no haces llamadas por cualquier cosa... - me reí.
- ...
- ¿Qué? Mamá, ¿qué dices? - dejé de reírme mientras mi rostro se ensombrecía poco a poco.
- ...
- No...
- ...
- Mamá, es una broma, ¿verdad?
- ...
- Pero, ¿Holly? ¿A qué Holly te refieres? ¿Mi prima Holly?
- ...
- No, mamá, por dios, dime que no es cierto... - mi voz comenzó a temblar a la vez que unas lágrimas querían asomarse por mis ojos. Intenté reprimirlas.
- ...
- ¿Está en Londres? ¿En qué hospital?
- ...
- Voy ahora mismo a verla - una lágrima atrevida resbaló por mi mejilla, una lágrima que fui incapaz de frenar.
- ...
- ¿Se pondrá bien?
- ...
- No, mamá, por dios, no me digas eso... - y detrás de aquella primera lágrima atrevida, vinieron muchas más. Me pegué contra la pared del edificio que tenía a mi derecha y dejé que mi vista se nublara. Escuchaba la voz de mi madre lejana, apenas prestaba atención a lo que decía.
- ...
- Claro... llámame si te enteras de cualquier cosa. Te quiero.

Y colgué. ¿Por qué Holly? ¿Por qué ella precisamente? Me sacaba dos años pero habíamos estado unidas desde muy pequeñas. Más que primas parecíamos hermanas. Y la llamada de mi madre para contármelo no había hecho otra cosa que comenzar a estropear un día que sería muy raro para mí.

Me mantuve pegada a la pared de mi edificio durante al menos cinco minutos más, dejando que mi rostro se anegara en lágrimas. Finalmente, tras esos cinco minutos de desahogo, dejé de llorar. Me sequé las mejillas y me deshice en pensamientos positivos. Estaba en el hospital. Estaba grave. Pero no había muerto, y las posibilidades de que empeorara eran lo suficientemente bajas como para darme fuerzas.

Me agaché y me senté en el suelo, ignorando a la gente que pasaba por mi lado y me miraba con cara extraña. Desbloqueé mi blackberry y volví a marcar el número de Álex. Lo necesitaba más que nunca y tenía una pequeña corazonada de que ahora me contestaría. Y así fue, a los veinte segundos, respondió.

[Conversación telefónica]

- ¿Sí? - respondió Álex con la voz seca, pese a que tenía mi número guardado en su teléfono y sabía perfectamente quién llamaba.
- Álex, soy yo - dije en un susurro.
- Lo sé.
- ¿Dónde estabas? ¿Por qué no me respondiste a las llamadas? - elevé algo la voz.
- Estuve ocupado.
- ¿Ocupado? ¿Tan ocupado como para no ser capaz de mandarme un mísero mensaje diciendo que estabas bien? Estaba preocupada por ti, ¿sabes? - le reproché con enfado.
- ¿Preocupada? - se rió entonces de una forma muy sarcástica - Cada día me sorprendes más, Caitlin.
- ¿Por qué? No te entiendo, Álex, estás muy raro...
- No, cariño, yo soy el de siempre... - dijo con unas palabras cargadas de ironía. A saber por qué se había enfadado esta vez...
- No sé que te pasa, pero podremos solucionarlo más tarde... - hice una breve pausa durante la cual respiré profundamente - Álex, te necesito.
- ¿Me necesitas?
- Sí, te necesito a mi lado. Ha pasado algo horrible y necesito que me ayudes.
- Ah, ¿me necesitas? ¿Y por qué no le vas a pedir ayuda a tu amiguito el irlandés?
- ¿Qué? ¿A Niall? - pregunté confundida - ¿Y por qué a Niall?
- No disimules, Caitlin, se te nota a la legua que estás coladita por él. No sé como no me había dado cuenta antes... parezco idiota.
- Álex, ¿te estás escuchando? No estoy coladita por Niall. Él fue un episodio en mi vida, fue parte de mi pasado. Ahora es simplemente un amigo. Mi presente eres tú.
- No me mientas, Caitlin, porque ya sabes que no soporto que me mientan.
- ¡No te miento, Álex! ¡Yo te quiero! - elevé algo la voz, a la vez que me puse en pie. No hubo respuesta por parte de Álex - ¿No vas a contestarme? Te necesito, estoy pasando por un mal momento, te llamo a ti porque te quiero... ¿y no vas a ayudarme?
- Ya te he dicho antes que sea lo que sea, llames a tu irlandesito. Seguro que él se muere por ayudarte en cualquier tontería.
- VALE, ÁLEX, MUCHAS GRACIAS. YA ME HE DADO CUENTA DE LA CLASE DE PERSONA QUE ERES. ¡ERES UN COMPLETO IMBÉCIL! - sin darme cuenta, me puse a gritar al teléfono en medio de la calle - Y AHORA MISMO VOY A LLAMAR A MI "IRLANDESITO" PARA PEDIRLE QUE ME ACOMPAÑE AL HOSPITAL A VISITAR A MI PRIMA, QUE ESTÁ INGRESADA DE GRAVEDAD. Y ESO, "CARIÑO", QUE TE VAYAS UN RATITO A LA MIERDA, ¿SÍ? - y colgué.

[Fin de la conversación]

En un ataque de rabia, lancé mi teléfono contra el suelo con toda la fuerza que pude y empecé a llorar de nuevo, pero ya se sabe que las blackberries son casi indestructibles, por lo que continuaba intacta.

Con la vista nublada por las lágrimas que anegaban mis ojos me agaché y recogí el móvil del suelo, para después marcar otro número de teléfono. Dicha persona me saludó al otro lado de la línea y aproveché una pequeña pausa para tragarme las lágrimas antes de comenzar a hablar.

- Niall, necesito pedirte un favor.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Capítulo 35.

Sé que el capítulo de hoy no es demasiado largo, pero prometo subir mañana también, y haré todo lo posible por subir los siguientes días. Gracias a todos los que me leéis y a los que me dejáis comentarios tanto por aquí como por twitter. Os quiero.
Twitter: @myhoranwish.

{Narra Lauren}

Observé el nombre que aparecía en la pantalla. Número desconocido. ¿Quién querría llamar a Harry a estas horas y desde un número oculto?
Levanté la vista una vez más para ver si Harry volvía del baño, pero como temía que la llamada se cortara, pulsé el botón verde de su teléfono móvil y me lo acerqué a la oreja.

[Conversación telefónica]

Mantuve el aparato pegado a mi oreja, pero no pronuncié palabra.

- ¿Hola? - una voz de mujer me saludó - Harry, puedo escuchar tu respiración - soltó una leve carcajada. No sabía de qué, pero esa voz me sonaba, me sonaba mucho. Me mantuve sin decir una sola palabra. Una misma pregunta rondaba por mi cabeza, la misma cada vez, ¿por qué esa mujer estaba llamando a Harry a estas horas? - ¿Harry? ¿No piensas hablar? Dijiste que me llamarías si me necesitabas, pero pensé que quizás no te atrevías a hacerlo…
- ¿Necesitar el qué? - hablé entonces, interrumpiendo esa conocida voz femenina - ¿Quién eres? - se escuchó un silencio al otro lado del aparato. Está claro que esa mujer, fuese quien fuese, no se esperaba que yo fuera a contestar la llamada.
- ¿Quién eres tú? ¿Y por qué tienes el teléfono de…?
- Yo he preguntado primero, ¿quién eres? - la interrumpí de nuevo.
- Soy Car… - antes de que la chica terminara de hablar escuché el “pi, pi, pi” que indicaba el final de la llamada.

[Fin de la conversación]

Una de las dos había colgado. O ninguna. Porque en este caso, fue Harry el que lo hizo, después de arrebatarme el teléfono de las manos.
Me miré las manos por inercia, para después levantar la cabeza y observar el rostro de Harry, que me miraba fijamente con el semblante serio. Di dos pasos hacia atrás de forma inconsciente.

- ¿Por qué has contestado? - su voz era grave y monótona, sin emoción alguna.
- Pu-pues… es que estabas en el baño y… bueno, y-yo te llamé y no… no venías, y… - había algo, un pequeñísimo matiz en su tono de voz que me imponía, que me daba… miedo.
- ¿Y POR QUÉ NO DEJASTE QUE SONARA? Estoy seguro de que se cansarían y llamarían más tarde - se había enfadado, eso estaba claro.
- Bueno, lo siento, pensé que podría ser algo importante… - me defendí. No me gustaba nada el tono con el que se estaba dirigiendo a mí.
- ¿Cómo iba a querer un número desconocido algo importante?
- ¿Y tú como sabes que llamaban desde número oculto? - Harry abrió mucho los ojos, con aspecto sorprendido. Ajá, le había pillado. ¿Qué me estaba ocultando Harry?
- Bueno, me imaginé que sería un número oculto, escuché desde arriba que preguntabas quién era la que llamaba…
- ¿”La”? Das por hecho que era una chica - me crucé de brazos, levanté una ceja y observé fijamente a Harry, esperando a que contestara.
- Llevo unos días esperando una llamada - contestó con rapidez. No sé por qué, pero tenía la sensación de que me estaba mintiendo, y eso no me gustaba nada.
- Esa mujer se llamaba Car… - cambié de tema, pero no continué, porque tampoco sabía su nombre, ya que la llamada se había cortado. Era Car, ¿verdad? Car… ¿de qué me sonaba a mí Car? ¿A quién conocía yo cuyo nombre empezaba así? Oh, no… ya lo recordaba. Ella no, por dios, cualquiera menos ella… ¡Caroline! - Harry, dime la verdad… ¿era Caroline? - mi rostro se ensombreció de golpe, temiéndome lo peor.
- No, no era Caroline - un sentimiento de alivio recorrió mi cuerpo de arriba abajo, olvidándome por un momento el pequeño enfado que tenía - ¡Carly! Sí, eso, era Carly. Mi prima, Carly. Llevo unos días esperando a que me llame para saber… como va su embarazo. Está embarazada, ¿sabes? Embarazada de ocho meses. Eso significa que dentro de poco seré tío, bueno, tío segundo. O lo que sea, pero estoy muy…
- Harry, para - le interrumpí antes de que aumentara más la velocidad de sus palabras, algo muy raro en él, que solía hablar de forma muy lenta - Si la que llamaba era tu prima, ¿a qué se debe tanto escándalo? - las cosas seguían sin cuadrar. Harry hizo una pausa de unos cuantos segundos, durante los que parecía estar escaneándome descaradamente con la mirada.
- No te enfades, Lauren, no ha sido por nada en especial. Simplemente me asusté un poco, Carly no sabe que tengo novia y…
- Bueno, déjalo. No me apetece discutir más, ¿vale? - respiré profundamente, rascándome un picor inexistente en mi cuello - ¿Me dejas algo de ropa para dormir?
- Eh, sí, respecto a eso… acabo de recordar que mañana he quedado con Paul para hablar de unas cosas y he de levantarme temprano. Lo de dormir juntos vamos a tener que dejarlo para otro día... - no dejé que continuara hablando, sino que me di la vuelta y cogí mi abrigo y mi bolso del colgador.
- Vale, ya lo pillo. Me voy y no te molesto, no te preocupes. Puedes llamar a Carly sin tener que preocuparte de que yo esté delante escuchándote - terminé de ponerme los tacones, me puse en pie y me dirigí a la puerta. La abrí de golpe y una ráfaga de aire helado me golpeó todo el rostro.
- ¿Qué? No digas tonterías, Lauren - Harry no sabía que decir, se le notaba.
- Buenas noches, Harry - comencé a caminar, alejándome de la casa, sin ni siquiera girarme para despedirme de él.
- Espera, deja que te lleve de vuelta al hotel, al menos…
- No te preocupes, son solo dos manzanas - y sin decir una palabra más, me alejé de la casa y de Harry, sumida en mis pensamientos y en la llamada de Carly que, en apariencia, lo había estropeado todo. Ahora era otra la pregunta que no salía de mi cabeza: ¿Qué me estaba ocultando Harry?

martes, 28 de agosto de 2012

Capítulo 34.

¡LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO! De verdad, siento muchísimo haber tardado tanto tiempo en subir... pero entre que estuve en Irlanda, en la playa y luego de vacaciones apenas he estado un par de días en casa. Y, por lo tanto, no tuve tiempo de escribir.
Tengo algún capítulo más escrito, así que probablemente vuelva a subir mañana y pasado... no sé. O al menos, eso intentaré. Lo siento de nuevo por haceros esperar tanto y espero que disfrutéis de este capítulo. Os quiero <3.
Twitter: @bradfordbadguy


{Narra Caitlin}


Caminé sin mirar atrás, acercándome con pasos rápidos a los demás, que se encontraban en el exterior del local, sumidos en la oscuridad de la noche, riendo y hablando en voz muy alta. A parte de ellos no había ni un alma, por lo que no se preocupaban por el hecho de poder ser vistos por alguna fan.
Harry, Zayn, Louis y Amy estaban en medio de una “discusión”, al parecer, muy divertida, ya que Liam, Claire y Lauren estaban riéndose a carcajada limpia frente a ellos. Miranda y Audrey ya no estaban. Pero me faltaba alguien… ¿dónde estaba Katie? ¿Y Tom? Espera… ¿y Álex?

Me di la vuelta mientras miraba hacia todos los lados posibles, tratando de encontrar a los demás. De pronto avisté a Katie y a Tom sentados en un banco de madera, no muy lejos del otro grupo. Estaban muy juntos el uno al otro, charlando, riendo, mirándose con complicidad. Enarqué una ceja con el semblante bastante confundido. Y de pronto, dejaron de prestarse atención el uno al otro y se giraron hacia mí, como si les hubiera interrumpido de alguna forma. Y algo gracioso debía de haber en mi rostro, porque Katie comenzó a reírse.

- Ahora sí, creo que me he perdido algo… - me acerqué a ellos, con una sonrisa un tanto confundida, bajo la atenta mirada divertida de Tom - ¿No se lo habías contado ya? - me dirigí al chico, esperando a que Katie se recuperara de ese extraño ataque de risa que le acababa de entrar.
- ¡Lo hizo, lo hizo! - exclamó Katie, recuperándose y sentándose en el banco de una manera más apropiada - Esto es sólo el primer paso de nuestro plan, ahora que la vía está libre.
- ¿Vía libre?
- Ahora que Audrey ya no molesta, me refiero.
- ¿Ahora que no molesta? Llámame tonta, pero es que no lo entiendo…
- ¡Caitlin, parece que no vives en este mundo! - exclamó Tom entonces, perdiendo la paciencia de una forma bastante divertida - ¿Ves a Audrey por alguna parte?
- No…
- ¿Y a Louis?
- Sí, allí está.
- ¿Y por qué no está con Audrey?
- Y yo que sé… - hice una pausa de apenas un par de segudos - ¡Un momento! Me estáis diciendo que…
- Exactamente eso - asintió Katie.
- Pero, entonces ellos…
- Ajá - sonrió levemente.
- ¿¡En serio!? - volví a preguntar.
- ¡Que sí, Caitlin, que sí! ¡Que ya no están juntos! Louis la ha dejado.
- Bueno, estaba claro que siempre te había querido a ti.
- Si me quisiera de verdad no me habría dejado por Audrey.
- Bueno, técnicamente podía hacerlo, no estabais juntos ni nada…
- ¡Me había besado, Caitlin!
- Si lo ves de esa forma…

Se produjo una leve pausa entre nosotras dos, ya que Tom llevaba un buen rato escuchándonos sin pronunciar palabra.

- De verdad, me sorprende como sois capaces de entenderos hablando tan rápido y sin terminar una sola frase - nos miraba intercaladamente, con los ojos como platos, y Caitlin y yo nos echamos a reír.
- Bueno, el caso - Katie me miró - Tom y yo tenemos un plan.
- ¿Un plan? ¿Y para qué quieres un plan si Audrey ya no está de por medio?
- En realidad es una forma de que Louis sufra un poco, se lo merece.
- Mira que te complicas las cosas… eres mala, ¿eh? - bromeé.
- No empecemos a hablar aquí de quién es mala y quién no lo es, porque, lo siento Caitlin, pero tú ganas… - contestó Katie, intentando reprimir una sonrisa - ¿¡Cómo pudiste habérmelo ocultado!?
- ¿Ocultar el qué? – una voz a mis espaldas nos sobresaltó a los tres. El rostro de Katie se volvió serio de golpe mientras Tom intentaba no reírse. Yo, por mi parte, no sabía si irme corriendo para reírme o quedarme para ayudar a Katie con su “plan”.
- Cosas nuestras, Louis, no seas tan cotilla – le guiñé un ojo a Tom y a mi amiga, hablando antes de darle tiempo a cualquier otro para hacerlo.
- Vale, perdone usted, señorita - me contestó Louis con tono divertido. Acto seguido, se volvió y miró a Katie - ¿Puedes venir un momento? Tengo que hablar contigo sobre algo… - intentaba aparentar seguridad, pero en el fondo estaba muerto de miedo. Se le notaba a kilómetros.
- ¿No podemos hablar aquí? - Katie inclinó la cabeza hacia un lado, haciéndose la tonta. Reprimí una carcajada.
- No creo que sea buena idea… - Louis miró de reojo a Tom, que hacía como que no se enteraba de nada.
- Oh, hablamos en otro momento entonces, ¿vale? - Katie cogió a Tom de la mano y se puso en pie, tirando de él - Es que ahora tenemos que irnos - le dedicó una encantadora sonrisa a Louis y, después, sin que nadie se lo esperara, se giró hacia Tom, cogió su rostro con las dos manos y le dio un corto beso en los labios - ¡Nos vemos mañana! - gritó para todos los demás y ambos se fueron de la mano.

Louis y yo nos quedamos en silencio observando cómo se alejaban. Le miré de reojo y pude comprobar que se había quedado de piedra, con la boca entreabierta, sorprendido. Volví a aguantar mis ganas de reír.

- Louis, ¿por un casual sabes dónde está Álex? - le pregunté, cambiando de tema descaradamente.
- No, ni idea - contestó él muy secamente.

Me encogí de hombros, reprimiendo una sonrisa, y saqué mi móvil. Abrí el WhatsApp. Contactos. Álex.

Eh, ¿dónde estás? Has desaparecido de repente, jaja :)

Bloqueé el móvil y lo guardé en mi bolso.

- Ya le he mandado un WhatsApp, a ver si contesta - volví a dirigirme a Louis, pero este parecía no hacerme demasiado caso.
- Eh… sí, claro. Me voy ya, ¿vale? - y sin decir nada más, se dio la vuelta y comenzó a alejarse.
- ¿Tan pronto? - pregunté.
- Sí, es que… estoy cansado - y por un momento me dio pena. Pensé en algo que poder decirle para que no se fuera de aquí tan abatido.
- ¡Eh, Louis! - lo llamé, elevando la voz. Él se dio la vuelta y me miró, sin modificar la seriedad de su semblante - En el fondo te quiere. La conozco.

Y sabía que con eso podría darle, al menos, una pizca de esperanza. Eso sí, Katie no podía saber que yo se lo había dicho.

{Narra Lauren}

Entre unas cosas y otras, al final se nos había hecho tarde, muy tarde. Ya era la una y media de la mañana, y nosotros continuábamos hablando y riendo en mitad de la calle. Bueno, no todos. Audrey y Miranda se habían ido nada más terminar el concierto, al igual que Álex. Katie y Tom, que estaban algo alejados del resto, se fueron poco después, seguidos muy de cerca por Louis. Apenas diez minutos después se fue Caitlin con la excusa de que estaba agotada, pero que, casualmente, coincidió con la llegada de Niall después de recoger todas sus pertenencias en el backstage. Claire y Liam fueron los siguientes, desaparecieron de repente, sin decir nada. Por lo tanto, en aquellos momentos estábamos Niall, Amy, Zayn, Harry y yo sentados en el bordillo de la acera, diciendo tonterías y riéndonos por las cosas más absurdas. Y fue entonces cuando, de casualidad, miré la hora en mi reloj. La una y media.

- Chicos, es tardísimo ya. Yo me voy yendo…
- Va, Lau, quédate un poco más y así luego nos vamos juntas - rogó Amy, juntando las manos en posición de rezar.
- Es que ya es la una y media… - me reí al ver sus gestos.
- Va, Lau, que puedes venir a dormir a mi casa - Harry imitó la voz y la postura de Amy, por lo que se ganó un puñetazo cariñoso por su parte. Todos nos reímos.
- Venga, dejaros de bromas ya. Es muy tarde.
- Eh, no, que te lo digo en serio. Ven a dormir conmigo - Harry me miró a los ojos. Todos los demás comenzaron a reírse y a silbar.
- Uh, Lauren, prepárate para no dormir esta noche - dijo Zayn, haciendo reír a Niall, que ya tenía toda la cara roja. Harry se dio la vuelta y le pegó un puñetazo en el hombro a Zayn. Yo sonreí nerviosa.
- Lauren, no les hagas caso - dijo Harry de nuevo, mirándome fijamente con sus penetrantes ojos verdes. Yo me derretía, ¿cómo iba a decirle que no a esa mirada?
- Está bien… pero nos vamos ya, ¿eh?
- Claro, tú sí que sabes, cuánto antes os vayáis, más PARTY HARD - Niall volvió a reírse a carcajadas, esta vez por las palabras de Amy. Harry se levantó, me pasó un brazo por los hombros y comenzó a caminar.
- No les hagas ni caso - susurró en mi oído, lo que me provocó soltar una carcajada.

Nos alejamos poco a poco de ellos, aunque alcanzamos a oír como Zayn le decía a Amy que podría ella misma aplicarse el cuento de la party hard. No pude evitar reírme de nuevo al escuchar como Amy, nerviosísima, comenzaba a regañar a su novio.
Harry llamó por teléfono a un taxi que nos pasó a recoger apenas cinco minutos más tarde. Su casa no estaba demasiado lejos de allí, así que en quince minutos ya nos encontrábamos cruzando la puerta de entrada y dejando las chaquetas en el recibidor.

- Amor, voy un segundo al baño y ya vuelvo, no tardo nada - Harry depositó un suave beso sobre mis labios y desapareció escaleras arriba. Yo aproveché para quitarme los tacones, que me estaban matando, y justo acababa de sentarme en el sofá cuando un teléfono móvil comenzó a sonar.
Caminé hasta el recibidor de nuevo para comprobar en mi bolso si era a mí a quién estaban llamando. No, mi móvil no era. Con lo que sólo podía ser el de Harry, que se encontraba en uno de los bolsillos interiores de su americana, colgada justo al lado de mi bolso.

- ¡Harry, te están llamando al móvil! - elevé la voz, intentando que me escuchara desde el baño - ¿Harry? - volví a llamar. Esperé unos segundos, pero nadie contestaba. Harry no daba señales de haberme escuchado.
El teléfono seguía sonando, fuese quién fuese, no dejaba de llamar. ¿Quién sería y qué era aquello tan importante que tenía que decirle a Harry a aquellas horas de la madrugada? La intriga me podía, y como Harry no daba salido del baño, busqué en los bolsillos de su chaqueta y cogí su teléfono móvil.

Siempre dicen que la curiosidad mató al gato y, en aquella ocasión, el gato era yo.