jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo 30.

{Narra Claire}

- ¿Qué haces tú aquí? - fue la primera frase que me vino a la cabeza y, así mismo, la primera en salir de mis labios al encontrarme a Liam parado frente a la puerta de la habitación. Parecía haber venido directamente de una fiesta, puesto que llevaba unos pantalones negros con su característica camisa de cuadros abrochada hasta el cuello. Su semblante era serio pero pude apreciar un brillo en sus ojos que me demostraba muchas cosas.
- Buena pregunta, deja que te la haga yo a ti. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no has ido con los demás? - preguntó. Su tono de voz era tranquilo y serio, sin llegar a ser brusco.
- No sé, Liam, no me apetece salir...
- ¿Vas a estar huyendo de mí toda la vida? - preguntó de repente.
- ¿Qué? ¿Por qué dices eso? Si estuviera huyendo de ti te cerraría la puerta en las narices - contesté algo enfadada.
- ¿Puedo pasar? - preguntó directamente. Me hice a un lado y dejé que Liam entrara en la habitación, para después cerrar la puerta detrás de mí.

Hacía dos semanas que las cosas no eran las mismas. Después de escapar corriendo de la cita con Nate y llegar a la habitación estuve una semana encerrada en el hotel, con el teléfono apagado. No quería saber nada de Liam. Sí, vale, podéis pensar que quizás me lo había tomado demasiado a pecho, pero... ¿quién era él para entrometerse en mis asuntos y problemas? Nadie, no era nadie. O, al menos, no lo sería mientras yo no se lo permitiese.

- ¿Me vas a explicar de una vez qué es lo que te pasa? - preguntó mientras se sentaba en la cama.
- Lo sabes perfectamente, Liam, sé que has hablado con Lauren - contesté, apoyada contra la pared.
- Sí, lo sé, pero no entiendo por qué. ¿Tan malo fue lo que hice? Si llego a saber que te ibas a poner así no hubiera ido a hablar con Nate...
- Es que de ninguna manera deberías haber ido a hablar con él. Es mi vida, son mis problemas. Nate era un chico encantador que sólo quería salir a cenar conmigo. Éramos amigos. Hablar, charlar, reír, hacer el tonto... ese era mi plan. ¿Y qué ocurrió? Pues que un señorito cuyo nombre empieza por 'Li' y acaba por 'am' fue a hablar con él y sabe Dios qué ideas le metió en la cabeza para que llegara tarde a la cita, con unas cuantas copas de más y actuando como un loco. Eso es lo que pasa.
- Para empezar, lo único que le dije a Nate cuando me lo encontré por la calle fue que te cuidara. Que eres una persona muy sensible, que te importa demasiado lo que los demás pueden opinar sobre ti, pero que intentas demostrar todo lo contrario. Intentas aparentar fortaleza y valentía, aunque por dentro estés muriéndote. Que odias tu sonrisa pero que yo pienso que es la sonrisa más bonita que he visto jamás. Que siempre estás ahí para ayudar a los demás, que antepones sus problemas a los tuyos propios. Que apenas queda gente como tú en este mundo y eso es una pena. Que sepa tratarte como te mereces, como a una princesa. Que se de cuenta de que ha sido muy afortunado por conocerte - hizo una breve pausa - Y para terminar, ¿de verdad que no te imaginas por qué se lo dije? - con los ojos anegados en lágrimas y un nudo en la garganta, aparté la mirada del rostro de Liam y giré la cabeza. Intuía lo que me iba a decir y eso dolía más que cualquier otra cosa. Lo peor es que todo era culpa mía, yo tenía la culpa de que eso doliera - Porque te quiero, joder.

[Unas horas más tarde...]

{Narra Zayn}

Después de habernos pasado toda la noche bailando, bebiendo y riendo, a las cuatro y media de la madrugada decidimos que sería mejor irnos ya, puesto que al día siguiente teníamos concierto.
Salimos todos juntos de la discoteca. Delante de todo iban Caitlin y Álex, agarrados de la mano y charlando tranquilamente. Un par de pasos por detrás estaban Niall, Harry y Lauren, que estaban enfrascados en una discusión sobre distintos estilos de música. Detrás de estos, Katie y Tom, que parecían haber congeniado muy bien, iban riendo y gastándose bromas el uno al otro. Se veía la química entre ambos en el ambiente. Después estaban Louis, Audrey y Miranda. Las dos chicas iban hablando entre sí, con el semblante serio. Louis estaba más a su aire, con aspecto pensativo, echándole de vez en cuando miraditas a Tom. Y por último, yo estaba intentando que Amy entrara en razón, puesto que había bebido de más.

- Venga, Amy, que nos quedamos atrás - me dirigí a ella cariñosamente, puesto que sabía que no era responsable de sus actos. La chica estaba parada en el medio y medio de la carretera a la que daba la salida de la discoteca, cruzada de brazos. Negó la cabeza con ímpetu pero no respondió nada - ¿Qué pasa? ¿Por qué no quieres venir?
- Quiero bailar más. Me gusta bailar. Es guay - dijo con voz de niña pequeña, para después empezar a dar vueltas sobre sí misma, bailando una música que sólo ella era capaz de escuchar. Terminó por marearse y perder el equilibrio, así que se paró de golpe y comenzó a reírse a carcajadas - ¡Ven a bailar conmigo, Zayn!

Sonreí levemente al verla disfrutar de aquella forma, pero después me di cuenta de que no estaba bien. Ella no era consciente de lo que hacía, y debía llevármela de allí lo antes posible.

- No, amor, tenemos que irnos ya. ¿No te das cuenta de que es muy tarde? - fui a cogerle la mano pero ella la apartó.
- Espera... e-espera un momentito - hizo una pausa dramática, durante la que se balanceó unas cuantas veces.
- ¿Qué ocurre ahora? - pregunté, levantando una ceja.
- Me has llamado amor.
- Sí, ¿tan raro te parece?
- ¿Por qué? - Amy sonrió tímidamente, llevándose una mano a la boca y tapándosela. Actuaba cual niña pequeña. No pude evitar soltar una pequeña carcajada al verla.
- Pues porque eres mi novia y te quiero. Aunque si no te gusta no te lo llamaré más...
- ¿¡Me quieres!? - elevó la voz algo más de lo debido así que volví a acercarme a ella, haciéndole señas para que se mantuviera en silencio.
- ¡Shh, no grites! - susurré - Claro que te quiero, ¿lo dudabas?
- ZAYN, YO NO TE QUIERO - Amy gritaba, sí cabía, más fuerte. Yo intentaba que bajara el volumen de voz, pero no daba resultado - ¡YO TE AMO! TE AMO MÁS QUE A MI PROPIA VIDA, MÁS DE LO QUE NUNCA HE LLEGADO A QUERER A ALGUIEN. NO TE VAYAS NUNCA... por favor - murmuró esas últimas palabras, a la vez que sollozaba ahora de forma inaudible.
- Eh, ¿qué ocurre? ¿por qué lloras ahora? - la cogí delicadamente por los hombros. Ahora, Amy lloraba desconsoladamente. La ayudé a sentarse en el bordillo de la acera, haciendo que apoyara su cabeza sobre mi hombro.
- Mamá siempre dice que las cosas buenas no duran siempre. Yo quiero que tú dures para siempre - mi camiseta estaba empapada debido a sus lágrimas, pero no me importaba. Sabía que Amy no era consciente de lo que decía, pero, según el dicho, los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.

Los minutos iban pasando y Amy no se movía. Se había quedado dormida, apoyada sobre mi pecho. Yo, con la mirada perdida posada sobre el asfalto, seguía dándole vueltas a sus últimas palabras. Y finalmente, cuando el cielo comenzaba a teñirse de un color algo más claro debido a la llegada del amanecer, susurré unas palabras que, en aquellos momentos, sólo yo oiría.

- Esto no terminará nunca, te lo prometo.

martes, 19 de junio de 2012

Capítulo 29.

Para compensar el capítulo corto que subí ayer, aquí tenéis el veintinueve. Espero que os guste.
Y por cierto, gracias por las 10.000 visitas que ya tiene el blog. Muchas gracias, de verdad. Os quiero.
PD: Como siempre, para cualquier cosa, mi twitter es @bradfordbadguy.


{Narra Katie}

Aprovechando que Harry ya iba un poco mal, suponiéndolo por la forma en que se pegaba a Lauren, demasiado exagerada, le cogí el cubata que tenía en la mano y me bebí lo que quedaba de un trago. Ya había hecho lo mismo un par de veces más, con el de Amy y el de Lauren, por lo que estaba algo contentilla, pero todavía era consciente de lo que hacía.
El DJ puso la canción Starships, de Nicki Minaj. Miré a Lauren y a Amy con una sonrisa de oreja a oreja y, a la vez, las tres empezamos a gritar. Nos encantaba aquella canción. Continuamos bailando sin dejar de reír, cuando, de pronto, alguien me agarró del brazo y me arrastró fuera del enorme grupo de gente que se concentraba en el medio de la pista. Dí algunos pasos torpes y, finalmente, pude ver quién me había sacado de allí. O mejor dicho, quiénes.

- ¿Qué pasa? - reí levemente y después miré con gesto interrogante a Caitlin y Álex, que se encontraban frente a mí.
- Álex quiere presentarte a un amigo suyo, eso es todo - Caitlin me sonrió abiertamente, parecía emocionada. Levanté una ceja, confundida.
- ¿Y yo para qué quiero conocer a su amigo? - pregunté. Sin haberme respondido siquiera, Álex comenzó a caminar hacia la barra de la discoteca. Caitlin me cogió de la mano y tiró de mí, siguiendo a Álex.
- Tú no sé, pero él te ha visto antes y estaba bastante interesado en ti - Caitlin se encogió de hombros, sin ocultar su excitación.
- Espera, espera - tiré de su mano, parándome y haciéndola frenar a ella también - Caitlin, ya sabes que yo...
- Katie, sólo quiere presentártelo. Además, es la única forma de olvidarte de...
- Ya, ya lo sé, pero y si no...
- Sí, es lo que quieres. Reconócelo de una vez - por una vez, dejé que terminara la frase. Puse los ojos en blanco y reemprendimos nuestro camino hacia Álex, que se encontraba hablando con un chico junto a la barra.
Era bastante alto, alrededor del metro ochenta y cinco, de complexión fuerte y espalda ancha. Tenía el pelo liso y negro, y unos ojos verdes que te hipnotizaban con solo mirarlos. Su piel era blanca, muy blanca y miles de pequitas inundaban su rostro. Guapo, no lo voy a negar. Y, además, parecía un buen chico.
Cómo no, pasó lo de siempre. Comencé a temblar de los nervios. Caitlin lo notó y me apretó la mano con cariño, para después girarse hacia mí y sonreírme.

- Katie, este es Tom - Álex me sonrió, presentándome a su amigo. Tom se acercó a mí y me dio dos besos, a modo de saludo.
- Encantado - su voz era grave pero cálida al mismo tiempo, me gustaba.
- Lo... lo mismo digo - sonreí nerviosa. Tras unos cuántos segundos más durante los cuales Álex y Tom intercambiaron un par de palabras y Caitlin me tranquilizaba, Tom y yo nos quedamos solos. Bueno, si a estar en una discoteca llena de gente se le puede llamar quedarse solos...

- ¿Quieres beber algo? - preguntó, mirándome fijamente con sus ojos verdes.
- No, gracias, ya he bebido antes y no creo que pueda con algo más... - solté una risita nerviosa.
- Como quieras - Tom se giró hacia la barra y llamó al camarero - Un vodka con piña, por favor.
- ¿Otro más? - preguntó el camarero, sorprendido. Yo levanté una ceja, confundida - Ya lleva usted seis bebidas esta noche...
- Un vodka con piña, por favor - repitió Tom, esta vez un poco más alto.

El camarero asintió con la cabeza y se marchó a preparar la bebida.

- Bueno, Katie, - me miró de una forma muy dulce - estás preciosa esta noche.

{Narra Louis}

Aquello no era normal, me había recorrido la discoteca de punta a punta y todavía no la había visto. Incluso me había acercado a Harry y a las chicas, pero Katie tampoco estaba allí. Ya había pasado un cuarto de hora desde que había dejado a Audrey sentada en la mesa y, conociéndola, como tardara cinco minutos más en regresar abriría hasta una investigación policial para encontrar mi paradero.
Resoplando y, con la cabeza gacha, me acerqué hasta la barra.

- Malibú con piña, por favor - pedí, para después apoyar un codo sobre la barra, a la espera de que me trajeran la bebida. Y entonces la vi. Ahí estaba, a tan sólo dos pasos de mí, con un chico. Él le susurraba cosas al oído y ella se reía. Después, ambos se miraban a los ojos, pero segundos más tarde volvían a reír. Él comenzaba a acercarse a ella, cada vez más, acortando las distancias. Ella se dejaba y yo... yo no podía continuar viéndolo.

- ¡Katie! - me acerqué a ellos, interrumpiendo ese beso que estaban a punto de darse. Ella se giró sobresaltada hacia mí y me miró con sus grandes ojos verdes. La sonrisa que había ocupado su rostro segundos antes se desvaneció.
- Louis... - murmuró. No parecía demasiado contenta de verme - No... no te había visto.
- Claro, no te dignas ni a venir a saludar. Si no llega a ser porque venía a por algo de beber... - provoqué una carcajada, que sonó demasiado exagerada - ¿Cómo estás? Hace muchísimo que no te veía.
- Sólo han sido dos semanas, tampoco es tanto. Además, estabas ocupado, ¿no? - Zas. Katie continuaba con el semblante serio, pero cuánta razón tenía.
- Bueno, si me hubieras llamado hubiera sacado algo de tiempo para ti - intenté arreglarlo, llevándome una mano a la nuca y rascándome levemente. Desgraciadamente, no funcionaba.
- También podrías haberme llamado tú - contestó ella, en un susurro apenas inaudible.

Después vino el silencio incómodo, aquel en el que yo la miraba y ella me ignoraba. ¿Por qué tendríamos que haber llegado a esta situación?

- Hola, soy Tom - el acompañante de Katie, tras notar la situación incómoda por la que estábamos pasando, se presentó y alargó su mano hacia mí, amablemente.
- Louis - me presenté, secamente, dándole la mano. Y ahora tocaba esa pregunta de la que, por nada del mundo, quería saber la respuesta. Pero había que hacerla - ¿Eres su novio?
Tom se echó a reír y Katie se sonrojó.
- No, no estamos saliendo - respondió el chico. Un sentimiento de alivio me recorrió el cuerpo de arriba abajo que después se transformó en uno de culpabilidad por Audrey.
- Todavía nos estamos conociendo. No me gusta hacer las cosas rápido, sin pensar. Pero es un gran chico - Katie volvió a introducirse en la conversación. ¿Era aquello una indirecta? Porque lo parecía. Además, hablaba como si Tom no estuviera delante, escuchándolo. Desgraciadamente, si que lo hacía y en su rostro apareció una sonrisa emocionada por lo que la chica acababa de decir.

[Mientras tanto, en el hotel...]

{Narra Claire}

"Sacapuntas. La respuesta es sacapuntas". Me costaba creer lo inútiles que eran todos los concursantes que trataban de ganar dinero en los programas de la tele. Hacían preguntas que hasta un niño de ocho años contestaría a la primera y, sin embargo, estos tardaban unos diez minutos en encontrar la respuesta adecuada.
Cogí el mando de la tele y pulsé el botón de apagar. No podía pasar más tiempo viendo todos estos programas basura.

Me levanté de la cama y me estiré, aprovechando para echarme un vistazo en el espejo. Llevaba puesto un pijama de pantalón corto azul y camiseta de asas blanca, debido al calor que hacía. Eché un vistazo al reloj que descansaba sobre la mesilla de noche. Todavía eran las diez y media. Las chicas no volverían hasta las dos, aproximadamente, y eso si volvían. Estaba claro que esa noche iba a ser muy larga y aburrida.

Cogí la mochila de Caitlin que estaba tirada junto a la cama y saqué su ipod del bolsillo interior. Siempre estaba cargado, al contrario que el mío, y tenía muchísimas canciones.
Pulsé el botón de música aleatoria. La canción que sonó fue Give your heart a break, de Demi Lovato. Subí el volumen al máximo y escuché la letra con atención, tratando de pensar en su significado.
The day I first met you, you told me, you'll never fall in love. But now that I get you I know fear is what it really was. Now here we are, so close yet so far, having not passed the test. When will you realize? Baby, I'm not like the rest.
No dejé que comenzara a sonar el estribillo, sino que me quité los auriculares y lancé el ipod a la cama, lejos de mí. ¿Era aquello el destino? No, sólo había sido el azar. Pero, entonces... ¿por qué me sentía tan identificada con la letra?


Por suerte, antes de que pudiera pensar en nada más, tres fuertes golpes sonaron en la puerta.
Me levanté, extrañada, pensando en quién podría ser. Dudaba tanto que fueran las chicas... aunque todo podría ser.
Abrí la puerta y lo que me encontré allí fue lo que menos me esperaba.

- ¿Qué haces tú aquí?

lunes, 18 de junio de 2012

Capítulo 28.

Capítulo corto no, cortísimo, y lo sé. Lo siento. Hace ya varios días que no subía y me sentía culpable por ello, por eso prefiero subir este y en un par de días o así subir el siguiente. Hace poco he terminado el curso, por lo que pensaréis que tengo más tiempo, pero este jueves me voy a una excursión de la que no volveré hasta el sábado, y después, el 3 de julio me iré a Irlanda durante tres semanas, por lo que también estaré bastante tiempo sin subir.
Durante estos días espero subir, por lo menos, dos capítulos más. ESPERO, no prometo.


Sin enrollarme más, espero que os guste el capítulo :D


{Narra Caitlin}

Nada más entrar, pude ver como Lauren, Amy y Harry bailaban en el medio de la pista, a la vez que se sujetaban la barriga de la risa. Parecían estar pasándoselo en grande. Un poco más alejados, al fondo del local, Zayn, Louis y Audrey estaban sentados, tomando una copa y riéndose a carcajadas. Observé a Katie de reojo, quién no pareció darse cuenta de estos últimos y miraba embobada a los tres que bailaban en el centro de la pista, deseando unirse a ellos.

- Ve, anda - dije, con una sonrisa de lado. Katie se giró de golpe hacia mí.
- ¿De verdad que no te importa que me vaya a bailar con ellos? - mi amiga ensanchó su sonrisa, moviendo rítmicamente los pies.
- No, boba, haz lo que quieras - me reí - Yo estaré con Ále...
- ¡Nos vemos! - Katie no me dejó terminar y se marchó corriendo hacia el grupito, que no paraba ni un segundo de bailar.

Continué recorriendo la discoteca con la mirada, hasta que me topé con lo que menos deseaba en aquellos momentos. Algo que hizo que un sentimiento de... ¿dolor? ¿Era aquello dolor? En fin, que hizo que algo se me removiera en el pecho. Algo, quizás, parecido a la desilusión, a la furia... a la rabia. En pocas palabras, Niall estaba dándose el lote con Miranda. Ahí, a un par de metros de mí, sentados junto a Zayn, Louis y Audrey, que no dejaban de reír ni un momento.
Entonces, supe lo que iba a hacer. Con decisión, tomé a Álex de la mano y me abrí paso entre el gentío, sin dejar de bailar. Me coloqué muy cerca de ellos, a tan sólo unos pasos, de forma que tuvieran una buena perspectiva nuestra. Y, entonces, me di la vuelta y lo besé. Pasé mis brazos alrededor de su cuello y enredé mis dedos con su pelo. Él se sorprendió, pero rápidamente reaccionó y rodeó mi cintura con sus fuertes brazos, atrayéndome más y más hacia su cuerpo. Sus labios se movían rápida y bruscamente sobre los míos, quizás demasiado, pero no me importaba, siempre y cuando mi plan diera resultado...

- ¡Ehhhhh, parad el carro, colegas! - la voz de Zayn interrumpió aquel momento. Sonreí, todavía pegada a Álex, para después separarme de él y girarme hacia los chicos.
- ¡Anda, hola! No os había visto - me acerqué a saludar. Les dí dos besos a Zayn, Louis y a Audrey, que me asesinó con la mirada por estar acaparando toda la atención, me imagino. Por el rabillo del ojo pude comprobar que Niall ya se había separado de Miranda y no nos quitaba el ojo de encima.
- Ya, veo que estabas muy ocupada - Zayn se empezó a reír, después de hacerle una seña con la cabeza a Álex a modo de saludo.
- Sí, bueno - agaché la mirada, sonriendo levemente - Conocéis a Álex, ¿verdad? - mi "mejor amigo" se acercó y los saludó a todos, uno a uno. Sí, Niall incluído, y eso fue lo que más me gustó.
- ¿Cuándo llegasteis? - preguntó Louis, mientras nos hacía sitio en el pequeño sofá.
- Oh, no hace mucho... diez minutos, a lo sumo - respondí, tratando de aparentar indiferencia - Entramos con Katie.
Louis se atragantó con la copa que estaba bebiendo.
- ¿Katie? ¿También ha venido? - tratando de disimular, comenzó a mirar a su alrededor. Lástima que lo hiciera tan mal...
- Sí, nada más entrar se fue con Harry, Lauren, Amy y algunos chicos más - una mentira más, una mentira menos... bah, no importaba. Me giré hacia Audrey para observar su rostro que, como esperaba, era épico. Cómo se notaba que cada vez nos aguantábamos menos...

{Narra Louis}

Ya no podía pensar en otra cosa que no fuera ella. ¿De verdad Katie estaba aquí?
No voy a negarlo, durante estas dos últimas semanas no había dedicado demasiados pensamientos en ella. Bueno, concretamente, desde que conocí a Audrey aquella noche frente al centro comercial. Sus prominentes curvas y su largo y liso cabello anaranjado habían llamado mi atención, quizás demasiado. Y, antes de que pudiera darme cuenta, me encontraba allí, tirándole los tejos, mientras ella se dejaba, facilona. Todo lo contrario a lo que a mí me gustaba.
Miraba a mi alrededor con nerviosismo, sin prestar atención a los chistes malos que Zayn llevaba contando toda la noche, buscándola, cuando una mano se situó bajo mi barbilla y me hizo girar la cara. Me encontré con el rostro de Audrey a pocos centímetros del mío.

- Cariño, estás un poco raro esta noche, ¿ocurre algo? - preguntó de forma inocente, con su voz silbante. Yo eché un último vistazo a la pista de baile, antes de girarme por completo, colocándome frente a mi novia.
- Estoy bien, tranquila - sonreí, mirándola a los ojos.
- No sé, me tienes preocupada. ¿Seguro que no estabas buscando a alguien? - cómo se nota que las mujeres lo saben todo en todo momento. Me apresuré a negarlo.
- No, que va, para nada. Sólo estoy un poco agobiado, hay demasiada gente y hace mucho calor. No te preocupes, princesa - todavía se me hacía un poco raro pronunciar ese estúpido nombre, pero a Audrey le gustaba. A veces, me sorprendía a mí mismo lo que había llegado a hacer por ella...
Audrey acortó la distancia entre nosotros y presionó sus labios contra los míos, dándome un suave pero húmedo beso. Después de unos pocos segundos de intensidad se separó, para después sentarse junto a mí y cogerme de la mano.
- Te amo, Louis - dijo, de forma dramática, mirándome a los ojos. Tragué saliva, intentando evitar su mirada.
- Y yo, cariño - me liberé de su mano que me agarraba y me puse en pie - Voy a... voy a por algo de beber. ¿Te traigo algo? - me ofrecí.
- No, gracias - me sonrió abiertamente. Sin decir nada más, me di la vuelta y me mezclé entre el gentío, dispuesto a hacer algo más que pedir una bebida.

martes, 12 de junio de 2012

Capítulo 27.

[Unas horas más tarde...]

{Narra Katie}

Estaba tirada en la cama con los ojos entrecerrados, a punto de quedarme dormida y eso que todavía eran alrededor de las ocho y media de la tarde. La habitación desordenada y vacía, ya que sólo Claire y yo nos encontrábamos en ella y el leve murmullo constante de la televisión encendida le daba al ambiente un aspecto desaliñado.
Llevábamos toda la tarde allí encerradas sin hacer nada, salvo dormitar y, a ratos, ver los aburridos programas del corazón que echaban por la televisión.
No sé qué le ocurría a Claire, que hacía una semana que apenas salía de casa. Andaba todo el día por ahí como un zombie y casi no hablaba. Yo, por mi parte, no tenía con quién hacerlo. Amy estaba todo el día con Zayn, Lauren en casa de Harry y Caitlin siempre salía con Álex. Con Niall y Louis no hablaba desde hacía dos semanas, y lo mismo con Audrey y Miranda, aunque de éstas ya me lo esperaba. Y, bueno, alguien tiene que quedarse a vigilar a Claire, ¿no?

De pronto, el estruendoso tono de llamada de mi móvil me sobresaltó, haciéndome despegar la mirada de la pantalla del televisor. Sin moverme de mi posición, tumbada en la cama, alargué la mano hacia la mesilla de noche y cogí el teléfono.

[Conversación telefónica]

- Hola - contesté, sin pararme a mirar quién llamaba.
- Hola guapísima, ¿qué haces? - reconocí la voz de Caitlin al otro lado del aparato.
- ¡Hombre, te dignas a llamar! Mientras tú te vas día sí y día también por ahí, yo me quedo en la habitación del hotel, y lo sabes - dije en broma.
- ¡Katie, pero si yo te dije que te vinieras conmigo y con Álex!
- Paso, ¿para estar de sujetavelas mientras os besuqueáis como si no hubiera un mañana? No, gracias - ella rió.
- No seas tonta, no nos besuqueamos de esa forma.
- ¿De esa forma? Pero sí de otra, ¿no? Ay, Caitlin, que hace mucho que no me cuentas nada... - volvió a reír. Estaba nerviosa, lo sabía.
- No, bueno, sí... ¡no sé!
- O sea, que te gusta - sonreí.
- Puede.
- No, puede no. O sí, o no - me reí.
- ¡Cállate ya, Katie! - ambas nos reímos - Bueno, a lo que iba. Esta noche vamos a salir todos, ¿te vienes? No admito un no por respuesta.
- ¿Todos? - pregunté - ¿Quiénes son todos?
- Vaya, esa misma pregunta le hice yo a Amy - Caitlin se rió - Pues todos es todos, Katie, todos.
- ¿De verdad tengo que ir?
- Katie, no puedes evitar a Louis por más tiempo. Él ahora está con Audrey y las cosas son así - vale, había tocado dónde dolía.
- No es por Louis. Me da igual que esté con Audrey. Me da igual todo lo que haga o deje de hacer - ja, qué mentira - Es sólo que... no me apetece. Además, tengo que quedarme con Claire... últimamente está demasiado depresiva, miedo me da lo que pueda llegar a hacer - Caitlin rió fuertemente.
- Eso no nos supone ningún problema, Claire también va a venir - hizo una pausa de apenas un segundo - Quedamos así, a las nueve os recogemos en la puerta del hotel, ¡chao! - y sin darme tiempo a protestar, Caitlin cortó la comunicación.

[Fin de la conversación telefónica]

Resoplando con gesto divertido volví a dejar el móvil encima de la mesilla de noche. Me estiré y bostecé sonoramente para, acto seguido, levantarme de un salto de la cama y mirar a Claire, que seguía tumbada sin inmutarse.

- Claire, movimiento, nos vamos de party - dije a la vez que abría el armario y cogía un conjunto que colgaba de una percha. Sí, ya lo tenía preparado, desde hace cuatro días, concretamente. Sólo esperaba a que alguien me avisara para salir, no tenía pensado hacerlo yo sola. Me encerré en el baño y comencé a vestirme. Era un vestido negro de asas, no muy arreglado y corto, muy corto. Por delante, tenía una fila de botones blancos y, por detrás, dejaba ver la espalda debido a la tela de encaje.


Combiné el vestido con unos tacones de plataforma cerrada también negros, aunque no demasiado altos, ya que era bastante alta. Me coloqué frente al espejo dispuesta a peinarme. Por suerte, mi pelo no se encontraba demasiado desastroso, así que pude echarme algo de espuma y dejar que me cayera suelto y ondulado por la espalda. A continuación, me maquillé ligeramente, tan sólo una raya negra en el ojo, algo de rímel y un poco de base, tampoco me gustaba ir pintada como una puerta.

Miré mi reloj y, para mi sorpresa, sólo habían pasado quince minutos desde que dejé de hablar con Caitlin. Eso quería decir que eran las nueve menos cuarto. Todavía tenía un cuarto de hora hasta que pasaran a recogerme. Salí del baño para ver si Claire estaba ya preparada pero, como cabía de esperar, no, no lo estaba. Tonta de mí por pensar que me haría caso, puesto que... sí, seguía tumbada en la cama, si cabe, en la misma posición que antes.

- ¡Claire! ¡Que sólo quedan veinte minutos para que nos vengan a recoger y tú todavía estás sin vestir! - levanté un poco la voz, mientras intentaba apurarla. Ella movió la cabeza para mirarme, con expresión seria, pero no se movió.
- Yo no voy.
- ¿Qué? Tú sí que vienes. Venga, andando.
- Que no, que no voy.
- ¡Claire! - exclamé. Caminé hasta el mueblecito de la televisión y la apagué - No voy a dejar que te quedes postrada en la cama durante toda la noche tragándote todos estos programas basura.
- ¡Que no voy a ir y punto, no seas pesada!
- Pero, ¿por qué? Claire, estás muy rara últimamente, no sé qué te pasa...
- Lo que pasa es que todavía tengo algo de personalidad y sé decidir las cosas por mí misma. A mí, si no me apetece salir, no salgo. Y punto.
- Pero, ¿qué dices? - elevé el tono de voz, algo enfadada - No me lo puedo creer, Claire... ¿De verdad lo dices en serio?
- Sí, parece que tengas que complacer a Caitlin en todo lo que te diga.
- ¿Perdona? Sabes perfectamente que yo no soy así. Si salgo es porque paso de ser una aburrida que se deprime por cualquier tontería que le haya pasado con el chico que le gusta.
- Esto no tiene nada que ver con Liam - respondió ella rápidamente.
- Ah, no, pero bien que pensaste en él, ¿verdad? - respondí. Cogí mi bolso negro de mano y metí el móvil y algo de dinero en él. Me dirigí a la puerta y miré hacia Claire - Nada, cuando se te bajen los humos y dejes de pagar tus problemas con el resto de la humanidad, me llamas, ¿vale? - y dicho esto, salí de la habitación, dando un sonoro portazo.

[A las nueve de la noche...]

{Narra Caitlin}

A las nueve y cinco pasadas, el taxi nos dejó a Álex y a mí frente a la puerta del hotel. Me encantaba pasar tiempo con él, no había momento en que no me riera por cualquier tontería que dijese. Me costaba creerlo, pero me hacía sentir especial.
Desgraciadamente, la sonrisa desapareció de mi rostro en cuanto vi a Katie, arreglada para salir y con semblante serio y enfadado.

- Hola chicos - Katie nos dio dos besos a cada uno y acto seguido se colocó a mi derecha, dejándome a mí en el medio de los dos. Emprendimos la marcha hacia la discoteca, una muy conocida en Londres, "Ministry Of Sound".
- ¿Qué pasa? - le pregunté, sin dejar de andar.
- Nada - contestó muy secamente.
- ¿Nada? Va, no me lo creo...
- ¿Quieres saber qué pasa? ¡Pues que estoy harta! Hago todo lo posible para hacerla reír, o, al menos, para que sonría. Me he quedado toda - exageró la palabra - la semana en la habitación con ella sólo para que no estuviera sola. He intentado de mil formas distintas entablar una conversación con ella pero nunca ha dado resultado. He probado a sonsacarle a Liam algo de información pero él tampoco sabe lo que pasa. ¿Y qué ocurre el día que decido salir? Pues que después de insistirle repetidamente para que viniera y tomara un poco el aire me dice que no piensa venir y que no tengo personalidad por dejar que me convencieras para salir. ¿Te parece normal? Porque no, a mi no me lo parece. No es mi culpa que las cosas no le vayan bien, yo sólo he intentado ayudarla - dijo todas estas palabras rápido, muy rápido, casi sin pararse a respirar. Observé de reojo la cara de Álex, que era de confusión total. Me reí ligeramente, pero rápidamente me puse seria, al darme cuenta de la mirada asesina que Katie me estaba dedicando.
- Hablas de Claire, ¿verdad?
- Sí, ¿quién si no...? - comenzó a hablar de nuevo, pero la interrumpí.
- ¡Shh! Calla, calla. Relájate. No pienses más en eso, si ella ha querido quedarse en casa es porque no se sentía con ánimos ni ganas de salir. Son rachas, ya se le pasará - ella se encogió de hombros y continuó caminando con la mirada fija en el suelo - Ahora olvídate, sólo céntrate en lo bien que nos lo vamos a pasar esta noche.
- ¿Amy, Lauren y los demás ya están allí? - preguntó Álex, metiéndose en la conversación.
- Supongo... - caminamos durante un par de minutos más hablando de cosas tontas y sin importancia. No tardamos, entonces, en avistar la discoteca. La música se escuchaba desde la calle y todo estaba lleno de luces.
- Uh, chicos, ¡party hard! - exclamó Katie, motivándose. Qué poco había tardado en superar su enfado... Los tres nos reímos y entramos en el local, pero lo que nos esperaba dentro no era tan agradable como me lo imaginaba.

sábado, 2 de junio de 2012

Capítulo 26.

HOOOOOOOLA AMORES :3 ¿Qué tal? Bueno, antes de nada, quería dar las gracias a todos aquellos que leéis mi novela... me gusta mucho escribirla y me satisface que vosotros disfrutéis leyéndola. Leo TODOS los comentarios que me dejáis, tanto por aquí como por twitter, y aunque no suela contestarlos, os aseguro que me hacen muy muy muy feliz. 
Recordad, si queréis que os avise por twitter cada vez que suba un nuevo capítulo, sólo tendréis que dejar vuestro nombre de twitter en un comentario y lo haré. Para aquellos que no lo sepan mi twitter es @DJTommosArmy, para cualquier duda, queja, sugerencia, etc.


Y nada, no me enrollo más, que disfrutéis del capítulo, que es bastante romanticón, por cierto (jajaja) y que está dedicado a Carlota, Ana, Laura y Cris, por inspirarme y darme ánimos y fuerzas para hacerlo y porque no sé qué haría sin ellas. Os quiero <3.


[Dos semanas después...]

{Narra Amy}

Los rayos de sol que se filtraban a través de las vaporosas cortinas de la ventana me hicieron cosquillas en la cara, despertándome por fin. Abrí los ojos lentamente y lo que mi mirada encontró fue suficiente como para que una sonrisa apareciera de golpe en mi cara. Su rostro se hallaba a pocos centímetros del mío y el poder sentir su respiración tranquila y acompasada me provocó un cosquilleo que me recorrió el cuerpo de arriba a abajo. Después de, aproximadamente, cuatro semanas viéndolo casi a diario, todavía me resultaba difícil creerlo. Después de dos semanas saliendo con él, el mismo cosquilleo nervioso me recorría el cuerpo de arriba abajo. Y no iba a poder evitarlo jamás, de eso estaba segura.

Volví a cerrar los ojos. Tan sólo eran las nueve de la mañana y hoy era sábado, por lo que no había necesidad de levantarse temprano. Procuré volver a dormir, pero no pasaron ni cinco minutos cuando sentí su cuerpo moviéndose entre las sábanas. Se había despertado. Abrí los ojos de golpe y volví a encontrarme con su rostro, esta vez ya despierto.

- Buenos días - susurré sin borrar mi sonrisa, a la vez que me incorporaba hasta quedarme sentada en la cama.
- Buenos días, princesa - me contestó él, con esa habitual voz grave de recién levantado. No podía, os lo juro que no podía. Cualquier día de estos me entraba un ataque - ¿Has dormido bien?
- Mejor que nunca - respondí, a la vez que me estiraba. Me mantuve pensativa unos segundos, durante los cuales Zayn no apartó la mirada de mí. Al contrario que a otra gente, eso me gustaba, no me ponía para nada nerviosa - La pregunta es, ¿qué hacemos tú y yo en la misma cama? Juraría que no he dormido aquí por propia voluntad... - solté una leve carcajada, a la vez que salía de la cama de un salto. Me coloqué frente a un espejo cercano a la mesilla de noche, dispuesta a arreglarme un poco el pelo, pero, ¿cuál fue mi sorpresa? Estaba en ropa interior. Los ojos se me abrieron de golpe y, avergonzada, regresé corriendo a la cama, dispuesta a taparme con todas las mantas posibles. Zayn comenzó a reírse a carcajadas - ¡Zayn! ¿Me puedes explicar que hacía medio desnuda dentro de tu cama?

Él rió.
- No pienses mal, mujer... - antes de continuar, me pasó un brazo por los hombros y me pegó a su cuerpo. Ahora ambos estábamos tumbados en la cama, el uno pegado al otro, mirando hacia el techo - Es sólo que... bueno, no terminaste de ver la película de anoche. Te quedaste dormida antes de que acabara y me dio pena despertarte... - Zayn me dio un leve beso en el pelo - Y, respecto a la ropa... bueno, no quería que pasaras calor ni sudaras - rió ligeramente. Yo sonreí de lado, muerta de la vergüenza. Apostaría cualquier cosa a que mi rostro estaba completamente encarnado. Y eso era raro en mí, puesto que no me solía ocurrir nunca.

Me separé de golpe de Zayn, sin soltar la sábana que cubría mi cuerpo y me puse en pie.

- Tú lo que tienes es un morro... ahora mismo quiero que te gires y que no te des la vuelta hasta que yo te avise, ¿entendido? - intentaba sonar dura, pero estar al borde de las carcajadas no ayudaba. Zayn levantó una ceja, con gesto divertido y se dio la vuelta, lentamente.

Una vez me aseguré de que no estaba mirando, cogí los pantalones vaqueros que se encontraban en el suelo y me los puse. Comencé a buscar la camiseta con la mirada.
- Esto es una tontería, Amy. Eres mi novia, no tiene por qué darte vergüenza estar así delante de mí... - Zayn se dio la vuelta, mirándome fijamente a los ojos. Yo volví a sonrojarme una vez más.
- ¡Entiéndeme, Zayn, no me acostumbro! - encontré la camiseta arrugada en el suelo y me tapé con ella como pude.
Tras poner los ojos en blanco, Zayn se levantó de golpe de la cama (cabe destacar que estaba en calzoncillos) y corrió hasta mí, haciendo ruiditos raros con la voz.
- Pues acostúmbrate, fea, porque es lo que te queda - dijo con una voz algo extraña, a la vez que me estrechaba contra su torso desnudo. No pude evitar reírme y separarme de él, para mirarle a la cara. Aunque ni tiempo me dio, puesto que Zayn acercó su cara a la mía y me besó. Lenta, pero apasionadamente. Uno de esos besos que te cortan la respiración.
Se separó pocos segundos después, pegando su frente con la mía.
- Te quiero - murmuró.

{Narra Harry}

- ¿Vamos a volver a salir esta noche? - pregunté, a la vez que me acercaba y agarraba a Lauren de la cintura, mientras esta se maquillaba levemente frente al espejo. No obtuve respuesta alguna, sino que la chica continuó concentrada en echarse rímel - Oh, vamos, ¿sigues enfadada conmigo? ¡Al menos dime por qué! ¡No puedo entende...!
- ¿Para qué vamos a volver a salir, Harry? - Lauren me interrumpió, guardando el rímel en el estuche y girándose para mirarme a la cara - ¿Para que vuelvas a irte con otra amiguita y me ignores durante toda la noche? No, para eso no - tras decirme esto con un tono de voz bastante elevado, volvió a girarse hacia el espejo, esta vez para ponerse un poco de colorete.

No pude evitar sonreír ligeramente y, de hecho, tuve que ahogar una carcajada. Estaba celosa, eso era lo que ocurría. La noche anterior habíamos salido por una de las calles más transitadas de Londres, llena de discotecas, pubs y bares. Dio la casualidad de que, en uno de ellos, me encontré a una vieja amiga de la infancia, la cual recordaba con muchísimo cariño y a la cual no veía desde hacía años. Si, puede que me pasara un poco, ya que me dediqué a hablar con ella durante toda la noche, pero, ¿ignorar a Lauren? Eso sí que puedo asegurar que no lo hice. De hecho, más de una vez avisté a un par de tíos algo contentos que se comían a mi chica con los ojos. MI chica. De nadie más. Y por eso la agarraba de la mano y la pegaba más a mí. Pero, claro, ella no se dio cuenta de eso. Y luego dicen que las mujeres son inteligentes...

- Cariño, - hice una pequeña pausa, durante la cual Lauren fingió no haberme oído - ¿es que acaso estás celosa? - me reí levemente, pero mi risa no duró ni dos segundos, puesto que la mirada asesina que me lanzó la chica bastó como para callarme y ponerme serio - Lauren, mírame - la cogí de la cintura y la acerqué a mí, girando suavemente su cara con mis manos y obligándola a que me mirase - Te quiero.
- Y yo, Harry, no te imaginas cuánto, pero...
- Pero, ¿qué?
- Que tengo miedo, Harry, eso es todo - Lauren agachó la mirada y se separó de mí. Dio un par de pasos hacia atrás y se sentó en la cama, con el semblante serio. Preocupado, me senté a su lado y le cogí de la mano.
- ¿Miedo de qué?
- Miedo de perderte.
- ¿Perderme? ¿Por qué ibas a perderme? - apreté levemente su mano, en un gesto de cariño.
- Porque al igual que yo entré en tu vida, otra podría hacerlo y reemplazarme. Por eso mismo. Y yo...
- No, calla - cogí su rostro entre mis manos y le dí un suave y cálido beso, impidiendo que continuara hablando - Te quiero, Lauren, y eso no va a cambiar nunca.

{Narra Caitlin}

- Para mí un batido de chocolate blanco, por favor - el camarero anotó el pedido y se fue. Me revolví nerviosa en el asiento de la cafetería y miré a mi acompañante. No dejaba de mirarme a la vez que sonreía. Le devolví la sonrisa - Deja ya de mirarme, ¿no? - bromeé, mientras mis mejillas se coloreaban ligeramente. Estaba algo nerviosa, pero no sabía por qué.
- Lo siento, Caitlin. Estaba pensando en estas dos últimas semanas. Han sido geniales, o por lo menos para mí - sí, para mí también lo habían sido, para qué vamos a negarlo. Desde que, dos semanas atrás, después de haber visto aquel panorama en el Starbucks, recibí su SMS, todo había ido a mejor. Y era suyo. De Alex. Mi mejor amigo.
- Para mi también han sido geniales, Alex, de verdad. Has conseguido sacarme una sonrisa cuando creí que nadie sería capaz...
- Esa sonrisa que tanto me gusta ver. A mí y a todos, estoy seguro - sus palabras me dejaron desconcertada. ¿Qué pretendía decir con eso?
- Eh... no sé, no creo que sea para tanto - me reí con nerviosismo, pero él continuaba serio. Se levantó de su silla, que estaba enfrente mía y se sentó en la que se encontraba justo a mi lado, cogiéndome de la mano y sin dejar de mirarme a los ojos. Podía sentir que mi rostro se encontraba completamente rojo.
- Sí que lo es, Caitlin. Y si no lo es para los demás, para mí sí. Cuando hace casi un mes te fuiste de Manchester lo pasé mal, y eso que nunca creí que fuera a ocurrirme algo así. Te echaba de menos. Echaba de menos tu sonrisa, tus palabras, tu risa... a ti. ¿Sabes eso que dicen de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"? Pues es completamente cierto. Y es, además, lo que me pasó a mí, contigo. Te quiero, Caitlin - me dejó, literalmente, sin palabras. ¿Aquello era una declaración... o simplemente eran imaginaciones mías?
No tenía ni idea de qué decir, ni la más mínima. Además es que era Alex... ¡Alex! Lo conocía desde que ambos medíamos apenas dos palmos y él era como un hermano para mí... ¿O no?

Por suerte, el bendito tono de llamada de mi Blackberry, nos interrumpió. Todavía temblando de los nervios revolví mi bolso de arriba a abajo hasta que lo encontré. Era Amy. Me excusé ante Alex con la mirada y éste me sonrió abiertamente.
Me levanté de la silla con las piernas temblorosas y salí fuera de la cafetería.

[Conversación telefónica]

- Hola Amy... - comencé a decir.
- ¡Hola guapísima! ¡Esta noche salimos y no acepto un no por respuesta! - Amy, como no, siempre tan efusiva.
- Eh... ¿qué?
- Que esta noche salimos... a dar una vuelta... discoteca... beber, bailar, ¿te suena de algo? - comenzó a reírse escandalosamente a través del aparato - Te noto un poco espesa hoy, ¿estás bien?
- Eh, sí, sólo estoy un poco confundida... muchas emociones de golpe - reí nerviosamente.
- ¿Emociones de golpe? ¿Tienes algo que contarme, pillina? - preguntó.
- Uf, demasiadas cosas...
- Sólo quiero oír el nombre.
- Alex.
- ¿QUÉ? ¿ALEX? ¿EN SERIO?
- Sí, Alex - me reí ante la reacción de mi amiga.
- Dile que venga también esta noche, de hecho, vamos todos...
- Un momento... ¿todos?
- Sí, todos, ¿por qué?
- ¿Quiénes son todos, Amy?
- Pues todos, Caitlin, ¿quienes van a ser?
- ¿Irá Niall también?
- Ah, a eso te refieres... sí, creo que sí. Irá con su nueva amiguita. Y, bueno, Louis con la suya...
- Nos vemos luego, Amy - y sin darle tiempo a que volviera a responder, corté la llamada.

[Fin de la conversación telefónica]

Me quedé un par de minutos fuera de la cafetería, con la mirada perdida y aspecto pensativo. Porque eso era lo que hacía, pensar. Pensar en aquello que había conseguido olvidar en estas dos últimas semanas gracias a Alex pero que, ahora, irremediablemente, volvía a inundar mi cabeza. Niall Horan. La última persona a la que querría ver en estos momentos. La última, y todo por evitar sufrimiento. Qué débiles somos, ¿no?