domingo, 27 de mayo de 2012

Capítulo 25.

{Narra Katie}

- ¿¡QUE QUÉ!? - Amy comenzó a gritar como una auténtica posesa, a la vez que se acercó a Lauren y la agarró por los hombros. Comenzó a zarandearla - Lauren, repite eso, porque creo que no te he escuchado bien.
- Estoy saliendo con Harry - repitió ésta, si cabe con la misma parsimonia que anteriormente.

Mientras Amy gesticulaba exageradamente, Claire y Caitlin se habían quedado con la boca abierta de par en par, flipando. Y, bueno, yo no me quedaba atrás. Movía las manos y trataba de decir algo, pero nada coherente me salía en esos instantes.

- Perdona, ¿qué? - pregunté yo entonces. Me acerqué a Lauren y la agarré levemente del brazo - Lauren, estás de broma, ¿verdad?
- No, - soltó una carcajada - os lo digo en serio. Estoy saliendo con Harry - repitió por tercera vez. Después, como que no quiere la cosa, caminó hasta el armario y lo abrió. Se dedicó durante al menos diez minutos a vaciar el contenido de su bolso dentro de éste, para después meter algunas prendas de ropa limpias. Nosotras, mientras tanto, la mirábamos atontadas - Ya os contaré todos los detalles - sonrió levemente, a la vez que volvía a dirigirse a la puerta de la habitación.
- ¿Qué? No, Lauren, ¡no puedes irte ahora y dejarnos así! - protestó Claire, frunciendo levemente el ceño.
- Lo sé, y lo siento chicas, pero es que he quedado con...
- Harry - la interrumpió Caitlin - Pues vete ya y vuelve pronto. La próxima vez que entres por esa puerta ten claro que no te dejaremos salir sin que nos cuentes nada - sonrió levemente.
- Gracias chicas, sois las mejores - nos mandó un beso por el aire - ¡Os quiero, hasta luego! - y, dicho esto, salió dando un portazo.

Las cuatro que quedábamos dentro estuvimos un rato calladas, o bien con la mirada perdida o bien lanzándonos miradas muy significativas.

- ¿Os lo podéis creer? - rompí el silencio al cabo de unos minutos.
- Yo no termino de hacerme a la idea - respondió Claire, sacudiendo levemente la cabeza.
- Pues yo sí, y además he quedado, ¡así que os veo por la noche! - para nuestra sorpresa, Amy se había vestido y arreglado en un abrir y cerrar de ojos, y salió por la puerta de la habitación antes de que nosotras pudiéramos decir nada.

Claire, Caitlin y yo nos miramos las unas a las otras, antes de echarnos a reír.

- ¿Y esta? ¿A dónde ha ido? - preguntó Claire.
- No tengo ni idea, pero a mi tampoco me apetece quedarme encerrada en la habitación todo el día. ¿Vamos a dar una vuelta? - propuse yo.
- Me apunto. Claire, ¿vienes? - contestó Caitlin, mientras que se ponía en pie.
- No, prefiero quedarme aquí. Estoy muy cansada y además, ya sabéis, hoy tengo la cena con Nate... - sonrió levemente.
- ¡Es cierto! Bueno, no te preocupes, sólo será un ratito. Volveremos a tiempo para ayudarte a arreglarte - le di un beso en la mejilla.

Caitlin y yo nos vestimos en un abrir y cerrar de ojos y, tras coger algo de dinero y nuestros móviles, salimos de la habitación. Caminamos por los pasillos vacíos del hotel y salimos a la calle. Comenzamos a caminar sin rumbo.

- ¿Algún lugar en especial al que quieras ir? - me preguntó, mientras caminábamos la una junto a la otra por una calle cercana a Oxford Street.
- Tú eliges, pero, por favor, no vayamos al centro comercial de Westfield Stratford - le rogué. Allí era dónde había estado metida con Audrey el día anterior. Ella rió levemente.
- Vale, tranquila, nos quedaremos por estas calles.

Y así fue. Nos recorrimos prácticamente todas las tiendas que había por la calle, desde Zara hasta HMV, a ponernos al día en CD's y DVD's, siempre riéndonos y gastándonos bromas la una a la otra.

- Va, venga, ¿nos acercamos hasta Abercrombie y nos sacamos una foto con el modelo de la puerta? - pregunté emocionada, agarrando a Caitlin de un brazo.
- Katie, ¿en serio? ¡Estoy agotada! ¡Llevamos toda la tarde sin parar!
- ¡Por favor, por favor, por favor! - le rogué - Sólo eso, después te prometo que nos sentaremos en un Starbucks durante tres horas seguidas, si quieres...
- Oye, ¿y no podríamos ir primero al Starbucks? Te prometo que después te sacarás tres fotos con el modelo, si quieres... - ambas nos echamos a reír a la vez.
- ¡Eres una vaga! Pero vale, tu ganas... hay uno muy cerca de Abercrombie, lo he visto el otro día. Vamos.

Nos dirigimos hacia el Starbucks sin dejar de hablar ni de hacer tonterías un solo segundo, pero una vez que llegamos allí, la sonrisa que llevaba dibujada en mi rostro desapareció de repente. Caitlin pareció notarlo, pero ella no había visto lo mismo que yo.

{Narra Caitlin}

- Caitlin, ¿lo has visto? Dime que no lo has visto, por favor - Katie comenzó a hablar apuradamente y con gesto serio.
- Katie, ¿ver el qué? Me estás asust... - me di la vuelta, mirando hacia el ventanal de la cafetería y me interrumpí a mi misma. Me había quedado con la boca ligeramente entreabierta.

¿El por qué? Louis y Audrey, Niall y Miranda, de modo muy cariñoso, compartían una mesa y tomaban algo parecido a un café. Giré la cabeza un momento para observar el semblante de Katie, que tenía los labios fruncidos y una expresión de decepción en el rostro.

- Bueno, estarán hablando. Ayer congeniaron muy bien. Son amigos - intentaba convencerme de algo que ni yo misma me creía. Supongo que era cuestión de aferrarse a algo.
- No, Caitlin, es que tú no has visto lo mismo que yo.
- ¿Cómo que no? - volví a girar mi cabeza hacia la cafetería, y entonces si lo vi. Niall, inclinado sobre Miranda, "comiéndole", literalmente, la boca. Parecía que el mundo se me echaba encima. Niall. Niall Horan. Ese chico del que yo era fan cuando estaba en Manchester. Ese chico del que me enamoré cuando vine a Londres. Ese chico con el que ni hacía veinticuatro horas estaba compartiendo paseos en barca, risas,  besos... Ese chico ahora estaba besando a, si cabe, una de las personas que peor me ha tratado en toda mi vida, desde que éramos pequeñas en el colegio. ¿Mi enemiga? No, yo no tengo de eso. Pero, si los tuviera, estoy segura de que ella figuraría en esa lista. Tragué saliva sonoramente y agaché la mirada - ¿Sigue en pie lo del modelo de Abercrombie? - intenté como pude esbozar una sonrisa, pero no fui capaz.
Katie me miró y me rodeó con sus brazos, estrechándome contra ella.
- Si te soy sincera, se me han quitado las ganas. Volvamos al hotel, por favor - sonrió levemente, y yo a su vez.
- Claro, vamos.

Emprendimos el camino de vuelta al hotel en completo silencio. Sólo escuchábamos las fuertes voces de las personas que caminaban por las aceras y las ruidosas bocinas de los coches. Y, de pronto, un nuevo sonido se unió a la colección. Mi teléfono móvil comenzó a sonar, avisándome de la llegada de un SMS.
Mi sorpresa al leer el nombre de quién lo enviaba en la pequeña pantalla de la Blackberry fue enorme, pero provocó, segundos después, que una pequeña sonrisa se formara en mi rostro. Si, quizás no esperaba que fuera a enviarme un mensaje. Tampoco tenía la menor idea de lo que contendría el mismo. Pero quizás también, en aquellos momentos, aquello fuera lo que más necesitaba.

[Unas horas más tarde...]

{Narra Claire}

Miré mi reloj por enésima vez aquella noche. Ya eran las 10:45 pm, hacía una hora y cuarto que había quedado con Nate aquí, en el hall del hotel, y él no se había dignado a presentarse todavía. Estaba enfadada, muy enfadada. Por una parte, hacía ya tiempo que hubiera vuelto a la habitación pero, por otra, quería quedarme y decirle cuatro cositas. Bueno, eso si se dignaba a venir.
El tiempo continuaba pasando y, por fin, alrededor de las 11:15 pm, la puerta de entrada del hotel se abrió de golpe y por ella entró Nate. Pero no era el Nate que yo me esperaba encontrar. Éste llegaba sudoroso, despeinado y con la camisa arrugada. Tambaleándose, se acercó a mí.

- L-lo siento Anna - balbuceó de forma tan rápida que me resultó difícil entenderle.
- ¿Anna? - pregunté extrañada.
- Oh, perdona Claire, me he equivocado - Nate se acercó peligrosamente a mi rostro. Su aliento apestaba a alcohol. Repugnada, me alejé un par de pasos de él.
- Nate, llevo esperándote aquí durante más de una hora. Llegas tarde, borracho y, aún por encima, ¿me llamas Anna? - espeté, mirándole a los ojos - Creí que eras distinto, pero ya veo que todos los hombres sois iguales. Os pierde el alcohol y las mujeres - me di la vuelta, dispuesta a irme de nuevo a mi habitación, pero su mano me agarró del brazo y me detuvo.
- No, Claire, por favor, perdóname. Te prometo que no estoy borracho, sólo me he tomado una cerveza antes de venir aquí. Te he llamado Anna porque así es como se llama mi hermana, con quién he estado hasta ahora. No he podido venir antes porque estaba con ella, consolándola. Su novio acaba de dejarla, después de dos años de relación y... bueno, ya sabes. Todas las chicas os tomáis las cosas muy a pecho.

Fruncí el ceño y, acto seguido, levanté una ceja. No sé por qué, algo me tenía mala pinta en este asunto. Pero sus ojos azules, clavados en los míos, mostraban arrepentimiento, así que no pude aguantar y sonreí.

- Está bien, no te preocupes. Pero vamos a cenar ya, por favor, no quiero volver muy tarde a casa.
- No te preocupes, lo tengo todo controlado - sonrió levemente, entrecerrando un poco los ojos. Acto seguido, me ofreció su brazo. Lo cogí y nos encaminamos al exterior del hotel.

Caminamos durante unos minutos en silencio. Nate me agarraba fuertemente del brazo, parecía no querer dejarme ir. Además, se balanceaba violentamente de un lado al otro, por lo que me costaba mantener el equilibrio.

- Nate, ¿estás seguro de que no has bebido nada? - pregunté, parándome a su lado y mirándolo con inseguridad.
- Que sí, ya te he dicho que no he bebido nada. ¿Podemos dejar de dar vueltas en círculos e ir hacia el restaurante?
- No estamos dando vueltas, Nate.
- Ah, ya, era sólo una broma - Nate reanudó su camino, tambaleándose cada vez más peligrosamente. Yo me adelanté y me coloqué frente a él, haciéndolo frenar.
- Para. Vamos a sentarnos aquí. No podemos ir por ahí contigo de esta forma.
- Estoy bien, Claire, no seas pesada.
- No, no estas bien. Te vas a sentar ahí ahora mismo y no te vas a mover hasta que yo lo diga, ¿vale? - tiré de la manga de su chaqueta para sentarlo junto a mi en el bordillo de la acera.
- Que no me voy a sentar - Nate elevó ligeramente la voz, pero no opuso demasiada resistencia. Aún así, la suficiente como para que me resultara difícil sentarlo en el suelo.
- Vamos, pon un poco de tu parte. Sentémonos aquí.
- ¡Que no me voy a sentar ahí, joder! - Nate comenzó a gritarme y a zarandearme bruscamente por los hombros. Ambos estábamos de pie, el uno frente al otro. Me sentía intimidada, puesto que él me sacaba algo más de una cabeza - No voy a obedecer lo que putas como tú me digan, ¿vale? Ahora estás conmigo, sí, pero ¿y cuando nos vayamos? Seguro que te vas con otro, igual que hiciste ayer con tu amiguito, ese que se creía tan machote, pero que al final era un cagado. Así que no, no voy a darte lo que quieres, no voy a dejar que vuelvas a ganar.
- ¿Hablas de Liam? ¿Qué le has hecho? - le espeté, mirándole con asco. De pronto, todo el miedo que minutos atrás había invadido mi cuerpo se esfumó. Si aquél tío le había hecho algo a Liam...
Nate me agarró por los hombros y me pegó junto a la pared del edificio más cercano. Después, se inclinó sobre mí, acercándose peligrosamente a mi rostro.
- Tranquilízate, bonita. Tú a mí no me puedes hablar así, ¿entiendes? - susurró en mi oído, con una voz que pretendía ser dulce, quizás para despistar, pero era como hablar con el mismísimo diablo - Tú ayer te liaste con el cabrón ese y pretendías hacerlo hoy conmigo, ¿verdad? Tenerlo todo bajo control, ¿me equivoco? - su aliento apestaba - Aquí el que manda soy yo, y vamos a hacer lo que yo diga - me revolví, intentando soltarme e irme de allí, pero Nate agarraba mis muñecas demasiado fuerte. Comenzó a darme húmedos besos en el cuello y ahí reaccioné. Levanté mi mano y le di una fuerte bofetada en la mejilla.
- ¡Suéltame imbécil! - una vez él se separó de mí, aproveché y le di una fuerte patada en sus partes bajas. Él, dolorido, se cayó al suelo, maldiciéndome por lo bajo - Eres asqueroso - sabía que estaba borracho, lo sabía. Quizás no fuera consciente de todo lo que decía pero, si lo dijo, será porque había estado dándole vueltas.
No tenía pensado perdonarle, sus palabras, sus gestos, sus maneras... me habían dolido. Y sobre Liam... tenía miedo. ¿Le habría hecho algo? Eso no lo sabía. Pero de lo que si que estaba segura era de que Liam había ido a hablar con él. Eso también sería difícil de perdonar. Estaba harta de que la gente se metiera en mi vida. No era la primera vez que pasaba, ya me había ocurrido en Manchester y ¿ahora? ¿en Londres? ¿Liam Payne?

Me sequé las lágrimas. Mi vida era una auténtica montaña rusa. ¿Por qué a veces las cosas salían tan bien y otras veces tan mal? ¿Es que no existía un término medio? Entonces entré, a las 23:59 pm, de nuevo en el hotel, dispuesta a hablar con todo aquel que tuviera que hablar y a arreglar las cosas de una vez por todas.

sábado, 19 de mayo de 2012

Capítulo 24.

¡Hoooooola! Este capítulo es cortísimo no, lo siguiente y un poco aburrido. LO SÉ, pero es que este mes apenas he tenido tiempo para escribir, ya que además de los exámenes, trabajos y demás historias, tuve a una niña de intercambio en casa, así que bueno... me entendéis, ¿verdad? Por eso, aunque este capítulo es cortito, quería subirlo. Me pondré ya a escribir el siguiente e intentaré subirlo lo antes posible :)
Gracias, lo siento, y ya no me enrollo más y os dejo con el capítulo :3


{Narra Claire}

- ¡Claire! ¿Eres tú? - caminaba de la mano de Liam, sumida en mis pensamientos, mientras una sonrisita de tonta enamorada inundaba mi rostro cuando, de repente, una voz me sorprendió. Me sonaba bastante, mucho. Y normal. Era él. Nate. Aquel atractivo chico rubito y desaliñado que no había conocido hacía demasiado en su habitación del hotel. Sonreí aún más efusivamente, al darme cuenta de que de él se trataba.
- ¡Nate! No esperaba volver a verte, la verdad - reí nerviosamente, a la vez que soltaba la mano de Liam y acortaba los pasos que había entre nosotros. Le di dos besos y me volví a separar, sonriendo dulcemente.
- Yo tampoco lo esperaba, pero por suerte, me has alegrado el día.
- Pues si te lo he alegrado yo, no ha debido de ser muy bueno, vamos - bromeé.
- Tú le alegrarías el día a cualquiera, Claire - dijo muy seriamente, mirándome a los ojos. Yo enrojecí violentamente, a la vez que agachaba la mirada. Me volteé con disimulo para observar a Liam, que se encontraba a mi lado y tenía los labios fruncidos y expresión ceñuda.
- Eh... esto, Nate, por cierto, te presento a Liam - cambié de tema con descaro. Aquel tipo de situaciones me ponían muy nerviosa y me hacían titubear. Nate miró a Liam de arriba a abajo y después sonrió de lado.
- Ah, hola... tú, ¿es tu novio? - inquirió, casi atravesándome con su penetrante mirada.
- No, no es mi n...
- No, sólo soy su amigo. ¿Eres tú su novio? - preguntó Liam secamente, interrumpiéndome. Yo le miré alzando las dos cejas.
- Amigos - dijo Nate y, tras contestarle tan brevemente, volvió a dirigirse hacia mí, ignorando por completo la presencia de Liam - A propósito, Claire. Sólo me quedan dos noches más en Londres... ¿podría tener el honor de cenar contigo mañana?

¿En serio? ¿De verdad Nate, mi guapísimo vecino de habitación, el cual era bastante más mayor que yo, estaba pidiéndome una cita? Me costaba creerlo. Nunca había tenido demasiada suerte con los chicos en Manchester... y ahora mira.

- Creo que mañana tiene el día ocupado... y pasado mañana también - Liam respondió por mí, frunciendo el ceño. Yo me volteé hacia él, con gesto sorprendido.
- No, no, no. Mañana no estoy ocupada - dicho esto, miré a Nate - Claro, será un placer cenar contigo. ¿A las 9:30 pm aquí? - le sonreí.
- A las 9:30 pm aquí. Nos vemos - me guiñó un ojo y se dirigió hacia la puerta del hotel, para después desaparecer tras ella.

Liam y yo nos quedamos quietos durante apenas unos segundos; él refunfuñando sabía Dios el qué por lo bajo y yo todavía anonadada. Cuando reaccioné, emprendí mi camino hacia la habitación. Liam se colocó junto a mí, sin decir una palabra. Ambos caminamos hasta el ascensor y entramos en él. Por suerte, iba vacío.

{Narra Liam}

- ¿Por qué has contestado por mí? - murmuró Claire de pronto, sin levantar la mirada del suelo.
Tardé unos segundos en contestar.
- No he respondido por ti. Simplemente creí que íbamos a volver a quedar con los demás o, al menos, nosotros dos solos.
- Estás celoso - observé el rostro de la chica, que sonreía de lado, esta vez mirándome a la cara.
- ¿Qué? ¿Celoso? Yo no he dicho eso.
- Pero lo he dicho yo. Estás celoso porque Nate me ha pedido una cita.
- No estoy celoso.
- Sí que lo estas.
- Que no.
- Que si - las puertas del ascensor se abrieron y Claire se apresuró a salir, pero enseguida la alcancé.
- No estoy celoso. Soy Liam Payne, podría tener a cualquier chica que quisiera.
- Oh, vamos, no me vengas con esas historias, Liam. No van contigo. Me lo creería de Harry o incluso de Louis, pero de ti no - elevó ligeramente la voz, para después reírse.
- Bah, di lo que quieras. Es más, no me importa que no quedes conmigo, ya tenía planes con Danielle - esperaba por todos los medios que eso consiguiera fastidiarla. ¿El por qué? Ni yo mismo lo sabía.

Ella, al contrario de mis expectativas, se echó a reír. Ya habíamos llegado a la puerta de su habitación y había comenzado a introducir la llave en la cerradura, pero se dio la vuelta rápidamente y me dio un beso en la mejilla.

- Haz lo que quieras, pero sé que sigues estando celoso - y tras dedicarme una bonita sonrisa que ocupó todo su rostro, desapareció en el interior de la habitación.

[A la mañana siguiente]

{Narra Amy}

Los rayos de sol que se filtraban a través de las delgadas cortinas de la habitación y que me hacían cosquillas en la cara, terminaron al fin de despertarme. Bostecé sonoramente y me incorporé un poco sobre la cama, para ver la hora que era. Las 12:40 pm. ¿Ya? Si que había dormido, y eso que no me había acostado tan tarde.
Recordaba haber subido a la habitación como una exhalación, dónde me encontré a Katie y Caitlin. Ellas no estaban demasiado contentas, pero yo, emocionada, les conté todo lo que me había pasado con Zayn. Se alegraron por mí, pero como no me hacían mucho caso, terminé por aburrirme y me fui a dormir. Ellas no tardaron en hacerlo tampoco. De quienes no sabía nada era de Claire y de Lauren.
Me levanté de un salto, sin molestarme en caminar cuidadosamente para no despertar a Katie, que dormía junto a mí, y fui a la habitación contigua. Allí estaban Caitlin y Claire. Pero, ¿y Lauren? ¿Dónde estaba Lauren?

Volví a mi habitación y salté sobre la cama a la vez que cogía el móvil de la mesilla de noche. Ignoré los gruñidos que Katie me dedicó por haberla despertado y encendí el teléfono. Tenía un SMS. Sonreí al ver quién me lo mandaba.

Hola fea. Todavía estoy enfadado contigo por lo mal que me trataste ayer, lo dejo caer. 
Zayn.

Le contesté rápidamente con otro SMS.

Oh, no me digas eso, que me siento mal. ¿Quedamos para comer y así podré pedirte perdón? Yo invito :) xx

Ojeé las novedades que tenía en twitter mientras esperaba la contestación de Zayn, que no tardó mucho en llegar.

A las 13:30 pm en la puerta del hotel ;)

Sonreí emocionada y dejé el móvil sobre la mesilla mientras me giraba hacia las chicas, que ya estaban todas despiertas y sentadas sobre la cama de Katie. Hablaban sobre Audrey, Miranda, Niall y Lou, y no parecían muy contentas. Las interrumpí bruscamente, elevando bastante el tono de voz.

- Oye, chicas, ¿dónde está Lauren?
- ¿Lauren...? - preguntó Caitlin, mirándome. Todavía estaba medio dormida y le costaba pillar las cosas - ¡Buah, Lauren! No ha dormido hoy aquí, ¿creéis que... - no le dio tiempo a terminar la frase, puesto que un ruido de llaves nos sorprendió a todas. Miramos expectantes hacia la puerta y observamos a una sonriente Lauren entrar por ella. Vestía la misma ropa de ayer, pero estaba contenta.
- ¡Hablando del rey de Roma! - exclamé, mientras me ponía de pie sobre la cama. Lauren me miró extrañada - Lauren, cariño, ¿qué horas son estas de llegar? Más te vale traer una buena excusa, porque si no... - no me dio tiempo a terminar la frase, ya que Lauren me interrumpió.
- Estoy saliendo con Harry.

martes, 8 de mayo de 2012

Capítulo 23.

{Narra Katie}

- Entonces, ¿me queda bien? - Audrey volvió a dar una vuelta sobre sí misma, mostrándome un horrible vestido color verde caqui. Era ajustado en la zona del pecho y dejaba un hombro al descubierto, pero la parte de abajo estaba llena de enormes volantes. Espantoso, o al menos para mi gusto.
- Eh, sí, estás estupenda - mentí descaradamente. Tampoco es que estuviera prestándole demasiada atención, para qué vamos a engañarnos. Llevábamos desde las dos de la tarde yendo de tienda en tienda, viendo como ella se probaba vestidos mientras yo debía darle el visto bueno. Ya eran las nueve. ¿7 horas? No, eso no podía ser sano. Por otro lado, estaba Louis... todo resultaba tan irreal, tan... extraño.

[Flashback]

- ¡Katieeeeeeeeeeee! Katie, ¿eres tú? - una estruendosa y, desgraciadamente, conocida voz femenina resonó en mis oídos. Se encontraba a pocos metros de dónde estábamos Louis y yo. Louis Tomlinson. Yo. Besándonos. Lo aparté de un empujón y lo miré a los ojos, asustada. Él entendió mi mirada y, tras ponerse la capucha hábilmente con una mano, se dio la vuelta y desapareció en la esquina de la calle. Me quedé parada, mirando por dónde se había ido, cuando una mano se posó sobre mi hombro y una figura femenina se colocó delante mía. Por desgracia, la conocía a la perfección - ¡Katie, cuánto tiempo! ¿No era que estabas en Oxford? - me apretujó dándome un abrazo.
- Eh... hola Audrey, sí, tú misma lo has dicho, estaba... pero hubo un percance y tuvimos que volver - la separé de mí, disimuladamente.
- ¿Un percance? ¿Qué pa...?
- Largo de explicar - la interrumpí. Miré nerviosamente a mi alrededor.
- Bueno, dudo que sea importante. A propósito, que te he visto muy pegada a ese chico... - me guiñó un ojo.
- ¿A-a ese... ese chico? - la miré a los ojos, tragando saliva sonoramente. Por favor, que no lo haya reconocido, por favor, por favor.
- Si, ese que te estaba besando, que se acaba de ir muy rápido por ahí - señaló el final de la calle - ¿Lo conozco de algo? Su cara me suena bastante...
- No, no lo conoces de nada. Es de aquí, por lo que es imposible.
- Así que un inglesito, ¿eh, pillina? No eliges nada mal. ¿Y por qué no me lo has presentado? Sabes que me encanta conocer gente nueva - volvió a guiñarme un ojo. Claro que lo sabía, puta, claro que lo sabía.
- Tenía prisa. Le estaban esperando para... - piensa, rápido - para una comida familiar.
- Ah, entiendo... bueno, otra vez será, ¿nos vamos de compras?

[Fin del flashback]

Y allí estaba, apoyada en la pared próxima a una esquina de la tienda, esperando a que Audrey saliera de nuevo del probador. Algo me había dicho de que se iría de fiesta próximamente, pero lo cierto es que no le presté demasiada atención.
De pronto, Stereo Hearts sonó a todo volumen en mi teléfono. Alguien me llamaba. Saqué el móvil del bolsillo de mi cazadora y sonreí levemente al ver el nombre que aparecía en la pantalla. Era Louis.

[Conversación telefónica]

- ¿Si? - contesté.
- Ey, tú, ¿qué tal lo llevas? - su voz tenía un tono divertido.
- Mira, Louis, mejor cállate eh... ¡me has dejado sola! ¡Esto es horrible!
- Eh, ¿qué pretendías que hiciera? - se rió - Soy Louis Tomlinson, no podía dejar que tu amiguita me viera y se volviera loca.
- Bueno, y yo soy Katie Collins y tampoco me merezco tal sufrimiento - escuché su risa al otro lado del aparato - En serio, es horrible. Las primeras horas fueron soportables pero ahora... no sé, no me siento cómoda.
- Eres una exagerada, a saber con cuántas bolsas me vienes - sonreí levemente. Era una sonrisa de suficiencia, moría por ver su cara cuando me viera con las manos vacías. A ver qué se iba a creer éste... - Venga, en dos minutos estaré en la puerta, hasta ahora - y tras decir eso, colgó.

[Fin de la conversación telefónica]

¿En serio? ¿Venía a buscarme? Me costaba creerlo... todo aquello era demasiado bonito para ser cierto.
De repente, la voz de Audrey me sacó de mis pensamientos.

- Cielo, ¿te gusta esta falda? - levanté la cabeza de golpe, pues estaba mirando el suelo, y sólo acerté a ver una ajustada falda de tubo color azul eléctrico. Lo cierto es que era bonita, y no le quedaba mal...
- Si... aunque prefiero el vestido de antes - lo sé, era demasiado mala. Pero ella también lo había sido un día conmigo, así que se lo merecía - A propósito, Audrey, tengo que irme ya. Me están esperando fuera para recogerme y...
- ¿¡Tu novio!? Espera, ¡te acompaño! - volvió a entrar en el probador para cambiarse.
- No es mi novio... - murmuré, aunque con un tono de voz lo suficientemente alto como para que me escuchara desde dentro - Es tarde, Audrey, tengo que irme ya, te lo presentaré otro día, te lo prome... - pero la chica no me dio tiempo ni a terminar la frase, puesto que salió ya cambiada y con multitud de distintas prendas de ropa en las manos.
- No, no, no, ya estoy lista. Vendré mañana por la mañana a comprar el vestido - dejó la montaña de ropa sobre una mesa y me agarró de la mano - Andando, que es tarde.

Y, tras resoplar, de forma resignada, la seguí hacia la salida del centro comercial. La calle estaba prácticamente desierta, tan sólo había una pareja de enamorados en una esquina dándose el lote. Bueno, y el coche de Louis. Con Louis dentro. Me hizo un gesto con la mano, con lo que entendí que me preguntaba por qué estaba ella aquí. Pero Audrey se lo tomó como un saludo, y, tras levantar la mano y saludarle efusivamente con una gran sonrisa, se acercó algunos pasos hacia el coche.

- ¿Qué hace? ¿Por qué no sale a saludarnos? - preguntó la chica, girándose hacia mí, con gesto confundido.
- Eh... es que es muy tímido... - comencé a decir, pero fui otra vez cortada por ella.
- ¿Tímido? Bah, qué tontería... pues tendré que ir yo a presentarme, entonces - reemprendió el paso hacia el coche de Louis. Yo me maldije a mi misma. Si se creaba escándalo público, sería únicamente por mi culpa...

Pero, de repente, unas escandalosas carcajadas llamaron mi atención y, por suerte, la de Audrey. Provenían del final de la calle y se aproximaban cada vez más a nosotros. Entorné los ojos, intentando descubrir quienes eran aquellos que se acercaban. Y al final los vi, tres figuras humanas, dos femeninas, a los lados, y una masculina, en el centro. Reconocí inmediatamente a la de la izquierda, era imposible no hacerlo, puesto que la conocía desde que ambas íbamos en pañales. Efectivamente, era Caitlin, que caminaba con los brazos en jarras, ya fuera por el aire frío que comenzaba a soplar a estas horas de la noche como por el enfado que su rostro reflejaba a la perfección. A su lado iba Niall, riéndose a carcajadas por algo que había dicho ¿Miranda? ¿Realmente era ella? Algo no cuadraba... Era Niall, Niall Horan. Y, que yo supiera, Miranda era directioner... ¿por qué actuaba con tanta naturalidad?
Sin pensármelo dos veces caminé hacia Caitlin.

- ¿Qué ha pasado? - susurré, de forma que sólo ella pudiera oírme.
- El día no podía ser más perfecto: me había ido de excursión con Niall, nos habíamos reído, habíamos bromeado, me había besado... y cuando volvimos, nos encontramos nada más y nada menos que con Miranda.
- ¿¡Te ha besado!? - no pude evitar elevar mi volumen de voz, a lo que Caitlin reaccionó tapándome la boca con una mano. Por suerte, Niall, Miranda y Audrey estaban muy enfrascados dentro de su propia e interesante conversación.
- ¡Shh! No grites tanto... - susurró. Me quitó la mano de la boca lentamente - Sí, pero ahora eso es lo de menos. Vámonos ya, por favor. Niall no sabe que estoy enamorada de él y, quieras que no, me duele verlo tonteando con otra.
- Caitlin, no seas exagerada... no están tonteando, sólo están hablando.
- ¿Quieres quedarte a ver como Audrey les lame el culo a todos? - dijo muy secamente. Me giré hacia el otro grupito, y pude alcanzar a ver el momento en que Audrey revolvía el pelo de Niall sensualmente, o, al menos, eso creía que intentaba.
- No, vámonos. Louis está en el coche, le diré que nos lleve a casa.

Sin despedirnos si quiera, ambas avanzamos el corto recorrido que había hasta dónde el coche estaba estacionado. Cuando abrí la puerta y me senté en el asiento del copiloto, me di cuenta de la leve sonrisa picarona que Louis tenía grabada en su rostro, mientras que su miraba estaba fija en el grupito de fuera.

- Eo, Tierra llamando a Louis - moví las manos haciendo aspavientos para que reaccionara. Él se giró hacia mí durante un par de segundos para después volver a observar a Niall, Audrey y Miranda - ¿Qué te pasa?
- Dices que esas son vuestras amiguitas, ¿no? - la voz de Louis sonaba distinta. No parecía él.
- Eh, sí, son esas... ¿por qué lo dices? - respondí un tanto extrañada.
- Oh, nada. Simplemente, creo que no presentarme sería de mala educación, ya me entiendes - y, dicho esto, me guiñó un ojo y salió del coche, dejándonos a Caitlin y a mí solas.

{Narra Zayn}

- Eres un miedica, Zayn, mira que no querer montarte en la montaña rusa... - Amy no había dejado de meterse conmigo en toda la tarde. Tras habernos separado de los demás había decidido llevarla a un parque de atracciones. Y maldito el momento en que lo hice. Mi plan era montarnos en las tacitas, disparar a un blanco y conseguir peluches o conducir los coches de choque. ¿Y lo que quería ella? Todo lo contrario. Ella quería montarse en la montaña rusa más alta de todo el parque, que tenía, sobra decirlo, loopings. Y las odio, las odio absolutamente, con todas mis fuerzas. Es algo que me ocurre desde pequeño. Me dan muchísimo miedo.
- Es un trauma infantil, Amy, no deberías meterte conmigo de esa forma... - contesté, poniendo cara de pena. En el fondo, me daba igual lo que se metiera conmigo, de hecho, hasta me hacía gracia.
- Oh, vamos, no seas exagerado, ya pareces Claire.
- Eres mala conmigo, ¿eh?
- En el fondo te encanta que sea así.
- ¿Por qué estás tan segura de ello?
- Llámalo intuición o como quieras, pero estoy segurísima.
- Vaya, vaya... poco creída, dices, ¿no?
- ¡Me lo negarás! - estalló en una carcajada, tan característico en ella. Podría pasarme horas escuchando su risa. ¿Y si era cierto? ¿Qué?

Aproveché que habíamos llegado a la puerta de su hotel para alejarme un par de pasos de ella y sonreír levemente.

- ¡Eres una creída! - me reí, a su vez - Pues hala, aquí te quedas, yo me voy - fingí estar enfadado y me di la vuelta, dispuesto a marcharme.
- ¡Eh, espera! - me di la vuelta, intentando reprimir una sonrisa. Amy me miraba con sus enormes ojos color miel abiertos de par en par, sonriendo de una forma muy dulce - ¿No me vas a dar ni siquiera dos besos?

Ahora si que no pude evitarlo, sonreí. Era adorable, ¿no lo era?
Me quedé quieto durante unos cuántos segundos, meditando sobre lo que debería o no hacer. Los dos besos se los iba a dar, eso estaba claro, pero...
Sí. Me acerqué a ella con decisión, acortando los pasos de distancia que nos separaban y, sin darle tiempo a reaccionar, me incliné sobre ella y le di dos besos cortos en sus labios. Acto seguido, me separé, sonriendo triunfalmente, y observando la cara de sorpresa que se le había quedado a la chica.

- No te había pedido que me dieras los dos besos ahí... - murmuró ésta, en un aparente estado de shock.
- ¿Ah no? Creí que era lo que querías... En fin, en ese caso, bórratelos - sonreí de lado. Las cosas estaban yendo como yo quería, si señor.
- A ver, señorito Zayn "Inteligente" Malik, ¿cómo me los voy a borrar? - se cruzó de brazos con gesto divertido.
- Pues así - me pasé el dorso de la mano por la boca, como limpiando una mancha invisible. Ella rió levemente y me imitó - Oh, pero vamos... ¿me has hecho caso? Te has borrado los besos...
- Así es, chico listo - volvió a reír. Yo sonreí levemente.
- Es una pena, ya que entonces te los tendré que volver a dar... - y dicho esto y sin darle tiempo a responder, volví a acercarme a ella y la besé más intensamente. Unos cuantos segundos más tarde, me separé de ella y observé su reacción. Era prácticamente la misma de antes, si cabe más sorprendida aún - Hasta luego, Amy - reí levemente y, tras guiñarle un ojo, me di la vuelta, marchándome del hotel.

[11 p.m.]

{Narra Liam}

Pagué la cantidad indicada al taxista y ambos nos bajamos del coche. Había sido una noche increíble, para qué negarlo. Había besado a Claire, de lo cual no me arrepentía para nada, y después nos habíamos pasado toda la noche hablando de nosotros, de nuestros amigos, familias, ciudades o de, simplemente, cosas sin importancia. Pero ya eran casi las once de la noche y al día siguiente tenía que madrugar, puesto que teníamos ensayo de la banda.
Cogí a Claire de la mano para entrar en el hotel, y ella se giró hacia mí y me sonrió. Lo que sentía por dentro era muy raro, muy difícil de explicar. Hacía tiempo que no lo sentía con nadie, concretamente, desde el día en que había conocido a Danielle. ¿Lo que éramos? Nadie lo sabía, ni siquiera nosotros. No hacía demasiado que había terminado con Danielle, y todavía éramos buenos amigos, por lo que no quería estropear nuestra amistad. Y, por parte de Claire... bueno, lo cierto es que no tenía ni idea. Ella era de Manchester, por lo que me imagino que en Londres no tendría a nadie, ¿no?

Y, de pronto, una voz masculina me sacó de mis pensamientos.

- ¡Claire! ¿Eres tú?.