sábado, 2 de junio de 2012

Capítulo 26.

HOOOOOOOLA AMORES :3 ¿Qué tal? Bueno, antes de nada, quería dar las gracias a todos aquellos que leéis mi novela... me gusta mucho escribirla y me satisface que vosotros disfrutéis leyéndola. Leo TODOS los comentarios que me dejáis, tanto por aquí como por twitter, y aunque no suela contestarlos, os aseguro que me hacen muy muy muy feliz. 
Recordad, si queréis que os avise por twitter cada vez que suba un nuevo capítulo, sólo tendréis que dejar vuestro nombre de twitter en un comentario y lo haré. Para aquellos que no lo sepan mi twitter es @DJTommosArmy, para cualquier duda, queja, sugerencia, etc.


Y nada, no me enrollo más, que disfrutéis del capítulo, que es bastante romanticón, por cierto (jajaja) y que está dedicado a Carlota, Ana, Laura y Cris, por inspirarme y darme ánimos y fuerzas para hacerlo y porque no sé qué haría sin ellas. Os quiero <3.


[Dos semanas después...]

{Narra Amy}

Los rayos de sol que se filtraban a través de las vaporosas cortinas de la ventana me hicieron cosquillas en la cara, despertándome por fin. Abrí los ojos lentamente y lo que mi mirada encontró fue suficiente como para que una sonrisa apareciera de golpe en mi cara. Su rostro se hallaba a pocos centímetros del mío y el poder sentir su respiración tranquila y acompasada me provocó un cosquilleo que me recorrió el cuerpo de arriba a abajo. Después de, aproximadamente, cuatro semanas viéndolo casi a diario, todavía me resultaba difícil creerlo. Después de dos semanas saliendo con él, el mismo cosquilleo nervioso me recorría el cuerpo de arriba abajo. Y no iba a poder evitarlo jamás, de eso estaba segura.

Volví a cerrar los ojos. Tan sólo eran las nueve de la mañana y hoy era sábado, por lo que no había necesidad de levantarse temprano. Procuré volver a dormir, pero no pasaron ni cinco minutos cuando sentí su cuerpo moviéndose entre las sábanas. Se había despertado. Abrí los ojos de golpe y volví a encontrarme con su rostro, esta vez ya despierto.

- Buenos días - susurré sin borrar mi sonrisa, a la vez que me incorporaba hasta quedarme sentada en la cama.
- Buenos días, princesa - me contestó él, con esa habitual voz grave de recién levantado. No podía, os lo juro que no podía. Cualquier día de estos me entraba un ataque - ¿Has dormido bien?
- Mejor que nunca - respondí, a la vez que me estiraba. Me mantuve pensativa unos segundos, durante los cuales Zayn no apartó la mirada de mí. Al contrario que a otra gente, eso me gustaba, no me ponía para nada nerviosa - La pregunta es, ¿qué hacemos tú y yo en la misma cama? Juraría que no he dormido aquí por propia voluntad... - solté una leve carcajada, a la vez que salía de la cama de un salto. Me coloqué frente a un espejo cercano a la mesilla de noche, dispuesta a arreglarme un poco el pelo, pero, ¿cuál fue mi sorpresa? Estaba en ropa interior. Los ojos se me abrieron de golpe y, avergonzada, regresé corriendo a la cama, dispuesta a taparme con todas las mantas posibles. Zayn comenzó a reírse a carcajadas - ¡Zayn! ¿Me puedes explicar que hacía medio desnuda dentro de tu cama?

Él rió.
- No pienses mal, mujer... - antes de continuar, me pasó un brazo por los hombros y me pegó a su cuerpo. Ahora ambos estábamos tumbados en la cama, el uno pegado al otro, mirando hacia el techo - Es sólo que... bueno, no terminaste de ver la película de anoche. Te quedaste dormida antes de que acabara y me dio pena despertarte... - Zayn me dio un leve beso en el pelo - Y, respecto a la ropa... bueno, no quería que pasaras calor ni sudaras - rió ligeramente. Yo sonreí de lado, muerta de la vergüenza. Apostaría cualquier cosa a que mi rostro estaba completamente encarnado. Y eso era raro en mí, puesto que no me solía ocurrir nunca.

Me separé de golpe de Zayn, sin soltar la sábana que cubría mi cuerpo y me puse en pie.

- Tú lo que tienes es un morro... ahora mismo quiero que te gires y que no te des la vuelta hasta que yo te avise, ¿entendido? - intentaba sonar dura, pero estar al borde de las carcajadas no ayudaba. Zayn levantó una ceja, con gesto divertido y se dio la vuelta, lentamente.

Una vez me aseguré de que no estaba mirando, cogí los pantalones vaqueros que se encontraban en el suelo y me los puse. Comencé a buscar la camiseta con la mirada.
- Esto es una tontería, Amy. Eres mi novia, no tiene por qué darte vergüenza estar así delante de mí... - Zayn se dio la vuelta, mirándome fijamente a los ojos. Yo volví a sonrojarme una vez más.
- ¡Entiéndeme, Zayn, no me acostumbro! - encontré la camiseta arrugada en el suelo y me tapé con ella como pude.
Tras poner los ojos en blanco, Zayn se levantó de golpe de la cama (cabe destacar que estaba en calzoncillos) y corrió hasta mí, haciendo ruiditos raros con la voz.
- Pues acostúmbrate, fea, porque es lo que te queda - dijo con una voz algo extraña, a la vez que me estrechaba contra su torso desnudo. No pude evitar reírme y separarme de él, para mirarle a la cara. Aunque ni tiempo me dio, puesto que Zayn acercó su cara a la mía y me besó. Lenta, pero apasionadamente. Uno de esos besos que te cortan la respiración.
Se separó pocos segundos después, pegando su frente con la mía.
- Te quiero - murmuró.

{Narra Harry}

- ¿Vamos a volver a salir esta noche? - pregunté, a la vez que me acercaba y agarraba a Lauren de la cintura, mientras esta se maquillaba levemente frente al espejo. No obtuve respuesta alguna, sino que la chica continuó concentrada en echarse rímel - Oh, vamos, ¿sigues enfadada conmigo? ¡Al menos dime por qué! ¡No puedo entende...!
- ¿Para qué vamos a volver a salir, Harry? - Lauren me interrumpió, guardando el rímel en el estuche y girándose para mirarme a la cara - ¿Para que vuelvas a irte con otra amiguita y me ignores durante toda la noche? No, para eso no - tras decirme esto con un tono de voz bastante elevado, volvió a girarse hacia el espejo, esta vez para ponerse un poco de colorete.

No pude evitar sonreír ligeramente y, de hecho, tuve que ahogar una carcajada. Estaba celosa, eso era lo que ocurría. La noche anterior habíamos salido por una de las calles más transitadas de Londres, llena de discotecas, pubs y bares. Dio la casualidad de que, en uno de ellos, me encontré a una vieja amiga de la infancia, la cual recordaba con muchísimo cariño y a la cual no veía desde hacía años. Si, puede que me pasara un poco, ya que me dediqué a hablar con ella durante toda la noche, pero, ¿ignorar a Lauren? Eso sí que puedo asegurar que no lo hice. De hecho, más de una vez avisté a un par de tíos algo contentos que se comían a mi chica con los ojos. MI chica. De nadie más. Y por eso la agarraba de la mano y la pegaba más a mí. Pero, claro, ella no se dio cuenta de eso. Y luego dicen que las mujeres son inteligentes...

- Cariño, - hice una pequeña pausa, durante la cual Lauren fingió no haberme oído - ¿es que acaso estás celosa? - me reí levemente, pero mi risa no duró ni dos segundos, puesto que la mirada asesina que me lanzó la chica bastó como para callarme y ponerme serio - Lauren, mírame - la cogí de la cintura y la acerqué a mí, girando suavemente su cara con mis manos y obligándola a que me mirase - Te quiero.
- Y yo, Harry, no te imaginas cuánto, pero...
- Pero, ¿qué?
- Que tengo miedo, Harry, eso es todo - Lauren agachó la mirada y se separó de mí. Dio un par de pasos hacia atrás y se sentó en la cama, con el semblante serio. Preocupado, me senté a su lado y le cogí de la mano.
- ¿Miedo de qué?
- Miedo de perderte.
- ¿Perderme? ¿Por qué ibas a perderme? - apreté levemente su mano, en un gesto de cariño.
- Porque al igual que yo entré en tu vida, otra podría hacerlo y reemplazarme. Por eso mismo. Y yo...
- No, calla - cogí su rostro entre mis manos y le dí un suave y cálido beso, impidiendo que continuara hablando - Te quiero, Lauren, y eso no va a cambiar nunca.

{Narra Caitlin}

- Para mí un batido de chocolate blanco, por favor - el camarero anotó el pedido y se fue. Me revolví nerviosa en el asiento de la cafetería y miré a mi acompañante. No dejaba de mirarme a la vez que sonreía. Le devolví la sonrisa - Deja ya de mirarme, ¿no? - bromeé, mientras mis mejillas se coloreaban ligeramente. Estaba algo nerviosa, pero no sabía por qué.
- Lo siento, Caitlin. Estaba pensando en estas dos últimas semanas. Han sido geniales, o por lo menos para mí - sí, para mí también lo habían sido, para qué vamos a negarlo. Desde que, dos semanas atrás, después de haber visto aquel panorama en el Starbucks, recibí su SMS, todo había ido a mejor. Y era suyo. De Alex. Mi mejor amigo.
- Para mi también han sido geniales, Alex, de verdad. Has conseguido sacarme una sonrisa cuando creí que nadie sería capaz...
- Esa sonrisa que tanto me gusta ver. A mí y a todos, estoy seguro - sus palabras me dejaron desconcertada. ¿Qué pretendía decir con eso?
- Eh... no sé, no creo que sea para tanto - me reí con nerviosismo, pero él continuaba serio. Se levantó de su silla, que estaba enfrente mía y se sentó en la que se encontraba justo a mi lado, cogiéndome de la mano y sin dejar de mirarme a los ojos. Podía sentir que mi rostro se encontraba completamente rojo.
- Sí que lo es, Caitlin. Y si no lo es para los demás, para mí sí. Cuando hace casi un mes te fuiste de Manchester lo pasé mal, y eso que nunca creí que fuera a ocurrirme algo así. Te echaba de menos. Echaba de menos tu sonrisa, tus palabras, tu risa... a ti. ¿Sabes eso que dicen de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"? Pues es completamente cierto. Y es, además, lo que me pasó a mí, contigo. Te quiero, Caitlin - me dejó, literalmente, sin palabras. ¿Aquello era una declaración... o simplemente eran imaginaciones mías?
No tenía ni idea de qué decir, ni la más mínima. Además es que era Alex... ¡Alex! Lo conocía desde que ambos medíamos apenas dos palmos y él era como un hermano para mí... ¿O no?

Por suerte, el bendito tono de llamada de mi Blackberry, nos interrumpió. Todavía temblando de los nervios revolví mi bolso de arriba a abajo hasta que lo encontré. Era Amy. Me excusé ante Alex con la mirada y éste me sonrió abiertamente.
Me levanté de la silla con las piernas temblorosas y salí fuera de la cafetería.

[Conversación telefónica]

- Hola Amy... - comencé a decir.
- ¡Hola guapísima! ¡Esta noche salimos y no acepto un no por respuesta! - Amy, como no, siempre tan efusiva.
- Eh... ¿qué?
- Que esta noche salimos... a dar una vuelta... discoteca... beber, bailar, ¿te suena de algo? - comenzó a reírse escandalosamente a través del aparato - Te noto un poco espesa hoy, ¿estás bien?
- Eh, sí, sólo estoy un poco confundida... muchas emociones de golpe - reí nerviosamente.
- ¿Emociones de golpe? ¿Tienes algo que contarme, pillina? - preguntó.
- Uf, demasiadas cosas...
- Sólo quiero oír el nombre.
- Alex.
- ¿QUÉ? ¿ALEX? ¿EN SERIO?
- Sí, Alex - me reí ante la reacción de mi amiga.
- Dile que venga también esta noche, de hecho, vamos todos...
- Un momento... ¿todos?
- Sí, todos, ¿por qué?
- ¿Quiénes son todos, Amy?
- Pues todos, Caitlin, ¿quienes van a ser?
- ¿Irá Niall también?
- Ah, a eso te refieres... sí, creo que sí. Irá con su nueva amiguita. Y, bueno, Louis con la suya...
- Nos vemos luego, Amy - y sin darle tiempo a que volviera a responder, corté la llamada.

[Fin de la conversación telefónica]

Me quedé un par de minutos fuera de la cafetería, con la mirada perdida y aspecto pensativo. Porque eso era lo que hacía, pensar. Pensar en aquello que había conseguido olvidar en estas dos últimas semanas gracias a Alex pero que, ahora, irremediablemente, volvía a inundar mi cabeza. Niall Horan. La última persona a la que querría ver en estos momentos. La última, y todo por evitar sufrimiento. Qué débiles somos, ¿no?

3 comentarios:

  1. NFERNJKDFLERFBRKEFGDH Meee enamoro *___*
    Quiero el siguieeente ya! Escribes genial chica <3

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  2. PERO COMO LO DEJAS ASÍ!!!! ERES MALA!!! SUBE PRONTO ¿OK?

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  3. Oooooh me encanto siguienteeee porfavorr
    un beso <3<3

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