domingo, 4 de marzo de 2012

Capítulo 17

{Narra Amy}

Las chicas seguían dando golpes en la puerta del baño, pidiéndome casi a gritos que abriera la puerta y que explicara lo que estaba pasando. Pero yo no las escuchaba. No podía. Mis pensamientos ocupaban toda mi mente en aquel momento.
Tardé unos minutos en dejar de llorar, ignorando los gritos que escuchaba al otro lado de la puerta. Cuando por fin me calmé, me levanté del suelo, donde estaba sentada y me coloqué frente al espejo. Tenía los ojos rojos e hinchados, y aún había restos de lágrimas descendiendo por mis mejillas. Me lavé la cara, cosa que no ayudó mucho, puesto que todavía se notaba que había llorado, pero aparté la mirada del espejo y me di la vuelta.
Al abrir la puerta, me encontré con los ojos de las chicas, preocupados y expectantes, mirándome.

[Flashback]


- Dos helados, uno de fresa y otro de chocolate, por favor - Zayn pagó con una moneda de dos libras al vendedor, que, con gesto huraño, nos entregó dos cucuruchos con dos enormes bolas de helado. Una vez tuve el helado entre mis manos, y antes de marcharme, le mostré la lengua al señor. Así a ver si se le quitaban las ganas de ser tan borde.
Zayn me miró con incredulidad y comenzó a reírse. Adoraba su risa. Podría estar escuchándola durante horas.
- ¿Qué acabas de hacer? - me preguntó, todavía sin creerse demasiado lo que había hecho.


- Echarle la lengua, ¿por? - contesté, como si no fuera nada del otro mundo.


- Estás loca... - volvió a reírse una vez más.


- Y eso te encanta - le guiñé un ojo, divertida, mientras probaba un poco del helado.


- No te lo niego - divertido, tomó él también un poco de su helado.


Yo me mostré indiferente a su contestación, pero en realidad no lo estaba. Zayn me gustaba cada día más, y no podía evitar preguntarme constantemente si él sentiría lo mismo. Y cosas como esta me daban mucho que pensar. 
Caminábamos el uno junto al otro, por una calle poco transitada del centro de Londres. Habíamos dejado atrás un paseo cercano al palacio de Buckingham, en el cual habíamos estado descansando durante una hora por petición mía. Me encantaba ese lugar, me relajaba, pero sólo podía visitarlo cada vez que viajaba a Londres, que era una vez por año, cuando visitaba a mis abuelos en verano. Como hacía tanto calor, habíamos decidido comprar un helado en un puesto cercano.
Observé a Zayn por el rabillo del ojo. Estaba pensando en algo, con concentración, serio. Qué guapo era cuando se ponía así. Bueno, en realidad, Zayn era guapo siempre, lo cojas por donde lo cojas, lo mires por donde lo mires.


- ¿Quieres probar? - acerqué mi helado a su boca, intentando llamar su atención, y antes de que él pudiera contestarme, le manché el labio superior de helado, a propósito - ¡Oh, lo siento mucho! No pretendía mancharte... - me reí. Definitivamente, no sabía mentir.


- ¡Pero tú! ¿Qué te crees? - elevó la voz, intentando mantener una postura seria - Primero me manchas la mano de boli... y ahora, ¿esto? Te las estoy pasando todas, ¿eh?, pero voy a terminar enfadándome contigo - se enfurruñó, arrugando la nariz de forma adorable. Yo me reí.


- No eres capaz de enfadarte conmigo, así que no intentes engañarme - Todavía me quedaba el cucurucho del helado entero, pero no me apetecía comérmelo, así que lo tiré a una papelera - Anda, vamos ahí dentro a buscar unas servilletas - con una mano señalé una cafetería que había justo a nuestro lado mientras que, con la otra, lo agarraba por un brazo y lo arrastraba detrás de mí.


Entramos. La cafetería no destacaba por una abundante clientela, además de que su aspecto era bastante cutre, pero pensé que sería lo mejor, así no nos arriesgábamos a que alguna fan nos viera.
Me acerqué a la barra y le pedí al camarero un par de servilletas, mostrándole la mejor de mis sonrisas. Era un chico joven, no debía sobrepasar los 25 años, y era bastante mono. Tenía el pelo castaño oscuro y los ojos azules, tan azules como el mar. Su piel era pálida, muy pálida, cubierta de pequeñas pequitas que le daban un aire travieso. Él, encantador, me entregó cuatro servilletas, después de guiñarme un ojo. Yo levanté una ceja, confundida, y después de lanzarle un beso por el aire, burlona, me di la vuelta, dirigiéndome a Zayn.


- A ver, que ya parezco tu madre, toma esta servill... - me interrumpí, puesto que Zayn no se encontraba a mi lado. Lo busqué con la mirada por toda la cafetería, hasta que lo vi. Se estaba acercando al fondo de la cafetería, donde tan sólo había dos mesas ocupadas. En una, un anciano señor tomaba un café y leía el periódico con tranquilidad. En la otra, una joven morena y despampanante, dedicaba una espléndida sonrisa hacia Zayn. ¿Estaría regalándosela a él? Un escalofrío me recorrió toda la espalda y me sentí extraña. Sí, la joven le sonreía a Zayn, y para cuando éste llegó a su mesa, ella se levantó, dándole un cariñoso abrazo.
Noté una punzada de celos en el pecho, pero no me moví de mi sitio. La chica tenía la tez oscura y el pelo negro, ondulado, que le caía en bucles bien definidos por la espalda. Sus ojos eran marrones, ligeramente achinados, pero era guapa, muy guapa. Sería una vieja amiga, nada más. O quizás una prima lejana... puesto que tenían un aire similar. 
Pero, en ese preciso momento, todas mis esperanzas se desvanecieron, ya que la joven, inesperadamente, pasó sus brazos alrededor del cuello de Zayn y le besó. Él, en un principio, parecía sorprendido, pero no se separó de ella. Y yo no lo aguanté. No podía quedarme allí como una tonta, viéndolo, porque sería masoquismo.
Tiré las servilletas al suelo, bajo la atenta mirada del camarero, que no había apartado su vista de mi ni un sólo segundo y me fui de la cafetería, dando un sonoro portazo.


[Fin del Flashback]


{Narra Claire}

Amy no lloraba, pero podía notar el dolor en su mirada. No sabía que decirle, puesto que yo me sentía de forma parecida.

- Amy... seguro que hay una explicación para eso. Como tú misma dijiste, fue ella la que se lanzó. Él tal vez no quería... - Lauren intentó animarla.

- Si no hubiera querido, se hubiera apartado. Tuvo tiempo de hacerlo - dijo, secamente.

Yo respiré profundamente.

- No... no sé que decirte, Amy, porque yo me siento más o menos igual... - murmuré.

- ¡Es cierto! Lo siento, Claire, debería haberte preguntado qué había pasado, pero lo olvidé por completo - Amy me miró a los ojos, era una mirada sincera. Yo le sonreí. Las demás no dijeron nada, pero me miraron, expectantes.

[Flashback]


Liam abrió la puerta de la cafetería y me dejó pasar primero.
Había comentado que iba a llevarme a un lugar donde podríamos estar tranquilos, pasear, sin que nadie nos molestara, pero me pidió amablemente hacer una pequeña parada en una cafetería, puesto que ya era la hora de comer y tenía hambre. Yo divertida, no puse ninguna objección.


Nos sentamos en una mesa alejada, pero situada al lado de un gran ventanal, por lo que estaba muy iluminada. El camarero vino a tomar el pedido.


- Para mí un sándwich de pollo y una coca-cola, por favor - pidió Liam.


- A mi tráeme una ensalada mixta y un agua - no tenía mucha hambre, así que me decanté por algo ligero y sano. Bueno, en realidad, siempre lo hacía.


Mientras esperábamos a que trajeran la comida, Liam se me quedó mirando, fíjamente, a los ojos. He de reconocer que su actitud me incomodaba un poco, me ponía nerviosa, no sabía que hacer. Saqué el móvil, disimulando, para comprobar que, desgraciadamente, no tenía ningún SMS por leer. Volví a guardar el móvil en el bolsillo y me decidí, por fin, a mirarlo, con un leve rubor en mis mejillas.


- ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así? - pregunté, mostrándole una tímida sonrisa. Él soltó una leve carcajada.


- Oh, nada, no es nada. Simplemente, pensaba.


- ¿Pensabas? ¿En qué?


- En todo - lo dijo mirándome a los ojos - Estaba recordando cómo nos conocimos. Y los buenos momentos que, hasta ahora, hemos pasado juntos.


- Ya ves tú, la de casualidades que tiene la vida, ¿eh? - dije con timidez, mientras bajaba la mirada. El camarero nos trajo los platos y empezamos a comer. La ensalada era un poco sosa, pero estaba rica.
Nos pasamos un par de minutos en silencio mientras comíamos, pero no era un silencio incómodo. Era agradable.


- También estaba pensando en lo guapa que estás hoy. Bueno, hoy y siempre - ahora sí, seguro que me había sonrojado de pies a cabeza.


- Gra... gracias - murmuré, nerviosa, y con una sonrisa tonta. Lo influencia que este hombre tenía sobre mi no era normal. Necesitaba relajarme - E-esto, voy... voy un momento al servicio, en seguida vuelvo - me levanté de la mesa, a la vez que él se reía ligeramente. Siempre que me ponía nerviosa a su lado me escapaba al baño, y parecía que él ya se había dado cuenta de ello.


Una vez allí, me metí en uno de los baños, cerrando la puerta con pestillo. Me apoyé contra la pared, y traté de relajarme. Pero una sonrisa de tonta aparecía en mi rostro cada vez que recordaba sus palabras.
Saqué el móvil del bolsillo y comencé a escribir un mensaje para las chicas.


"Necesito veros ya. Todavía no me creo lo que me acaba de pasar; es... surrealista. Llamádme si podéis, y si no, nos vemos esta noche en el hotel. Os quiero.
Claire, xxx."


Tras asegurarme de que el mensaje se había enviado correctamente, salí del baño, dispuesta a llegar allí y dejar los nervios a un lado. Iba a ser la Claire de verdad, la Claire atrevida, que no se pone nerviosa cuando un chico le habla. La Claire que yo era hace unos meses.

Pero toda mi seguridad se desvaneció en cuando volví a la cafetería, puesto que vi a otra persona, sentada en la misma mesa en la que estábamos Liam y yo. Estaba de espaldas a mi, pero esos rizos eran inconfundibles...

[Fin del Flashback]

- ¿Era Danielle? - preguntó Katie.

- Si, era ella - miré hacia el suelo durante unos segundos, pensativa - Vale, ya sé que no tengo razones para ponerme así, puesto que ya sé que Liam y Danielle son algo más que amigos, pero duele, ¿vale? Duele que la persona de la que te estés enamorando te diga primero que te encuentra guapísima pero que en realidad a él le guste otra persona, y...

- Claire, no tienes por qué disculparte. Yo entiendo como te sientes - Katie me interrumpió, cogiéndome de una mano - Lo que tenemos que hacer ahora es dejar de ser tan dramáticas y empezar a sacarle el lado positivo a las cosas, ¿vale? - me encantaba como ella siempre era capaz de animarnos a todas con su optimismo - Además, chicas, ¡estamos en Londres! No todo se reduce a One Direction; un día de estos nos pondremos monísimas y nos iremos de fiesta hasta la madrugada, ¿os parece? - sonrió, esperando nuestra aprobación.

Caitlin y Lauren se rieron, y yo sonreí. Amy simplemente asintió con la cabeza, puesto que estaba algo ausente. Pensativa. Todas sabíamos que a Amy le gustaba muchísimo Zayn y, quieras que no, la historia le había dolido, pese a que intentaba aparentar que estaba mejor.

{Narra Amy}

No había hecho mucho caso a Claire mientras hablaba, y eso me hacía sentir algo culpable, pero no podía apartar la imagen de Zayn y la otra chica de mi cabeza. Las demás ya habían empezado a hablar de temas menores sin importancia, como la programación de la televisión aquella tarde o lo que podríamos cenar esa misma noche.
Pero todavía era temprano, las 18:00 de la tarde, y yo no aguantaría hasta el día siguiente encerrada en aquellas cuatro paredes, intentando aparentar que estaba bien. Por lo que me levanté, cogí una chaqueta y el bolso y me dirigí a la puerta.

- Chicas, me voy a comprar algo al supermercado que hay cerca de aquí. Así de paso me aireo un poco, que estar encerrada en la habitación me agobia - dije, sonriente, intentando aparentar tranquilidad.

- ¿Quieres que te acompañe? - Caitlin hizo amago de levantarse, pero yo la frené.

- No, no te preocupes, iré yo sola - le dediqué una sonrisa de oreja a oreja y salí de la habitación, sin esperar respuesta de las chicas.

Crucé la puerta del hotel y caminé por las calles, hacia un destino concreto. Necesitaba ir allí, presentía que hasta que no llegara, no conseguiría calmarme. Llamémosle intuición.
Llevaba ya más de una hora caminando, pero, como iba pensando, apenas la noté. 
Cuando avisté la cafetería, toda la calle, solitaria de por si, estaba sumida en la más profunda de las oscuridades. Eran las 19:45, todavía temprano, pero todos sabemos que en Londres el sol se pone mucho antes. 
Caminé hasta la puerta del local. Mierda, ya habían cerrado. Hacía tres cuartos de hora. ¿Y ahora que hacía yo? Pues volver, Amy, no te queda otra.
Me di la vuelta, volviendo sobre mis pasos, que resonaban en la calle silenciosa. Cuando de pronto, oí un susurro. Muy leve. Me quedé quieta, preguntándome si quizás había sido mi imaginación. Esperé un minuto, a ver si lo volvía a escuchar, pero nada.
Reanudé mi camino. No había dado ni dos pasos cuando volví a escuchar algo, o mejor dicho, a alguien. Y esta vez con más claridad.

- ¡Eh tú! - sí, esa voz se dirigía a mí, puesto que no había nadie más en la calle. El corazón se me aceleró. Estaba muy asustada. Busqué con la mirada el lugar de procedimiento de la voz, hasta que lo encontré. En un pequeño callejón, apoyado en la pared y fumando un cigarro había un chico. Era el camarero que antes me había dado las servilletas.
Una parte de mi interior se sintió aliviada al reconocer su rostro, en el que mostraba una sonrisa amable. Pero, otra parte de mí, me decía que tuviera cuidado. Era un presentimiento.
Me acerqué hasta la pared del callejón, a una distancia prudente del chico, pero sin apartar mi mirada de él.

- ¿Qué haces aquí tú sola? - el joven se acercó a mi, sin borrar la agradable sonrisa de su rostro.

- Pu-pues... - no Amy, así no empiezas bien. Tenía que demostrar seguridad, así que procuré no tartamudear - Nada. Simplemente venía a ver si la cafetería estaba abierta, para tomar algo. Pero ya he visto que no lo está...

- Puedo abrirla para ti, si quieres - me interrumpió. Su rostro se tornó algo más sombrío, pero supuse que la oscuridad me estaba jugando malas pasadas.

- No, no hace falta, no te preocupes - contesté rápidamente - Es muy tarde ya, y tengo que volver a casa, me están esperando para cenar - mentí. No sabía por qué, pero lo hice. Algo en mi interior me aconsejó que lo hiciera.

- ¿Tarde? Si de verdad fuera tarde no te hubieras molestado en venir hasta aquí a tomar algo - imitó el tono que yo había utilizado antes, de forma brusca. Yo, asustada, dí un paso hacia atrás, con la pared a tan sólo unos centímetros de mi espalda. Él, tras darse cuenta de su error, se acercó a mi - Oh, lo siento, no quería ser tan borde. Sólo quería decir que, bueno, quiero conocerte...

- Si, y yo también, pero otro día, ¿vale? - me dispuse a darme la vuelta y alejarme de allí, pero el chico colocó una mano sobre la pared, cortándome el paso.

- No. Yo quiero que sea hoy. Y consigo todo lo que quiero, ¿sí, bonita? - se acercó todavía más a mí. Su aliento era repugnante, una mezcla de tabaco y alcohol.

- Déjame, por favor - dije con firmeza, aunque asustada.

- He dicho que yo consigo todo lo que quiero, ¿o es que no me escuchas? - elevó la voz, de forma brusca. Acercó después su boca a mi cuello. Otra vez su aliento me golpeó en el rostro. Era nauseabundo.

- ¡Que me dejes en paz, por favor! ¡Déjame irme! - no aguanté más y estallé en lágrimas. Estaba muy asustada, el corazón me latía con más rapidez que nunca y escuchaba las fuertes carcajadas burlonas del camarero en mi oído. 

Ya lo daba todo por perdido, cuando de pronto, escuché una voz. 

- Apártate de ella. - dirigí mi mirada hacia esa voz, pero no pude distinguir quién era, puesto que mis ojos estaban anegados en lágrimas.
El aliento del camarero todavía chocaba contra la fría piel de mi cuello, pero eso duró sólo unos pocos segundos más, puesto que la persona que había llegado le dio un fuerte empujón, con el que consiguió tirarlo al suelo.
Yo, asustada, aproveché el momento de confusión para escapar. Tambaleándome, empecé a correr, sumergiéndome otra vez en la solitaria y oscura calle, intentando recordar el camino de vuelta al hotel y, sobre todo, intentando escapar de allí.

Pero una voz a mis espaldas me hizo frenar en seco. Era la misma voz que antes se había dirigido al camarero. Y yo la conocía.

10 comentarios:

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  2. Moriré si no escribes cuanto antes el siguientee!! Quiero que diga ya que es Zayn quien la a salvado, luego se besaran, se casarán y tendrán 3 hijos :3 (Mis paranoias mentales) Sigue pronto :) Pasate por el mioo

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  3. Es Zaaaaaayn :)) Sigue escribiendo, que me muero de la intrigaaa! Gracias ^^ Adoro tu novela de veras, pásate por la mía de vez en cuando ;)

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    1. Gracias guapa :D ya estoy siguiendo la tuya, está muyyyy bien :) un besito!

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  4. Holaa, soy una nueva lectora, me encanta tu historia.
    Mi blog es http://everythingaboutyouuhuh.blogspot.com/
    me gustaría que te pasaras, gracias :)

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  5. Zayn Zayn Zayn Zayn Zayn Zayn Zayn ZAAAAAYN!!! Taaaaan moonooo ;) Siguela prontito eeeeeeeh ;) TeAmooo!!
    P.D.: Cuando puedes pásate por el mío, ;) http://samemistakesonedirection.blogspot.com Ojala te gusteee x

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  6. Gracias niñas <3 Dejadme vuestros twitters si queréis que os avise en cada capítulo.

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