Mi rostro de sorpresa debía de ser máximo, puesto que la persona que me encontré frente a mi no se parecía en nada a ninguna de mis amigas. Obviamente, puesto que era un chico. Un chico joven, alto y fuerte. Debía de rondar las veinticuatro o veinticinco primaveras, aunque su pelo rubio oscuro ligeramente despeinado le restaba quizás un par de años de encima. Sus ojos color chocolate me observaban, con gesto divertido, brillantes, mientras que su sonrisa pícara se curvaba hacia un lado. Vestía unos simples pantalones de deporte grises y una camiseta blanca ajustada. Por un momento su forma de vestir me recordó a Liam, pero descarté la idea al instante, puesto que físicamente no se parecían en nada.
- ¿Que quién soy? Buena pregunta, - el chico se apoyó en el marco de la puerta con gracia, antes de continuar hablando - sobretodo porque no me conoces. He de decidir bien cada respuesta que vaya a darte, puesto que tengo que intentar que no te escapes corriendo tras mi primera contestación.
Apenas había entendido la mitad de lo que había dicho, pero empujé al chico hacia el interior de la habitación y cerré la puerta detrás de mí. Después solté una leve carcajada.
- En vez de soltarme ese rollo filosófico podrías decirme tu nombre y qué es lo que haces en mi habitación - sonreí amablemente, conteniendo la risa. Su cara se convirtió entonces en un poema.
- ¿Tu habitación? ¿Estás segura de que es tu habitación?
- Si, esta es la habitación 311, ¿no?
- Conque la 311, ¿no? Ya dudaba que esto fuera un fallo del hotel... - murmuró el joven.
- ¿Qué? - pregunté confundida. Realmente, aquel chico era muy raro.
- Quería decir que no, que esta es la habitación 310. Has debido de confundirte con las prisas que llevabas - y, dicho esto, me guiñó un ojo, para después dedicarme la sonrisa más encantadora que había visto nunca, si cabía. Vale, si, esto me había matado, lo reconozco.
- Oh, la 310... lo siento, de veras. Ni me había fijado en el número, simplemente me guié por instinto.
- ¿Instinto femenino?
- Llámalo como quieras.
- Llamémosle instinto femenino. Acabas de demostrar que no acierta siempre.
- Si lo ves de esa forma... - mi rostro se tornó serio un momento. Pero después volví a reír - Con todo esto, todavía no me has dicho como te llamas.
- Nathaniel Corrington, pero puedes llamarme Nate.
- Yo soy Claire Hicks, y puedes llamarme... - me quedé pensativa - Claire - me reí. Patético - Encantada, Nate - alargué mi mano hacia él, dispuesta a estrechársela, pero el chico fue más rápido y me dio un beso en cada mejilla. Estas últimas, apenas dos segundos después, comenzaron a colorearse violentamente. Me di la vuelta, intentando disimular - Bueno, Nate, ha sido un placer. Siento, de veras, si te he molestado. Ahora he de irme.
- ¿Tan pronto? - su voz sonó decepcionada. Triste. Se podría decir que hasta nostálgica. Me giré hacia él y lo vi, a unos cuantos pasos de mi, de pie, mirándome. Tenía las manos colocadas en la nuca, con aspecto nervioso. Sus ojos me suplicaban casi tanto o más que sus palabras.
- Bueno, quizás pueda quedarme un par de minutos - sonreí y caminé hasta su cama, donde me senté con sutileza - Dos minutos, nada más.
[Quince minutos más tarde...]
{Narra Caitlin}
Hacía algo menos de media hora que Claire se había ido a buscar a Amy, pero Lauren, Katie y yo seguíamos sin reaccionar. La primera había terminado por caerse al suelo, pese a lo cual ni se inmutó, y continuó durmiendo como un tronco. Katie, por su parte, tras un movimiento brusco realizado durante su sueño, rodó por la cama hasta colocarse paralelamente a mi. Y yo, harta de ver aquel aburrido documental de animales, terminé dándole a un botón aleatorio del mando a distancia. Resultó ser un canal de música. En aquel momento sonaba "For The First Time" de The Script. Amaba aquella canción. Su música, su letra... realmente era una de mis favoritas. Pero lo que más me llegaba en aquel momento era su significado. Porque me recordaba a él. A Niall. Una mezcla de felicidad y amargura ante la cual no sabía si reír por lo afortunada que era por todo lo que me estaba pasando, o llorar. Llorar por decepción, por arrepentimiento, por ese continuo remordimiento que mi mente no era capaz de dejar a un lado.
Cerré los ojos, moviendo mi cabeza al compás de la música, suavemente. Qué relajante era todo aquello, ojalá tuviera momentos así más a menudo...
Y, nada más pensarlo, la ley de Murphy actuó, puesto que unos fuertes golpes en la puerta de la habitación hicieron que Katie se despertara y se incorporara como un resorte y que Lauren soltara un alarido en sueños, pese a lo cual continuó dormida. Me froté los ojos con cansancio y me levanté para abrir la puerta, mientras Katie se sentaba al lado de Lauren en el suelo y la zarandeaba sin muchas ganas y con los ojos cerrados, ya que todavía tenía sueño.
- Siento no haberos llamado, Caitlin, acabo de ver ahora vuestras llamadas perdidas - una alicaída Amy me regalaba estas palabras a modo de saludo, mientras Zayn y Liam, colocados justo detrás de ella, sonreían, de modo protector. No esperé a que estos dijeran nada, sino que me lancé al cuello de la chica, abrazándola con fuerza.
- Amy, joder, que bien que hayas vuelto. Empezábamos a preocuparnos por ti... - le di un cariñoso beso en la mejilla y le agarré de una mano, arrastrándola dentro de la habitación. Hice después una señal con la cabeza para que Zayn y Liam pasaran y cerraran la puerta tras de sí.
Amy arrastró los pies y se dejó caer en la cama. Lauren descansaba a su lado, todavía medio dormida. Katie parecía ya más despierta y, tras saludar a los chicos con una sonrisa se puso a ojear su teléfono móvil, sentada cómodamente en un pequeño sofá.
- Bueno, qué, ¿no nos vas a decir dónde has estado? - preguntó Katie, sin apartar la mirada del teléfono.
- Es que... bueno, es una historia algo larga.
- Tenemos tiempo, Amy - murmuró Lauren, todavía con los ojos cerrados y con voz somnolienta. Todos reímos.
- Dadle tiempo. Quizás no sea bueno que la presionéis... - Zayn habló de forma seria, sentándose junto a ella, y rozándole levemente el brazo. Amy se estremeció, pero no dijo nada, simplemente agachó la cabeza. ¿Qué ocurría aquí?
- Amy, ¿seguro que estás bie...? - comencé a preguntar yo, cruzándome de brazos, pero la chica no me dio tiempo a contestar, puesto que me interrumpió con otra pregunta.
- Un momento, ¿dónde está Claire?
{Narra Liam}
Claire. El escuchar su nombre pronunciado desde los labios de Amy hizo que un escalofrío recorriera mi espalda de arriba a abajo. ¿El por qué? Ni yo mismo lo sabía.
- ¡Es cierto, Claire! ¡Me había olvidado de ella! - exclamó Caitlin al tiempo que se llevaba una mano a la frente, lo que supuso que Lauren diera un respingo, asustada. La chica cogió rápidamente la blackberry que descansaba sobre su cama y marcó un número. Se llevó el teléfono a la oreja.
[Conversación telefónica]
- ¿Claire? ¿Eres tú?
- ...
- ¿Con quién estás?
- ...
- En fin, entre tanta carcajada no se te entiende mucho. Ya me contarás. Te llamaba para avisarte de que Amy ya ha vuelto y está bien. También están Zayn y Liam aquí.
- ...
- Vale, hasta ahora, un beso.
[Fin de la conversación]
La chica cortó y volvió a lanzar el móvil sobre la cama. Acto seguido, nos dirigió una sonrisa a los demás.
- Claire viene en seguid... - no pudo terminar de hablar, puesto que unos golpes en la puerta la interrumpieron. ¿Sería Claire? ¿Tan pronto?
Caitlin se acercó hasta la puerta y abrió. Y si, efectivamente, el corazón se me aceleró.
Allí estaba Claire, vistiendo unos shorts negros ajustados junto a una blusa blanca ancha. Llevaba su pelo suelto y liso echado hacia atrás con una diadema. Sencilla, más sencilla que ninguna. Pero aquel día, precisamente aquel día, algo se había removido en mi interior al verla. Y era algo más fuerte que lo que había sentido los días anteriores. ¿Qué me estaba pasando? No entendía nada. Danielle, Liam, Danielle. No te distraigas.
Claire caminó con agilidad hasta la altura de Amy, para abrazarla con fuerza y darle muchos besos en la mejilla.
- Amy, ¡eres idiota! - dijo después, separándose de ella y observándola con el ceño fruncido - ¿Tú sabes lo preocupada que estaba por ti? Dices que te vas al supermercado de abajo y tres horas después sigues sin dar señales de vida. Y aún por encima no contestas al teléfono, ¿para qué lo tienes? - resopló enfadada, haciendo una pequeñísima pausa - Pero lo peor de todo... lo peor de todo son las tres vagas estas de aquí. - señaló a Caitlin, Lauren y Katie con un dedo - Vosotras estabais muy tranquilas y cómodas durmiendo, ¿verdad? ¿Y si le hubiera pasado algo? - su tono de voz se iba elevando más y más. Estaba realmente enfadada. Pero seguía resultando adorable, quizás ahora incluso más. Verla tan pequeñita, delante de mí, y con tanto carácter... En estos momentos sólo me apetecía abrazarla, pero sabía que estaría fuera de lugar, así que me contuve.
- No te lo voy a negar, estaba muy cansada - respondió Katie. Toda aquella situación y ver a Claire enfadada parecía divertirle bastante.
Esta última respiró hondo, intentando contenerse. Pero sabía que estaba a punto de explotar, lo sabía. En estos últimos días había llegado a conocerla como nadie. Sus defectos, sus virtudes y sus manías. La expresión de su rostro cuando está feliz, satisfecha, triste o enfadada. Y en estos momentos intuía que era lo último lo que le ocurría.
Así que decidí actuar.
- Relájate, Claire, Amy está bien - coloqué una mano sobre su hombro. Pese a lo nervioso que me encontraba en mi interior, hablé con total tranquilidad. La chica se volvió y me miró, con sus grandes ojos café, ojos que expresaban tanto. Se ruborizó levemente y agachó la cabeza.
- Esto... si, lo siento chicas - sonrió levemente, mirándolas. Caitlin la miraba con los ojos muy abiertos y Lauren con una ceja levantada. Amy encontraba sorprendente esta situación. Y, mientras tanto, Katie se echó a reír abiertamente.
- Gracias Liam, eres uno de los pocos que has conseguido amansar a la fiera - Katie volvió a reír. Sus palabras me sorprendieron. Volví a sentir un cosquilleo en el estómago. Y creo que ahora tenía muy claro lo que ocurría.
{Narra Zayn}
Minutos después, todo había vuelto a la normalidad. Por un lado, Katie y Caitlin discutían por algo relacionado con la blackberry, mientras que por otro, Lauren, Claire y Amy habían entablado una conversación con Liam. Y yo estaba allí, sentado en una silla, leyendo un mensaje que Louis acababa de enviarme.
Ey, ¿dónde estás? Me imagino que con Amy, pillín ;) En fin, si ves a Katie, pídele por favor que conteste a mis SMS... Ya no pido que me devuelva las llamadas. Con un SMS me llega, ¿si?. Gracias tío.
P.D: Harry me grita desde su cuarto que te pida que les preguntes a las chicas si mañana quieren quedar.
Louis.
Releí el mensaje una vez más, en especial la parte de Katie. Me extrañaba bastante que me pidiera eso, la verdad. Pero no iba a cuestionarle nada a Louis, lo conocía lo suficiente.
- Bueno Liam, creo que nos deberíamos ir yendo - anuncié levantándome de la silla, después de mirar el reloj que descansaba sobre la mesilla de noche. Ya eran las 22:00. - Por cierto, chicas, me han mandado preguntar si os apetecería quedar mañana - les regalé una de mis mejores sonrisas, confiando en que dijeran que sí. Me gustaba estar con ellas, y así tendría otra excusa para ver a Amy.
Las cinco se miraron entre sí. Katie y Caitlin no parecían muy seguras, pero las otras tres estaban emocionadas.
- Si, claro que sí - se apresuró a contestar Lauren - ¿Os parece bien si nos encontramos a las 12:30 frente al Big Ben?
- Estupendo, allí nos veremos - Liam también se levantó.
Nos despedimos rápidamente de cada una de las chicas. Al llegar a Caitlin, ésta me abrazó.
- ¿Sabes si irá Niall? - susurró en mi oído. Después se separó de mí, observándome con inseguridad.
- Claro, ¿por qué no iba a ir? - sonreí pícaramente. Sabía que a Niall le gustaba Caitlin, y por lo que parecía, el sentimiento era mutuo.
- No lo sé. Si ves que duda, insístele, por favor - dicho esto, me sonrió tímidamente.
Asentí con la cabeza, dándome la vuelta y caminando hacia la puerta, seguido de Liam. Pero no había dado un paso fuera de la habitación cuando me acordé de lo importante.
- ¡Ah, Katie, se me olvidaba! - me giré bruscamente, por lo que las chicas se rieron. La aludida levantó la mirada de su teléfono móvil - Louis me ha pedido que si puedes contestar sus SMS. Dice que no hace falta que le llames, pero que le gustaría que le enviaras un mensaje, aunque sólo sea uno. Palabras textuales - sonreí.
Pero, al contrario de lo que me esperaba, el rostro de la chica se tornó de un fuerte color encarnado. Bajó la mirada a su teléfono, observándolo durante pocos segundos.
- ¿Qué... qué llamadas? - preguntó - No he recibido ninguna... - hablaba con miedo, como si no estuviera cien por cien segura de lo que afirmaba.
- ¿Estás segura? - pregunté extrañado - Bueno, en ese caso, se lo diré.
- ¡No, no, no hace falta! - exclamó ella rápidamente, casi sin darme tiempo a terminar de hablar - Y-yo le... le enviaré un mensaje, sí, pronto se lo enviaré - Katie desvió la mirada hacia el suelo.
La observé detenidamente durante unos instantes, con curiosidad. ¿Qué estaba ocurriendo?
Quiero a Liam
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