miércoles, 4 de abril de 2012

Capítulo 21

{Narra Katie}

Tuve que releer un par de veces el nombre de la pantalla para asegurarme de que no me había confundido. No, estaba segura, era ella. Todavía aparecía el símbolo del infinito junto a su nombre, ese que ella misma había guardado al grabar su número en mi teléfono. Cuando todavía éramos amigas.
Ella sabía que yo estaba en Londres. Lo sabía porque todavía mantenía algo de relación con Amy, pese a que todo se debía a las conveniencias. Así que, ¿qué es lo que quería de mí?
Me estremecí cuando Louis me acercó a él y me dio un beso en la cabeza. Hubiera deseado que ese momento durara eternamente, que no nos separáramos jamás, pero tuve que hacerlo para contestar la llamada.

[Conversación telefónica]

- ¿...Diga? - saludé, con tono inseguro.
- ¡Katie, mi amor! ¡Cuánto tiempo sin hablar contigo! ¿Qué tal todo? - su voz sonaba excitada, quizás demasiado. Aprecié un ápice de falsedad en el tonó que utilizó, de hecho, pero decidí ignorarlo. Este asunto no me olía nada bien.
- Eh... Bien, Audrey, estoy bien. ¿Qué tal tú por Manchester? - mi tono de voz no podía ser más serio.
- ¿Por Manchester? Oh, cariño, ¿no te has enterado? - cerré los ojos un momento, esperándome lo peor - ¡ESTAMOS EN LONDRES! - comenzó a reírse exageradamente. No, ella en Londres no, por favor... un momento. ¿Había dicho "ESTAMOS"?
- ¿"Estamos"? ¿Quiénes estáis?
- Oh, pues Miranda y yo, ¿quiénes si no? - hizo una breve pausa, en la que yo me mantuve callada - Pues verás, cielo, te llamaba para ver si os apetecía quedar y dábamos una vuelta o algo, ¿no? Que vosotras ya sois unas londinenses en toda regla - volvió a reír exageradamente. Puse los ojos en blanco. ¿De verdad estaba diciendo todas esas cursiladas o era sólo imaginación mía?
- ¿Dónde estáis?
- Justo al lado del London Eye, ¿y vosotras? - dirigí mi mirada hacia la derecha. El London Eye se separaba de nosotros por unos cuántos metros, no llegaba ni a un kilómetro. Abrí los ojos muy asustada, quedándome paralizada en donde estaba. Pero reaccioné con rapidez, ya que cogí la mano de Louis con la que tenía libre y comencé a correr de vuelta hacia la cafetería.
- Nosotras... pues... estamos pasando el día en Oxford. ¡Oh, no, se me queda el móvil sin batería! ¡Ya te llamaré! - y corté.

[Fin de la conversación]

Continué corriendo a la vez que guardaba el móvil en mi bolso, mientras trataba de arrastrar a Louis por detrás de mí. Pero él era más fuerte que yo, y poco después de haber cruzado el puente tiró de mi, frenándome.

- Eh, Katie, relájate - jadeó, a causa de la carrera - ¿Se puede saber que te pasa?
- Louis, tenemos que volver lo antes posible a la cafetería. Tengo que hablar con las chicas, es urgente - lo miré a los ojos. Su rostro estaba sumido en una profunda seriedad, hasta el punto de estar molesto, diría yo - Te prometo que en cuanto hable con ellas volveremos a irnos. De hecho, yo también tengo que hablar contigo.
Su rostro era inmutable, continuaba con la misma expresión que en un principio.
- Por favor - dije, bajando un poco el volumen de la voz mientras lo miraba fijamente a los ojos. Y de pronto sonrió levemente, a la vez que me acercaba a su pecho para abrazarme, tal y como había hecho minutos antes.
- Venga petarda, vamos ya - se separó de mí y esta vez fue él quien tomó la iniciativa de agarrarme de la mano y guiarme hacia la cafetería.
Yo, como una tonta, sonreí y me dejé llevar.

{Narra Caitlin}

Todo aquello era muy extraño. ¿Por qué Niall actuaba con tanta normalidad? Debería odiarme por haberme separado de él el otro día y, sin embargo, lo único que hacía era dedicarme sonrisas y no dejar de hablarme o de prestarme atención ni un sólo momento.
Por desgracia, yo no era tan segura como él. Y, por supuesto, mi grado de timidez era casi el doble o el triple que el suyo.

- ¿En qué piensas? - esa voz, su voz, la que me volvía loca, fue la que irrumpió mis pensamientos, devolviéndome a la realidad. Levanté la mirada y la crucé con la suya. Con su pelo rubio algo revuelto y esa sonrisita de lado estaba increíblemente sexy. "Oh, venga, Caitlin, deja de pensar en esas cosas y habla. Estás quedando muy mal".
Pero justo en el preciso momento en que me disponía a responderle, Katie y Louis entraron corriendo en la cafetería y me interrumpieron.

- ¡Chicas, chicas, chicas! - Katie movía exageradamente los brazos, intentando captar nuestra atención. Respiraba entrecortadamente, parecía haberse pegado una larga carrera para llegar hasta aquí - Escuchadme, tenemos un pequeño problema.
- ¿Qué pasa? - preguntó Lauren, alarmada.
- Iré al grano, Audrey acaba de llamarme y me ha dicho que...
- ¿¡Que te acaba de llamar quién!? - Claire la interrumpió, elevando la voz.
- Calla y déjame hablar. Audrey acaba de llamarme y me ha dicho que Miranda y ella están en Londres. En estos precisos instantes al lado del London Eye. Y quieren vernos.
- ¿Quieren vernos? ¿Para qué? - pregunté yo entonces.
- Y yo que sé... les he dicho que estábamos en Oxford y que hoy no podríamos verlas.
- Ni hoy ni nunca, yo no pienso quedar con esas arpías - Claire se echó hacia atrás en su asiento y se cruzó de brazos.
- ¡Claire! - reprochó Amy - A ver, chicas, os lo estáis tomando demasiado a pecho... tampoco son tan insoportables. Yo, al menos, no tengo inconveniente en quedar con ellas aunque sea solo un día...

Todas nos giramos hacia ella, fulminándola con la mirada. Creo que Lauren estaba a punto de decir algo, puesto que había abierto la boca, pero la escandalosa risa de Niall la interrumpió. Las cinco nos giramos hacia él, confundidas. Casi habíamos olvidado la presencia de los chicos allí.

- ¿Habéis terminado ya? - preguntó Liam, irónico aunque con una encantadora sonrisa en su rostro, a la vez que metía sus manos en los bolsillos.
- O seguid si queréis, gatitas - Louis le siguió el rollo, con gesto divertido. Katie le pegó un puñetazo en el hombro para que se callara, pero lo único que hizo eso fue divertirle más.
- Al menos ponednos al día, así podremos unirnos a la discusión - terminó Harry, conteniendo la risa.

Lo cierto es que el panorama era divertido. Claire con el ceño fruncido y murmurando sabe dios qué por lo bajo, Lauren con una cara de asco que no podía con ella y Amy intentando suavizar el asunto. Niall con el rostro rojo de la risa y Louis y Liam lanzándonos pullas para que nos picáramos. Finalmente, yo también comencé a reírme.

- Bueno, hoy todavía tenemos un día para "disfrutarlo en Oxford", así que será mejor que no nos vean - elevé ligeramente la voz, intentando atraer la atención. Todos callaron enseguida, asintiendo con la cabeza.
- Siendo un grupo tan grande nos verán fijo... - murmuró Lauren.
- Pues tendremos que dividirnos, chicas. Venga Caitlin, quiero enseñarte algo - Niall se puso en pie, alargando su mano hacia mi. Los demás empezaron a silbar y a reírse; no tardaron en ser seguidos por Niall, mientras yo, pobre de mí, estaba colorada como un tomate.

{Narra Niall}

Por fin conseguí que Caitlin se viniera conmigo, no sin antes fulminar con la mirada a todos los demás. Caminábamos el uno junto al otro, ella mirando hacia el suelo, tímidamente, y yo mirándola de reojo de vez en cuando. Estaba preciosa, hoy más que nunca.

- ¿A dónde vamos a ir? - se atrevió a preguntarme por fin, aunque sin apartar la mirada del suelo. Yo, por el contrario, si que me giré para observarla, y pude comprobar como sus mejillas se habían tornado de un color ligeramente encarnado.
- Eso es altamente confidencial, señorita - bromeé, con tono divertido - Tan sólo déjame hacerte una pregunta... ¿tienes calor?

{Narra Caitlin}

¿Qué? ¿Que si tengo calor? ¿Qué clase de pregunta era esa? Y, ante todo... ¿a qué se refería con calor?
Estábamos a una temperatura bastante elevada, casi rondando los treinta grados. Pero también estaba el hecho de que estar a su lado me ponía nerviosa, muy nerviosa y, bueno... No, Caitlin, para ya. Deja de pensar en esas cosas. Últimamente no pareces tú.

- Eh, si, tengo calor, la verdad - agité mi cabeza, intentando alejar mis pensamientos "impuros" y centrarme en Niall.
- Pues entonces he escogido el sitio perfecto - y dicho eso, paró con un gesto un taxi y me abrió la puerta, ofreciéndome entrar primero.

Me senté cómodamente en el taxi mientras él le daba la dirección al taxista. Éste asintió con la cabeza y comenzó a conducir a toda velocidad por las abarrotadas calles londinenses. Sentía la mirada de Niall penetrante sobre mí, y eso me ponía aún más nerviosa, por lo que me puse a mirar por la ventanilla.

[Veinte minutos más tarde...]

{Narra Niall}

Ya habíamos llegado. Nos encontrábamos en un pequeño parque a las afueras de Londres, en cuyo centro había un gran lago de agua dulce. Desde mi punto de vista, era un lugar ideal para pasar una tarde de calor, ya que podías tomar el sol, irte de picnic, bañarte en las aguas del lago o mismo dar un paseo en barca. Estaba seguro de que a Caitlin le encantaría aquello.
Pagué al taxista por el viaje y me giré hacia la chica. Se había quedado dormida apoyada en la ventana. Respiraba acompasadamente y sus labios formaban una leve sonrisa, como si estuviera en medio de un bonito sueño. Me entraron unas ganas incontrolables de besarla, ahora que estaba dormida, adorable. Pero, por suerte, supe controlarme, ya que recordé lo que había pasado no hacía demasiado. Y una punzada de dolor me recorrió el pecho de arriba a abajo. ¿Qué era lo que tenía ella que me estaba descontrolando tanto?

- Eh, Caitlin, ya hemos llegado - susurré junto a su oído, zarandeándola con suavidad. Ésta abrió los ojos lentamente y me miró.
- Lo... lo siento. Siento haberme quedado dormida, Niall - se apresuró a disculparse, con voz somnolienta todavía.
- No seas tonta, no pasa nada - me reí - Venga, sal del coche. ¿No quieres ver dónde estamos?

Le cogí de la mano y la ayudé a salir. Todavía tenía los ojos entrecerrados debido al cansancio, pero en cuanto vio el lago los abrió mucho y la expresión de su rostro era totalmente de sorpresa.

- ¡Niall! Esto es... precioso. - exclamó. Yo volví a reírme.
- Como tú, dices, ¿no? - le susurré cerca de su oído, con tono divertido. Ella se sonrojó una vez más y bajó la mirada con nerviosismo. Lo que yo decía, adorable - Venga, no nos quedemos aquí parados. Tengo una pequeña idea sobre lo que podemos hacer antes de comer.

La cogí de la mano y la arrastré por detrás de mi en dirección al embarcadero. Mientras Caitlin dormía en el taxi había aprovechado para llamar al tipo del alquiler de barcas, así que ahora tendríamos una para nosotros todo el día. Se llamaba Nemo y era de color blanco con una delgada línea verde que la cruzaba de lado a lado.
Me agaché frente a la barca y cogí dos chalecos salvavidas. Le pasé uno a Caitlin y el otro me lo puse yo. Después, volví a levantarme y le ofrecí mi mano para ayudarla a subirse.

- Las damas primero - y le guiñé un ojo. Ella sonrió levemente, me cogió la mano y, con agilidad, se subió a la embarcación. Yo la seguí. - Bueno, sabrás remar, ¿no?
Ella abrió mucho los ojos y negó lentamente con la cabeza, lo que me provocó risas de nuevo.
- Pues ya me dirás que hacemos, entonces...
- Bueno, quizás podría intentarlo... - se ofreció.
Yo negué con la cabeza.
- Ah, no, no me pienso arriesgar a que los dos acabemos ahí abajo - intenté adoptar una expresión seria a la vez que señalaba el agua.
- ¿Perdona? - su timidez iba dejando paso a la verdadera Caitlin y eso me gustaba. Sonreí - Dame los remos, Horan, te vas a enterar - sonrió con más confianza. Yo ensanché mi sonrisa y le di los remos.

La chica se recogió su largo y liso cabello claro en una coleta alta y despeinada para después agarrar los remos con decisión y comenzar a remar hacia el centro del lago. La verdad, no lo hacía nada mal, probablemente mucho mejor que yo, que era negado. Pero, obviamente, eso no lo iba a admitir delante suya.

- Si hubiera remado yo ya habríamos llegado hace siglos - murmuré, intentando que mi voz pareciera lo más aburrida posible.
Ella paró de pronto y levantó la mirada, fijando sus ojos en los míos. No, eso no, por favor. Si continuaba así durante mucho tiempo estaba seguro de que no sería capaz de responder de mis actos. Desvié la mirada, intentando controlarme y observé la orilla. Estábamos quizás a unos diez o quince metros de ella, por lo que la profundidad del agua tenía que ser enorme.

De repente, sentí unas gotas de agua cayendo por mi mejilla que empaparon parte de mi camiseta. Estaba, literalmente, helada. Me giré hacia Caitlin y la observé, riéndose de mi a carcajada limpia.

- Conque esas tenemos, ¿eh?, te vas a enterar - murmuré, adoptando una expresión malvada. Comencé a mover la barca de un lado al otro, intentando volcarla por todos los medios. Y lo conseguí. Ambos caímos por la borda, salpicando con gruesas gotas de agua nuestro alrededor.
Los dos emergimos a la superficie casi a la vez.

- ¡Niall, está helada! - protestaba Caitlin, mientras pataleaba y movía los brazos sin cesar - Me voy a hundir y te voy a matar, que te quede claro... - hablaba como podía, puesto que de tanto moverse, el agua le entraba en la boca. Me acerqué a ella dando suaves brazadas.
- Eh, Caitlin, relájate. Llevas el chaleco, no podrías hundirte aunque quisieras - intenté decirle, sonriendo con expresión divertida, pero ella seguía hablando, sin hacerme caso alguno.
- ... y además, ¿has visto lo oscura que está el agua? Esto me da mucho repelús, y yo... - cogí su rostro entre mis manos y la callé con un beso, resultando ser un método más efectivo que el de las palabras. Me separé rápidamente, temiendo su reacción que, efectivamente, era muy parecida a la del otro día en la puerta del hotel. Me asusté. Niall, joder, ¿por qué lo has hecho? Ahora si que saldrá corriendo y no querrá saber nada de ti.
- Lo siento, yo... - comencé a decir, pero no pude terminar la frase, puesto que Caitlin puso los brazos alrededor de mi cuello con una asombrosa agilidad y me besó. Fue un beso dulce y tierno, pero sentí millones de mariposas revoloteando en el interior de mi estómago. Coloqué una mano en su espalda y la pegué a mi lo máximo posible, besándola con ternura y suavidad. Finalmente, tras unos segundos, me separé de ella unos centímetros, sin dejar de bracear en el agua y la miré a los ojos.
- No sabes cuánto tiempo llevaba esperando este momento - susurré a la vez que retiraba un mojado mechón de pelo de su rostro. Ella sonrió tímidamente, tal y como a mi me encantaba que hiciera.
- Aunque te parezca raro, yo también - evitó mirarme a los ojos. Yo no reprimí otra sonrisa, si cabe mayor que la anterior.
- ¿Subimos ya? - señalé la barca, que se movía con suavidad a un par de metros de nosotros. Ella me miró, sonrió y asintió con la cabeza, para después comenzar a nadar despacio hacia la embarcación. Yo la seguí. - Va, tu primero, yo te ayudaré desde aquí - dije. Coloqué entonces las manos en su cintura, preparado para empujarla a la vez que ella se impulsaba, pero no pasaron apenas unos segundos antes de que la soltara de golpe, ahogando un grito.

3 comentarios:

  1. Por favoooor sube el siguiente ya! Que pasa? Por qué ahoga un grito?! ME ENCANTA :)
    P.D.: soy @IreneDirection3 en twitter :)

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  2. Me encanta! Que monos son los dos!! Muy muy tiernos :)
    Sube pronto quiero saber mas cosas sobre Audrey aun que por la reacción de las chicas ya me cae muy mal…

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  3. qiero el siguiente capitulo yaa! jajajjajajajajjaja qiero mas mas mas mas mas maas! jajajajja mencantaa! *__*
    un besooo
    Mireia :D

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