domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 38.

Aquí tenéis el nuevo capítulo, siento haber tardado tanto en subir, pero a partir de ahora será así. También aviso de que está llegando al final. No sé cuantos capítulos más habrá, pero no creo que demasiados.
Espero que os guste y, cualquier cosa, comentario en la entrada, mención en twitter o pregunta en ask. Una vez más, gracias a todos los que me leéis <3.
Twitter: @myhoranwish
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[1 semana después...]

{Narra Caitlin}

Pagué la cantidad indicada al taxista, bajé del coche y me encaminé hacia el hospital, cruzando la puerta de entrada. Saludé con una sonrisa a la amable recepcionista, a la que llevaba viendo día sí y día también durante aquella última semana.
Me monté en el ascensor y subí hasta la tercera planta. Torcí a la derecha. Habitación número 374.

- ¿Se puede? - pregunté, después de dar dos toques en la puerta con mis nudillos y entreabrirla. Holly me esperaba sentada en la cama, con una sonrisa más que saludable.
- Claro, te estaba esperando - entré en la habitación y cerré la puerta detrás de mí. Después de una semana de cuidados intensivos en el hospital, mi prima ya estaba casi recuperada por completo. Todavía tenía algunos pequeños cortes en las mejillas y en la frente, pero apenas se notaban.

Dejé el bolso apoyado en la silla y me senté al final de la cama, mirando hacia ella, con una enorme sonrisa de oreja a oreja. Hoy me sentía feliz. Y sí, Holly lo notó.

- ¿Qué te ocurre hoy que estás tan contenta? - soltó una pequeña carcajada.
- No lo sé, la verdad. Supongo que será que estoy feliz porque ya estás recuperada. Y, además, últimamente las cosas me van muchísimo mejor - suspiré. Para mi extrañeza, el rostro de Niall vino a mis pensamientos. ¿El por qué? No lo sé. Lo eliminé rápidamente, con una sacudida de cabeza.
- ¿Has arreglado las cosas con Álex? - preguntó.
- No. No he vuelto a hablar con él y tampoco tengo interés ninguno en hacerlo. Álex me ha fallado, ya es historia - bajé la mirada.
- Ah, entonces te refieres a Niall, vale - levanté la cabeza como un resorte al escuchar el nombre de Niall. Miré a mi prima.
- ¿Qué? ¡No! No, Holly no es por Niall - me reí con nerviosismo - Qué va...
- Y qué viene. Venga, mírate, si hasta te has puesto roja - Holly comenzó a reírse a carcajadas.
- ¡Cállate, Holly, que no es por él! - exclamé, pero no pude evitar reírme yo también. ¿Qué me pasaba? No hacía ni una semana que tenía olvidado a Niall. Por completo. Lo había superado.
- Lo es y lo sabes. Caitlin, date cuenta de una vez, estás enamorada hasta las trancas y no puedes evitarlo - me quedé en silencio durante unos cuantos segundos, reflexionando sobre lo que me acababa de decir. ¿Tendría razón? ¿Estaría enamorada de él?
- ¿Tú... tú crees? - pregunté, cautelosa.
- Estoy segura al cien por cien - afirmó ella.
- Hoy he quedado con él... - comencé a decir.
- ¿QUÉ? ¿EN SERIO? ¡APROVÉCHALO, CAITLIN, NO SEAS TONTA! - me interrumpió, elevando la voz y haciéndome reír a mí.
- ¡Shh, Holly, no grites! - continué riéndome - No sé que voy a hacer aún...

Miré la hora que marcaba mi reloj. Las doce menos cuarto de la mañana. Tenía tres cuartos de hora antes de que llegara la hora en la que había quedado con Niall.

- Holly, mejor me voy yendo ya. No quiero que se me haga tarde - me acerqué y le di un beso en la mejilla.
- Vale, estupendo. A mi me dan hoy en alta, esta tarde vienen mis padres a recogerme para volver a Manchester. Suerte y llámame para contármelo todo, ¿vale? - asentí con una sonrisa y salí de la habitación, cerrando la puerta.

Bajé a la planta principal y volví a atravesar las puertas, saliendo a la calle. Me puse a pensar en todo lo que había hablado con Holly. Sí, Niall me había fallado. Me había dado falsas esperanzas, besándome, para después irse con otra chica, que casualmente resultó ser una de mis peores enemigas. Pero, por otro lado, no podía olvidar aquél maravilloso día en el lago con él y, sobretodo, lo bien que se portó conmigo cuando Álex no quiso saber nada de mí. Me encontraba sola, preocupada por mi prima, y él fue quién me acompañó todos y cada uno de los días de la semana a visitarla, hablaba con los médicos, trataba de hacerme sonreír, me cuidaba... y eso era algo que nunca iba a poder olvidar.

Justo en ese momento, mi móvil sonó en el interior de mi bolso. Lo saqué, era Niall.

[Conversación telefónica]

- ¡Hola Cait! - sonreí inconscientemente al escuchar su voz.
- Hola Nialler - escuché una pequeña carcajada procedente del otro lado de la línea.
- Vale, escúchame atentamente. Hay un cambio de planes.
- ¿Un cambio de planes? - pregunté confundida.
- Así es. Recuerdas que habíamos quedado en media hora en el bar-café que hay al final de la calle donde se encuentra vuestro hotel, ¿no? - como para olvidarlo, pensaba yo - Bien, quedamos en ese mismo sitio esta noche, ¿sí? A las diez.
- ¿A las diez?
- Sí. Me han surgido varias entrevistas con los chicos y me va a ser imposible poder quedar antes. ¡Lo siento muchísimo, de verdad!
- No te preocupes, tonto - reí - Quedamos a las diez, entonces.
- Perfecto. ¡Eres la mejor, Cait! - y dicho esto, colgó.

[Fin de la conversación]

Me quedé como una tonta con el teléfono en la mano. Segundos después, reaccioné y corrí de vuelta al hotel, pensando en lo que me pondría esa noche.

[Horas más tarde, a las 21:30 pm...]

{Narra Louis}

Ya estábamos todos en el bar, esperando a que llegaran las diez. Habíamos decidido hacerle una fiesta sorpresa a Caitlin, ya que al día siguiente era su cumpleaños, y sólo dos días más tarde, las chicas volverían a Manchester, por lo que también era algo así como "una fiesta de despedida". Bueno, en realidad todo había sido idea de Niall, el cual andaba de un lado para el otro comprobando que todo estuviera en orden, estresado como ninguno.

- Eh, Lou, ¿falta alguien? Por dios, dime que estamos todos ya... - comenzó a decir, pero coloqué una mano en su hombro, haciéndolo callar y tratando de tranquilizarlo.
- Niall, tío, relájate. Estamos todos ya. Tienes media hora para relajarte, porque aquí ya no hay más que hacer. Has hecho un buen trabajo - conseguí sacarle una sonrisa. Se rascó la nuca, poniéndose un poco nervioso.
- Gracias... - murmuró - Voy al baño, enseguida vengo - se excusó y desapareció de mi vista.

Miré a mi alrededor. La verdad, no éramos demasiados, pero sí los suficientes. Estaban los chicos, Amy, Lauren, Claire, la prima de Caitlin a la que le habían dado el alta hoy, un par de amigas que habían hecho las chicas durante su estancia en Londres y poco más. Sin embargo, me daba la sensación de que faltaba alguien.

Y, en efecto, en ese momento la puerta se abrió. Era Katie, que venía acompañada por Tom y por otro chico no mucho mayor que ellos, veinticinco, como mucho. Entraban riéndose a carcajadas. Katie saludó a los presentes, intercambiando alguna palabra con algunos de ellos. Y entonces me vio a mí. Se le iluminó la cara y se acercó corriendo a dónde yo me encontraba.

- ¡Louis! - me dio un beso en la mejilla. Se le veía muy feliz... algo no me daba buena espina.
- Hola Kat - sonreí, ligeramente nervioso. "Relájate, Louis", me decía a mí mismo.
- Tenía ganas de verte, tengo que presentarte a alguien - se giró y le hizo una seña a Tom y al otro chico que venía con él. Ambos se acercaron, sonriendo.
- Hola - saludé, amablemente.
- Hola Lou - Tom me sonrió.
- ¡Hola! ¿Eres Louis? Oh, Katie me ha hablado mucho de ti - me saludó el otro chico, muy efusivamente. Quizás demasiado... Un momento. "Katie me ha hablado mucho de ti". ¿Le había hablado de mí? ¿En serio?
- Espero que fueran todo cosas buenas... - solté una carcajada nerviosa - Pero... ¿tú quién eres?
- Me llamo Richard, pero puedes llamarme Ricky. Soy el novio de Tom - ¿¡El qué!? ¿El novio de Tom? ¿El NOVIO?
- ¿Qué? - pregunté confundido.
- Sí, es lo que estás pensando, somos gays - dijo Ricky, con un tono que daba a entender que estaba aburrido de dar explicaciones. Tom se rió levemente, compartiendo una mirada cómplice con Katie, para después pasar un brazo alrededor de los hombros de su novio.
- Katie, ¿podemos hablar un momento? - pregunté. Todavía seguía en estado de shock por lo que acababa de descubrir.
- Claro - esbozó una sonrisa de oreja a oreja y, tras guiñarle un ojo a Tom, me cogió de la mano.

Me arrastró hasta un lado del local, apoyando su espalda contra la pared y mirándome con expresión risueña.

- ¿Que está pasando aquí? - pregunté, después de tomarme mi tiempo meditando en lo que acababa de ocurrir.
- ¿Cómo que qué pasa? Te acabo de presentar a Ricky, el novio de Tom. No es nada malo - Katie giró la cabeza, mirándome, sin borrar la sonrisa de su cara.
- Pero... ¡yo no sabía que Tom era gay! - exclamé, tratando de no ser oído.
- ¿Y? - fue su única respuesta.
- ¡Que os besasteis! ¡Creí que estabais juntos!
- ¡No seas exagerado, Louis, no nos besamos! - rió levemente - Fue un piquito de nada.
- ¿Un piquito de nada?
- Sí, de esos que te das con tus amigos. Pero, de todas formas, ¿qué mas da? No estamos juntos, ¿no? - y después de dedicarme una enorme sonrisa se alejó de mí y se reunió con las demás chicas.

A punto estaba de ir tras ella para sincerarme de una vez por todas cuando la puerta de entrada se abrió, dejando aparecer a Liam.

- ¡QUE VIENE, QUE VIENE, QUE VIENE, ESCONDEROS TODOS, VENGA, RÁPIDO! - exclamó, asustándonos a todos, que corrimos en todas direcciones en busca de nuestro escondite. Pasaron unos diez segundos durante los que nadie dijo nada. Y, entonces, volvimos a escuchar la voz de Liam - Era broma, un simulacro. ¡Bien, chicos, lo habéis hecho bien! - y comenzó a reírse a carcajadas. Todos empezamos a protestar, yendo hacia Liam y dándole pequeños puñetazos en el brazo en plan broma.

Y en ese momento de confusión, la puerta de entrada volvió a abrirse sin que nadie se diera cuenta...

domingo, 2 de septiembre de 2012

Capítulo 37.

Aclaración: Antes de nada, quiero avisar que no tengo NADA en contra de Caroline. No la odio, ni mucho menos, simplemente es un papel que le estoy dando en mi novela.
Gracias por leer, y espero que os guste el capítulo.
Twitter: @myhoranwish
PD: Os agradecería que votarais en la encuesta que hay a la derecha de la página. Gracias :)

{Narra Niall}

Salí de la cafetería después de recibir la llamada de Caitlin. Se le notaba muy afectada a través del teléfono, puesto que rompió a llorar nada más escuchar mi voz. Traté de tranquilizarla, haciéndole saber que la ayudaría en todo lo necesario, para después cortar la comunicación y salir corriendo, literalmente, del café. No sabía lo que ocurría, pero como alguien le hubiera hecho daño no respondería de mis actos.

Corrí hasta la calle que me nombró durante la conversación telefónica y por fin, la vi. La vería en cualquier sitio, haya una o mil personas más. Ella destacaba entre la multitud. Aminoré el paso, pero me acerqué a ella con rapidez de todas formas. Se encontraba con la espalda pegada a la pared de un edificio, de pie, agarrando fuertemente su móvil con la mano derecha y con la mirada perdida en algún punto del suelo.

- Caitlin - la llamé lo suficientemente alto como para que me escuchara ella y lo suficientemente bajo para que nadie más pudiera oírlo. Ella se volvió hacia mí, como saliendo de un trance y me observó mientras terminaba de recorrer el último y pequeño tramo que nos separaba. Y después, sin decir nada, me abrazó y empezó a llorar. Yo la rodeé con mis brazos mientras con mi mano derecha acariciaba suavemente su espalda y, de vez en cuando, depositaba pequeños y cariñosos besos sobre su pelo - Eh, venga, no llores - susurré en su oído, pasado un rato. Ella enterró la cara en mi cuello. Ya no lloraba - Vamos a sentarnos allí - señalé un banco - y me vas a explicar con calma qué es lo que ha pasado, ¿vale?

Caitlin se separó lentamente de mí, dejándome ver su rostro colorado y bañado en lágrimas, para después asentir y caminar a mi lado hasta llegar al banco. Ambos nos dejamos caer casi a la vez en él.

- Tengo que pedirte un favor - comenzó a decir las mismas palabras con las que había empezado durante la conversación telefónica.
- Ya sabes que te ayudaré con lo que sea - aseguré. Ella asintió y se tomó un par de segundos antes de empezar.
- Cuando iba de camino a la cafetería donde habíamos quedado mi madre me llamó. Mi prima Holly ha tenido un accidente de tráfico y... - más lágrimas amenazaban con deslizarse por sus mejillas, pero Caitlin las reprimió - está gravemente herida en un hospital, en Londres. Holly es como mi hermana, es dos años mayor que yo, pero si le pasara algo, y-yo... yo no sé que haría, hemos vivido siempre muy unidas, y...
- Vale, vale, no sigas, ya está - la hice callar, de una forma muy suave, intentando que no rompiera a llorar de nuevo. Acaricié dulcemente su mejilla con un dedo - Ahora vamos a ir a ver a tu prima al hospital y ya verás como los médicos nos dicen que se recuperará. Yo estaré a tu lado, todo va a ir bien. Pero eso sí, prométeme que no vas a llorar - la miré a los ojos - Prométemelo.

Ella hizo una pausa de unos largos segundos, segundos durante los que subió su mirada para fijarla en mis ojos y segundos durante los cuales me perdí en ellos. No tardó mucho más en romper el silencio.

- Te lo prometo.

[Un poco antes...]

{Narra Harry}

El sonido insistente de alguien tocando el timbre de mi casa comenzaba a perforarme los oídos, así que opté por levantarme. Con un ojo todavía medio cerrado, observé el reloj-despertador que descansaba sobre la mesilla de noche. Todavía eran las nueve y cinco, pero con Paul no había quedado hasta las diez. ¿Quién sería y qué narices querría de mi a estas horas de la mañana?

Bajé las escaleras dando tumbos, tratando de no caerme y llegué hasta la puerta principal. La abrí de golpe, con los ojos medio cerrados, así que no pude ver quién era.

- ¿Qué ocurre? - pregunté al aire, en medio de un bostezo.
- Harry, soy yo - abrí los ojos de golpe al escuchar la voz de Lauren. Pero no era su tono habitual, no. Parecía enfadada.
- ¡Lauren! ¿Qué haces aquí a estas horas? - pregunté. Ella no respondió, si no que me miró de arriba a abajo, enarcando una ceja después. La imité y bajé la mirada para observar mi cuerpo. No llevaba nada encima, a excepción de los bóxers. Gracias a dios que anoche no me había dado por dormir desnudo...
- Venía a pedirte perdón por cómo me había marchado de aquí ayer y tenía pensado que desayunáramos los dos juntos - sonreí levemente. Aquella jovencita me tenía loco. No se podía ser más adorable. Iba a contestarle pero ni siquiera me dio tiempo a eso - Pero cuando fui a comprar el desayuno me he encontrado con esto - y me plantó una revista delante de la cara.

La cogí y me puse a ojear la portada, que decía, en letras bien grandes:

"STYLES Y FLACK, ¿NUEVO ROMANCE A LA VISTA?"

Y una foto de Caroline y mía. ¿Qué? No me podía creer lo que estaba leyendo. Como pillara al cabrón que había escrito eso sobre mí...

- Lauren, esto es mentira... - comencé a decir, apartando la mirada de la revista.
- ¡Para, Harry, no sigas! - me interrumpió - ¡No quiero que sigas mintiéndome! Ahora que lo pienso, todo encaja. La llamada de ayer, la supuesta "Carly", tu reunión con Paul... y ahora esto, que sólo sirve para confirmar lo evidente. Sigues enamorado de Caroline, ¿verdad? Yo sólo fui una distracción para ti. Si es que no se puede ser más tonta, tendría que habérmelo imaginado... ella es ya toda una mujer, pero yo... ¿yo que soy? Una chica más, una del montón, de sólo diecisiete años. Tendría que haber imaginado que tarde o temprano pasaría algo así...
- Lauren, para. No sigas diciendo cosas que no tienen ningún sentido. ¡Esto, - señalé la portada de la revista - no son más que mentiras! Tú bien sabes lo que a la prensa les gusta inventar. ¡Tú lo sabes! Yo te quiero a ti, Lauren, te quiero desde el primer momento en el que te vi. Créeme, por favor.
- ¡Cállate! No quiero escucharte. No quiero volver a tener nada que ver contigo, ¿me oyes? ¡Nada! - Lauren se dio la vuelta y se marchó corriendo por la calle. No hizo caso a mis gritos ni a mis súplicas, no me hizo caso. 

Me di la vuelta y volví a entrar en casa. Le di una patada a la puerta, que sirvió para cerrarla con un sonoro portazo y para romperme, al menos, tres dedos del pie. Grité. Rompí la revista, la tiré al suelo. Ya está, la había perdido. La había perdido por los putos rumores de siempre, esos que ya me tenían harto... y luego estaba ella, confundiéndome.

[Flashback]

Observé con impotencia como Lauren se alejaba al final de la calle. Eres estúpido, Harry, un completo imbécil. Deberías haberla acompañado. Eso es lo que habría hecho un buen novio. Pero está claro que no dejas de ser un niño...

Cerré la puerta de casa y cogí mi teléfono móvil, que había guardado minutos atrás en el bolsillo de mi pantalón, justo durante mi discusión con Lauren. Abrí la agenda de contactos. Buscar. Caroline. Llamar.

- Hola - respondió una voz seductora al otro lado de la línea.
- Te tengo dicho que no me vuelvas a llamar. Que me olvides. Búscate a otro, Caroline - dije secamente.
- Oh, parece que alguien está de mal humor. ¿Qué pasa, que tu querida novia a descubierto que en realidad sigues enamorado de mí? ¿Que en cuanto te sientas necesitado vendrás a acostarte conmigo? Tarde o temprano ocurriría, Harry, y yo te avisé - menuda zorra. ¿En serio había estado enamorado de ella?
- Ninguna de esas cosas que dices son ciertas y lo sabes. Estuve mucho tiempo enamorado de ti, lo reconozco y tú lo sabes. Pero también sabes que lo nuestro terminó y yo ahora quiero a Lauren. La quiero más que a nada en el mundo, más de lo que nunca había querido a nadie. Nunca se me pasaría por la cabeza engañarla y mucho menos contigo. Y eso también lo sabes. ¿Por qué te empeñas en intentar estropear nuestra relación? ¿Por qué no te buscas a alguien que te quiera por lo que eres, pese a que eso sea difícil, y terminas de satisfacerte con él? Déjame en paz. Deja de meterte en mi vida y, sobre todo, deja de intentar joder la de Lauren - y dicho esto, colgué.

Pensé que no se cansaría, que ya que había empezado, ahora estaría toda la noche llamándome pero, para mi sorpresa, no volvió a molestar. Me dejó solo, pensando en Lauren.

[Fin del flashback]